Fundación Ananta

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José María Márquez: El amor es el valor más rentable

El director de África Directo recomienda seguir la propia leyenda personal

26-May-2007. Licenciado en Económicas y en Derecho, el director de la ONG África Directo (www.africadirecto.org), José María Márquez, se rindió a su leyenda personal a los 30 años.
Después de ser voluntario con la Madre Teresa en Calcuta (India) durante seis meses, África le terminó de mostrar su camino. Y le regaló una certeza para siempre: el valor más rentable es el amor.


Una tarde, en Malawi, mientras observaba a una salamandra aplastada por la canícula en la pared,
tuvo una revelación. El reptil, teñido por los últimos rayos de sol de un rosa anaranjado idéntico a
su entorno, consiguió sin proponérselo que una mosca, confundida y dócil, se le entregara
espontáneamente como alimento. Así, sin condiciones. Imposible haberla cazado. No había que
afanarse, apresurarse ni buscar; bastaba con permitirse ser.

Desde que hace diez años levantó allí un hospital para niños desnutridos, África Directo
contribuye con el desarrollo de proyectos de salud, educación y alimentación en 17 países
africanos. Treinta delegaciones en España propician las donaciones, a cuya calidad en todo el
recorrido José María Márquez presta mayor atención aún que a las cuantías.

Cree que la felicidad de dar es algo universal, aunque debe experimentarse en primera persona
porque es invisible y no se puede explicar. Pero se atreve, como economista, a garantizar que el
amor rinde al cien por cien. Esa es una de las razones por las que defiende el factor vocación
como irrenunciable en las ONG, y lamenta que la corriente de profesionalización sacrifique en
ocasiones la dimensión de la trascendencia y de pensar a largo plazo.

Jesucristo es un referente en su vida, y de Buda aprendió, entre otras cosas, que la felicidad está
en la presencia durante la acción y no en los resultados, pero tan validos le parecen los
testimonios de Gandhi o de Mahoma. No necesita imágenes ni ritos para acercarse al Dios de
amor en el que cree y, como Anthony de Mello, al que cita con frecuencia en sus respuestas, ve la
religión como el dedo que apunta la luna: un medio y nunca un fin.

En Malawi, adonde llegó dejando atrás el reconocimiento y el brillo de un codiciado puesto
laboral en un banco, se encontró con su familia, porque fue allí donde conoció a la que hoy es su
mujer y madre de sus cinco hijos. Ahora viven en España. Lo relata con la misma naturalidad y
convicción con la que denuncia la contradicción absurda de acumular riqueza para unos
herederos a quienes se deja un Planeta enfermo de injusticia social y carente de recursos.

Fundación Ananta: ¿Cuál es el motor que inspira a África Directo?

José María Márquez: Hace 2.000 años hubo una persona que estaba por encima de su cuerpo, de su
ego, que supo que tenía que trabajar por los demás, que se tenía que ir con los leprosos. No se trata
tanto de decir "soy el gran maestro" ni de estar en un templo. Buda, Gandhi o Mahoma, cada uno en
su cultura, ha dado también un ejemplo de amor. Es lo que estamos intentando hacer: ayudar a
quienes lo necesitan.

FA: En la práctica, ¿Qué objetivos buscáis?

JMM: Donde detectamos la necesidad, vemos la manera de ayudar a crear el mínimo que permita a
la gente buscar su felicidad; desarrollamos proyectos de salud, de educación de agricultura, de
nutrición, pozos de agua... para que puedan desarrollarse como personas. No diseñamos un plan
estratégico en España, sino que escuchamos y atendemos las necesidades que nos manifiestan
desde allí a través de gente de allí, de misioneros que hablan su idioma...

FA: La logística siempre a partir del compromiso vocacional...

JMM: Siempre buscamos comunidades locales comprometidas. Creo que un problema de las ONG
de hoy es la mal llamada profesionalización. Puede haber ayudas económicas, porque la gente tiene
que vivir, pero lo que hace que funcione es la vocación de dar, de escuchar. Está muy bien
profesionalizarse en cuanto a ser serio, pero no a costa de la vocación. De igual manera, una
empresa sólo funciona si el empresario tiene fe en su proyecto, o la mejor educación no la da un
profesor profesional sino un maestro vocacional. En las ONG lo más importante es el amor, así
como la mejor amante no es la prostituta más profesional sino quien más te ama y a quien más
ames.

FA: ¿Hay que colocarse lejos del mercado?

JMM: Si Jesús se enfadó un día de verdad fue cuando se encontró el templo lleno de mercaderes.
Al final, la contaminación económica puede hacer mucho daño a la parte espiritual de cada uno de
nosotros; contra eso hemos reaccionado y hemos querido ser austeros y transparentes. Nadie vive
del aire, pero se trata de que sea gente vocacional. Lo que puede en el mundo de la cooperación es
la trascendencia. Hay mucho mercenariado, como cuando el Real Madrid compra a unos jugadores
“galácticos” que tienen unos objetivos profesionales muy diferentes a los de sus aficionados, y eso
aquí no funciona. Lo que se necesita es gente que crea en un sueño, que sienta la energía de querer
hacer algo trascendente.

FA: ¿Cómo puede evaluar la sociedad la labor de una ONG?

JMM: Igual que en el sector público, el de la ayuda humanitaria no tiene evaluadores, porque el
pagador es distinto que el que consume el producto, por eso existe la trampa: puedes vender favores
a un ayuntamiento y forrarte. En África directo queremos defender que el mercadeo no pueda
comprar el amor. Sólo nuestro corazón puede regular y evaluar nuestra implicación.

FA: ¿Crees que se puede funcionar desde esos mismos parámetros siendo empresario?


JMM: Bill Gates ha demostrado que ha fabricado un producto que facilita la vida y que ha
transformado las comunicaciones, y ha llegado a ser el hombre más rico del mundo sin haberlo
heredado. Pero después de eso, ha decidido dar una trascendencia a su vida. Si consigue ayudar a
combatir el sida o la malaria, eso sí que es un added value en su vida. Le va a hacer crecer y le va a
dar verdadera alegría. Y lo que es seguro es que dentro de mil años nadie recordará el nombre del
que hoy es el más rico, como no recordamos ahora quién lo era en el año 1007. Pero sí se recordará
al que ayudó a millones de personas, y su sola memoria producirá una verdadera emoción y un
ejemplo a nuestros descendientes.

FA: ¿A dónde conduce la carrera por ganar dinero?

JMM: Es muy contradictorio querer tener suficiente para dejar en herencia bienes materiales,
mientras estás contribuyendo a dejar en heredad un Planeta que no va a permitir la felicidad, por
falta de fruta, de agua...de justicia o de paz. El dinero complace al ego, y por lo tanto parece un fin
en sí mismo, pero no lo es. Es normal que un empresario piense en la cuenta de resultados, pero ha
de darse cuenta de que eso a su vez tiene que servir para invertir, para beneficiar, para producir
felicidad, colaboración...es solo un medio. En las ONG, también nos podemos confundir a causa
del ego, con un afán de darnos a conocer. Somos un intermediario, el fin es el beneficiario y no la
organización.

FA: ¿Hasta qué punto son interesantes las ayudas no económicas?

JMM: Estamos promoviendo que la gente nos de una ayuda "simpa" (sin pagar). Cada uno, desde
su habilidad, desde su profesión, desde la propia empresa...esas ayudas son tan importantes como
el dinero o más. Por ejemplo, nos hacía falta la colaboración de un notario para dar curso a las
exigencias burocráticas crecientes que nos impone la Agencia Española de Cooperación
Internacional (AECI), o de una gestoría... Y uno de nuestros donantes principales y con más
potencial, la gestora de patrimonios Bestinver, nos ofreció recaudar fondos por medio de un Fondo
de Ayuda para África. Y les hemos pedido que también nos ayuden con la administración de esos
certificados de donación, cosa que están haciendo con verdadero compromiso e implicación.

FA: ¿Alguna otra experiencia reseñable con ese tipo de ayudas "simpa"?

JMM: Por ejemplo, la Agencia de publicidad que trabaja para nosotros gratis, Sra Rushmore, ha
estado en la final de Cannes con uno de nuestros anuncios, les ha ido de cine; creo que todos ganan,
se crea una corriente de buena voluntad, de abundancia y de éxito. Pero no se trata de hacerlo para
ganar méritos y que te venga la suerte. Creo que es algo a experimentar, porque es invisible y no
puede explicarse.

FA: ¿Uno siente cuándo debe colaborar?

JMM: Así es mi experiencia. Cuando yo me fui sólo a África, todo el mundo pensaba que se me
había ido la olla; rompí con mi carrera profesional, con mi novia, parecía que estaba echando mi
vida por la ventana... Sin embargo, lo que sabía lo apliqué para proyectos humanos, y allí me
encontré con mi familia porque me encontré a otra voluntaria que estaba allí y que no me la habría
encontrado de otro modo, que es mi mujer y la madre de mis cinco hijos. Todo eso es por seguir la
leyenda personal. Si no sigues tu leyenda personal es difícil que crezcas espiritualmente o que te
dirijas a los campos donde te puedas activar más.

FA: ¿Todos tenemos una leyenda personal?

JMM: Cada uno tiene su propio camino. Me acuerdo que en la casa del voluntario en Malawi, había
una salamandra intentando comerse una mosca y era imposible. Me fijé en que la salamandra se
quedó tranquila cuando empezó a atardecer y a ponerse todo rosa anaranjado, la salamandra y la
pared, la mosca se despista, no distingue, se va a posar y la salamandra se la come tranquilamente.
El raciocinio podía haber dicho al a salamandra: tienes que correr, tienes que ganar, ¿no te das
cuenta? Te vas a morir de hambre... No habría conseguido nada; lo logró por dejarse llevar por su
ser, por su esencia natural...

FA: ¿Esos son los talentos?

JMM: Eso es. Si no damos curso a nuestra esencia, dejamos que nuestros talentos permanezcan
escondidos; y eso es una pena porque al final se marchitan; hay que invertir en mejorarlos. Invertir
tiempo, dedicación, bondad, amor... puede ser mejor que invertir dinero. Si con dinero te vuelve un
cuatro por ciento, con amor te dan un cien por cien; realmente no es un gasto. Como economista lo
veo muy claro, pero es una apreciación de cada uno y la gente no puede darse cuenta hasta que no
lo pone en práctica.

FA: ¿Es eso universal?

JMM: Yo sí lo creo, pero no quiero estar en posesión de la verdad. En oriente aprendí a basar la
felicidad en el momento de la acción; si la basas en los resultados, estás perdiendo el tiempo.
Desarrolla la acción lo mejor posible y si el resultado es otro, hay que aceptarlo. Y durante la
acción, se disfruta mucho más si viene del amor que si viene del odio. Lo dice cualquiera que lo
haya probado.

FA: ¿Conviene entonces el bien, en cualquier caso?

JMM: No me gusta la cultura de la estampita, de pedirle a la Virgen que no te pase nada porque has
sido muy bueno. Quizá el fruto de seguir tu camino es que te mueras, pero no importa. Tú eres
energía; si tu cuerpo muere, se libera tu energía para hacer otras cosas, y esa energía ha crecido.

FA: ¿Somos realmente responsables de lo que ocurre en el sur?

JMM: Les estamos mandando muchas veces nuestra basura económica, ideológica, tecnológica y
que tienen que tragar con ella. Les digo siempre a los voluntarios que cuiden su actitud porque los
africanos pueden tender a copiarles todo. El propio sida se propaga porque existen las
comunicaciones... Vienen en cayucos jugándose la vida porque, por la televisión creen que todos
tenemos un descapotable, una novia guapísima y un ático con vistas al mar, estamos exportando
deseos y frustraciones... debemos ser más conscientes. Y las semillas transformadas
genéticamente que les estamos enviando, que no pueden autoreproducirse, les está haciendo
dependientes de nosotros; estamos creando mercado en un mundo de hambrientos...

FA: ¿Qué opinas de la actitud del primer mundo hacia la inmigración?

JMM: No se puede decir “yo quiero ser uno contigo porque eres muy guapa y me apetece”, pero en
cuanto tengas un niño, el niño es tuyo. No puede ser que les estemos exportando productos que les
estemos contaminando, que haya un mercado libre de capitales, de todo tipo de mercancías, que
esquilmemos sus aguas con capturas masivas de pescado; que dejemos fuera de mercado el precio
de su grano, que todo valga... y que pretendamos que el ser humano no se mueva.

FA; ¿Qué propones?

JMM: Un trabajo serio, de desarrollo, de justicia real en esos países. Incluso el terrorismo
internacional existe porque existe la información global. Y tiene unas simientes: si atacamos Irak
diciendo que ahí va a haber un arsenal nuclear y luego no lo hay; hay que bajarse los pantalones,
pedir perdón, decir que te has equivocado, retirarte... Lo que sea menos seguir acrecentando la
pelota de odio, porque está claro que el odio se va a venir contra ti. La justicia conlleva justicia, el
odio conlleva odio, y depende de lo que quieras exportar, eso es lo que te va a venir de vuelta. Es
como un frontón. Vamos a llevar desarrollo real y la gente va a estar tranquila. Si vivo en África y
tengo la posibilidad de que mis hijos vayan a una escuela y puedan comer, pues no hace falta
meterme en un cayuco; pero claro, si no tengo esperanza...

FA. ¿Qué te parece la propuesta del 0,7?

JMM: No lo apoyo incondicionalmente. Prefiero un 0,3 de calidad que un 0,7 para guardar las
apariencias, dando sueldos europeos, desarrollando proyectos que nos enriquecen a nosotros
mismos... Vamos a no poner un número a todo, hay cosas más importantes, como ayudar cuando
de verdad lo sintamos, de corazón y sintiéndonos a gusto.

FA: ¿Crees que la intención marca todo?

JMM: Sí, absolutamente. En Malawi vino al hospital una señora caminando 70 kilómetros pese a
tener mucho más cerca otro, llevado por médicos alemanes, mientras el nuestro estaba atendido por
medical asistants, una figura parecida a los ATS. Cuando le preguntamos el motivo, era porque en
el otro centro la gente le gritaba. La razón no cura, cura el corazón, así que con nosotros, donde le
cogían la mano y ponían toda la intención en su sanación, la curación ocurría. Aquí creemos en los
títulos, pero hay que sanar con la actitud también.

FA: ¿Qué evolución ves en la religión?

JMM: Me considero creyente porque creo en Dios, porque creo en el amor. Y nací en un país de
cultura católica. Pero la religión no es más que un medio para llegar al amor, para entender el amor,
que es lo importante. Cuando llega un Jesucristo y dice que al que te pida la túnica, regálale
también el manto; y al que te fuerce a acompañarle una milla acompáñale dos, y a poner la otra
mejilla... ¿eso como se puede entender? Es la violencia del amor... Te doy dos, igual tú das luego
tres... pero luego vienen los mandamientos y el pecado, y la virginidad... Quizá en un momento
hizo falta y gracias a eso creció el cristianismo, pero igual es momento de ver las cosas un poco
más en abstracto. Yo ahora entiendo a Dios sin imágenes ni ritos.

FA: Pero las imágenes y los ritos siguen muy vigentes en algunos ámbitos

JMM: A veces viene muy bien. Pero cuando se pegan de tortas porque su virgen es la más guapa, es
porque no han entendido nada... es como cuando colgaron a los asesinos de Gandhi: si lo
respetaran, se darían cuenta de que mataron sus ideas junto a sus asesinos. Anthony de Mello dice
que la religión es un dedo apuntando a la luna: unos mirarán el dedo embelesados, otros discutirían
sobre qué dedo sería el más apropiado, y otros cogerían el dedo para sacarse los ojos. Solamente
los más espirituales contemplarían la luna para estupor del resto. Cuando dejemos de ver la religión
como un fin desaparecerá el fanatismo y el odio.

Fundación Ananta

 

Paniagua: Cada uno tiene que encontrar la forma de llegar a lo más alto de sí mismo

 

Fidel Delgado: El sentido del humor es un sensor de la salud

Un psicólogo clínico metido a "titiripeuta"

28-Feb-2007. El psicólogo clínico Fidel Delgado, que se autodefine como un “titiripeuta” y que imparte cursos de formación con títulos como “Déjate en paz” o “Los juegos del ego” valiéndose de recursos y utensilios propios de un payaso, cree que el sentido del humor es algo muy serio: “sentir el humor” es tener sensibilidad para detectar cómo nos encontramos. Conocer la calidad de nuestro humor, del fluir que nos conecta con nosotros, con los demás y con el Todo es, en definitiva, salud.


En una entrevista con Fundación Ananta, Fidel Delgado asegura que -como organismo individual o como organismo-empresa- hemos de tener muy activos esos sensores y escucharlos, y no tratarlos de adormecer, como hacemos a veces por miedo. Y también por miedo, asegura, cerramos la ventana al Espíritu para impedir que nos sacuda…

Cree que comprender que estamos en la vida “de servicio” nos conecta “con el lado servicial de la vida”, que es un lugar de buen humor, mientras que si vamos buscando reconocimiento, poder o dinero, nos acompaña el miedo, el bloqueo, el mal humor. En la misma línea, defiende el cultivo de las artes del silencio y el desapego.

Recién casado a sus 60 años, ha estudiado el camino de Carlos Castaneda y habla de Jesús con una devoción lúcida y contagiosa; ha practicado yoga y zen, esto último en ocasiones de sol a sol; ha vivido en una comuna durante casi siete años, y empezó a dar cursos de formación por los hospitales mientras vivía itinerante en una roulotte. Todo, después de renunciar a su plaza como psicólogo adjunto al Departamento de Psiquiatría en la Ciudad Sanitaria de la Paz, de Madrid, hace ahora 26 años.

Desde entonces la vida se ha ocupado de él y le ha empujado a explicar a los demás que sólo somos parte de algo que nos supera, y que no tenemos nada que temer.


Fundación Ananta: ¿Alguna recomendación para las empresas, en relación con el sentido del humor?
Fidel Delgado: El humor está en todo porque la vida es fluida, así que hay que prestar atención a sentir ese fluir. Para un organismo es importantísimo que los sensores que tiene instalados estén sensibles. Y cuando dan señales de que todo va bien, el efecto es la alegría, los buenos resultados de negocio… Si, por el contrario, algo chirría o surge algún conflicto, sentirlo cuanto antes es indicativo de salud, de higiene mental. El buen rollito, una cena, un brindis, es sólo un producto –o un subproducto– final. Es mucho más urgente percibir cómo están las cosas y, a medida que se arreglen, brotará el bienestar tranquila y espontáneamente.

FA: ¿Se le presta atención suficiente a la sensibilidad?
FD: En muchos casos, se tiende a amortiguar esos sensores, a bajarles la sensibilidad porque molesta que avisen de que algo no funciona. Ha habido grandes crack que se podían haber pre-sentido, pero en los que han funcionado mecanismos de defensa por encima de las alertas. Sin el sentir, las empresas se mueren porque empiezan a trabajar en vacío; no saben si están en buena relación interna y con el entorno, ni si responden a una necesidad real de mercado. Cuando un organismo no sabe -no siente- cuál es su relación consigo mismo y con la vida, se vuelve autista; y dura lo que le dura la pila, los recursos… luego se va quemando la gente, se va quemando el sistema… y crack. Eso viene muy bien a todos los que trabajan patologías… se le da mucho trabajo a un coach, a una consultora; los cirujanos del cuerpo y de empresas acaban teniendo que acudir simplemente porque estaba anulada la sensibilidad.

FA: ¿El mobbing se encuadra en ese contexto?
FD: El mal humor organizado y rentabilizado da lugar al mobbing: me entretengo en chinchar al otro sin que se note; es un estímulo muy tóxico pero muy estimulante; es perder el sentido del servicio y convertir el trabajo en algo que sirve para mis cosas: un poquito de poder, un poquito de creatividad contra otro… que producen satisfacciones perversas. Todo eso entra en la gama del mal humor, del miedo. La gente que acosa o que busca negocio a costa de otros, está llena de miedo porque se teme lo mismo de los demás.

FA: ¿Cómo se puede combatir?
FD: Estar “de servicio” me permite estar con el lado servicial de la vida, en el buen lado. Si ya directamente salgo de casa a mangar, la alerta sobre que me manguen a mí es desde antes de salir. Yo creo que todos tenemos instalado el miedo, pero una vez que lo reduces funcionalmente, permites que afloren otros motores humanos que son mucho más crecederos y mucho más gratificantes, pero es muy fácil caer en la tentación de tocar el miedo para mover al otro. El sentido básico que aglutina a una empresa se mantiene a base de comunicación personal. Conviene que el grupo se autoevalúe con la referencia de un organismo humano: ¿Hay cabeza? ¿Hay corazón? ¿Se come? ¿Se descansa? ¿Estamos en guerra o en paz? ¿Qué tal con otros clanes? ¿Hay risas? ¿Hay juego?... eso es lo saludable.

FA: En función de esos parámetros, ¿cómo es la salud completa?
FD: Nuestra medicina presta atención a lo somático y vive básicamente de la química, pero conviene detectar si el desequilibrio en la salud viene por la nutrición más básica o por el alimento en el sentido más sutil –emocional, mental, espiritual…-. El sentido del humor me permite darme cuenta de que, por ejemplo, la razón de mi enfado es que no descanso. ¿Tú te has dado cuenta de que no se habla en ningún sitio del arte de descansar? Todo el mundo toma pastillas para descansar, y coge días de descanso pero nadie sabe descansar. Necesitamos dejar de meter tontunas en la cabeza, que pare la mente, descubrir el gusto por el silencio y desde ahí llegar a la lucidez, al equilibrio, a lo más profundo, que es lo que nos lleva a la solución real de los conflictos.

FA: ¿Tan importante es el silencio?
FD: Todos paramos al final del día cuando ya no podemos más, pero es necesario el reposo de actividades, de deseos, de búsqueda constante de estímulos. Un descanso profundo, decidido, buscado, querido, es un arte, pero como no consume nada, no se vende en ningún sitio. También a veces estamos de mal humor por estar sometidos a demandas de mucha gente, que son al final nuestros propios deseos, y no sabemos cómo renunciar. Soltar y desapegarse tiene mucho que ver también con el buen humor; ya ves, soltar, callar, y no precisamente reírse, jugar, hacer, hacer, hacer…

FA: ¿Y cuál es la importancia de la risa?
FD: La risa sólo puede florecer cuando el organismo está bien dentro y no tiene temor de fuera. Cuando ves reírse a alguien o tú te puedes reír, tu cuerpo entero dice: “estamos bien, estamos tranquilos, no hay peligro, nos podemos reír”. Hay gente que se cree que si se ríe pierde defensas, pero es al contrario, el mensaje es: “estoy tan seguro que me puedo reír hasta de mis propios agujeros”. Básicamente se abre la comprensión y, sobre todo, se abre el corazón a que el de enfrente no es enemigo; por eso sería bueno hacer unas risas antes de empezar cualquier encuentro, porque nos hace saber que los que estamos ahí no nos tenemos que andar vigilando de reojo.

FA: ¿La risoterapia tendría esa función?
FD: La risoterapia tiene connotaciones que a veces son muy descargantes de tensión, muy funcionales. Por esa vía, gente desconocida, después de reírse un rato, sabe que ninguno es peligroso. Pero el buen humor que deberíamos intentar promocionar en nuestro entorno y en nosotros es ése que brota de estar confiado en mí y en los otros, no necesariamente con ingeniosidades ni risas.

FA: ¿Es aplicable todo esto a la relación entre las empresas?
FD: Estamos en el terreno de la utopía ideal, pero hasta que no lleguemos allí, andaremos chirriando. Aunque está establecido, como consenso general, que el mundo de la empresa es un mundo de lobos, la gente que tiene valores menos agresivos y egocéntricos no se tiene que gastar la mitad del presupuesto en defensas, ni la mitad de las reuniones en control miedogénico; y puede dedicarse a crear y servir.

FA: ¿Es más fácil en las empresas pequeñas?
FD: Las grandes que mejor conozco, la sanidad y la educación, no generan ni lo uno ni lo otro: los hospitales no funcionan principalmente movidos por la voluntad de sanar enfermos ni los colegios están volcados en la formación de los muchachos.

FA: ¿Las instituciones han olvidado su misión?
FD: Incluida la religiosa… se trataba de dar de comer al hambriento y de beber al sediento, y nos ponemos a hablar de las células madre y de si es ético o no es ético… Muchos ya nos hemos operado del miedo al infierno; Jesús venció a la muerte, venció al miedo y enseñó cómo amar.

FA: ¿Hasta dónde es válido el mensaje cristiano?
FD: Quien movió a Jesús nos mueve a todos, Jesús se dejó mucho mover; me parece un buen modelo de dejarse mover por el Espíritu. A él le tocó hacer lo que le tocó hacer y ahora toca lo que toca. El modelo no es a fotocopiar sino a dejarse inspirar. Lo delicado de los arquetipos cristianos es que a algunos les produce sarpullido. Cuando hay alergia a alguna cosa, conviene que no la pongas encima de la mesa. Si me hace falta, puedo hablar del Hijo Pródigo sin citarlo, como hacía él, con metáforas, parábolas, semillas que prendan y que no desencadenen la alergia que han generado los abusos religiosos.

FA: ¿Mejor ir a la esencia, sin poner nombres?
FD: La esencia del asunto es dejar la ventana abierta para que sople el Espíritu, quitar el miedo a que el viento me acatarre en vez de que me inspire. Jesús sólo tenía el mandamiento de no tener miedo (“Yo he vencido a este mundo”). Quizá la primera traducción de evitar el mal humor es cuidar no meter miedo, que es muy tóxico. Una de las grandes irritaciones de Jesús fue en ese sentido, cuando dijo que quien hace tropezar a alguien, o mete miedo alguien, mejor que le pusieran una piedra al cuello y le echaran al río. Sin embargo, hay grupos que utilizan el miedo envuelto en palabras cristianas.

FA: Si fuera más fácil de esquivar, no estaríamos hablando tanto de miedo...
FD: Hay gente que le resulta imposible saber que está repartiendo mal humor y malos miedos a los demás, porque ni se dan cuenta de que ellos lo tienen, creen que esa es la verdad. Hay emisoras de radio especializadas en meter miedo, y el miedo mueve y se contagia y transporta mucha rabia. Hay que vigilar el miedo al miedo y reconocerlo cuando venga para poderlo parar antes de que me invada como una infección.

FA: ¿Eres partidario de un gesto desde los poderes públicos para combatirlo?
FD: El miedo hay que resolverlo en la más estricta intimidad. Es una vibración de una frecuencia bajísima pero muy contagiosa. Deberíamos aprender a recortar los miedos a su función básica bioprotectora. Otros miedos manipulados por la mercadotecnia agobian la vida con necesidades fantásticas y reales: “me tienen que querer y comprender todos”, “tengo que ser joven siempre”, “todo el mundo se ríe mis pelos… o de su ausencia”.

FA: ¿Existe también miedo a la escasez? ¿Está fundamentado?
FD: Cuando la lucidez crece, va disolviendo los problemas: uno es la escasez. Hay de sobra para todos y hay que repartir mejor. No habría hambre si repartieran los de máxima conciencia porque basta con un poquito de comida, un poquito de casa y un poquito de quererse… Pero si lo hacemos con esta cabeza, con este corazón forrado de miedos y que no se atreve casi a palpitar en sintonía con la vida, y con estos prejuicios…

FA: ¿Cuál es el secreto del éxito de un curso?
FD: La consciencia que mueve una reunión nos mueve a todos y no sabes por dónde va el remolino; intentar saberlo, pensar que ya sabes cómo, es exactamente donde restringes el Misterio. Este asunto es fundamental para perder toda angustia o prevención con el famoso público. Prepárate lo que tú quieras, pero lo que van a oír es lo que tienen que oír. No restrinjas nada por temor; cuando crees que depende de ti, ya has reducido todo el potencial de la vida. Y eso no es solo para hablar en público, es para vivir. Eso incluye aceptar que la cosa salga aparentemente mal, y también implica soltar la idea de que si no fuera por nosotros, algo no funcionaría..., eso hace revisar la responsabilidad hacia gente cercana, como los hijos…No tenemos tantos méritos como creemos…ni culpas… Y si lo llevas todo controlado, no dejas que la vida te sorprenda.

FA: Resulta muy tranquilizador, pero habrá que poner al menos la intención…
FD: Estoy atento a intentar hacer metáforas tangibles para hablar de lo intangible, juegos para comprender; cómo aterrizar lo que no es terreno pero que hay que pillar en esta tierra, que para eso hemos venido… Pero soy testigo de grandes contrasentidos, como el director de un centro de terapias que tiene un estrés espantoso porque se cree que tiene que controlar todo el rato. Irse liberando de la angustia supone confiar en la vida. En los cursos que organizo en Gredos, mi mujer cocina lo mejor que sabe, y yo, también. A partir de ahí, que sea lo que Dios quiera.

FA: Una frase para cerrar…
FD: Mejor, para abrir: cuando uno mantiene contacto con el impulso profundo que le sostiene haciendo algo, descubre que es empujado a dar de sí sin límite. Cuando te das cuenta de que ese motor viene de muy atrás y nos supera por delante con mucho, la acción se produce confiadamente, sin trajín desquiciante, obligación culposa ni esfuerzo angustiado.

La Redacción
Fundación Ananta




 

Manzanera: La evolución completa pasa por intentar ayudar al mayor número posible de personas

El profesor de meditación comparte en esta entrevista su sabiduría y su luz


27-Mar-2007. Su conocimiento de la espiritualidad oriental y occidental le colocan en una privilegiada atalaya. Gestiona con inteligencia y prudencia esa ventaja. Sus doce años de monje en Nepal, India y Francia, le han dejado poso de sabiduría, pero no de nostalgia.
Dejó el monasterio, pero se trajo consigo algo de la paz y de la luminosidad de aquellas alturas, y sabe ahora cómo esparcir las semillas de armonía y bienestar en la gran ciudad.

Aquí ha creado escuela y en su sala de meditación no sobra hueco. Sencillez, sosiego y conocimiento puede ser fórmula que domina. Nos recibe en su sobrio y vacío despacho. No en vano el empeño que nos confiesa, a lo largo de la entrevista, de vaciar también los muros de la mente de formas y creencias…

¿Qué persigues al meditar?

Al meditar encuentras algo interno en lo que te puedes amparar. No lo buscas expresamente, sin embargo es un efecto. Das con una fuente de creatividad, de energía, de capacidad para hacer cosas nuevas. Observas que en el fondo de todo lo que te pasa en la vida, en el fondo de todo lo que te sucede hay una luz, hay un lugar seguro, hay un lugar de paz y de apoyo dentro de ti.

No es que no tengas problemas, ni que la vida no te suma en estados agitados…, lo que ocurre es que encuentras una referencia interna que te concede una solidez. Los problemas, las dificultades que afrontas quedan amortiguados y nunca llegan a ser desesperantes.


¿Qué es lo que más te costó sobrellevar en la vida monacal?

Fue la cultura. En todas las religiones, y el budismo entre ellas, hay un montón de creencias. Te ves abocado a una situación curiosa. Por un lado estás viendo efectos positivos en tu vida dentro de la tradición que implican un gran cambio. Por otro te das cuenta que estás asumiendo unas creencias, unas prácticas religiosas que no las acabas de creer y sin embargo las desarrollas porque el otro aspecto de la enseñanza es bueno.

En mi caso siempre ha habido ese conflicto con unas reglas y dogmas, que a otros niveles me aportan un resultado. Personalmente me cuesta creer en cosas. Lo que más me vale es lo que yo en mi puedo descubrir.

¿No animas a creer en algo?

En mis clases de meditación he quitado todo aquello en lo que haya que creer. La gente me pregunta: “¿Tú enseñas budismo?”. “No, yo doy meditación”, respondo. Los budistas dicen que para creer en algo, hay previamente que analizarlo. Una de las máximas de Buda es: “No te creas lo que yo te digo, compruébalo”. Sin embargo a la hora de la verdad una religión es una religión.

Procuro quitar de mis clases todo aquello que es creencia para llegar a la vivencia de descubrir lo que eres.

¿El budismo de Occidente ha de alcanzar por lo tanto esa desnudez de normas y creencias?

No necesariamente. Yo creo que la mayoría de la gente necesita reglas, normas. Al día de hoy, la sociedad necesita referencias claras. La religión cumple una función social de armonizar, de fomentar solidaridad, de crear ritos… Esa función social tiene que seguir estando, no debe desaparecer. A mi me parece perfecto que el budismo sea como es ahora. Creo que tiene que seguir siendo así. Otra cuestión es la persona y hasta donde quiere llegar con su práctica.

¿Los sistemas de creencias cumplen todavía un papel?

Hay que ser sinceros. Hay personas que necesitan la tradición y la dependencia que inevitablemente conlleva. Está bien proporcionársela. La dependencia en determinados niveles de conciencia puede ser positiva.
La gente está donde está, sino sería el caos. Hay gente que no halla en la independencia, pues se podría desquiciar y perder. Hay gente proclive a estados de adicción, de ansiedad, de depresión…, que no saben manejar su vacío interior, que entran en estados de adicción. Si a esas personas les facilitas una estructura clara, pueden conseguir manejar ese vacío.

Tú no puedes llevar a una persona a un estado de conciencia de independencia que sería lo ideal para manejar el vacío, si no se sostiene a sí misma.

¿La religión sigue siendo, por lo tanto, necesaria?

La religión proporciona una base muy buena para poder evolucionar, una plataforma para poder dar un salto a otro nivel de conciencia. El problema es cuando la religión se convierte en un freno, en un tapón.

Hemos de ser sinceros. La mayoría de las personas están en ese nivel de sobrevivencia, en el que prima disponer de lo elemental: comida, afecto… No se les puede pedir más. Aspiran simplemente a una seguridad económica, emocional… Ante demandas elementales, respuestas elementales.

¿Cargamos un exceso de miedos?

El ser humano se siente atenazado por el miedo. Tiene una sensación profunda de fragilidad ante la muerte. La fragilidad se manifiesta también ante la enfermedad, ante la pérdida de trabajo… Esa fragilidad se debe compensar con una seguridad que bien puede proporcionar la religión. Si elevas el nivel de conciencia ya no es preciso compensar esa inseguridad.

¿A qué es debido el auge del budismo tibetano en Occidente?

La referencia de unos valores proporciona paz. La imagen de los lamas en cuanto seres supuestamente muy iluminados, muy evolucionados es muy poderosa, sobre todo para quienes están perdidos y sin referencias. No tenemos referencias de personas integras. Muy probablemente las hay, pero públicamente su testimonio no se expresa... Llegan entonces los lamas y la gente se engancha. Luego se observa que la enseñanza tiene un resultado claramente positivo en sus vidas.

¿Acusas falta de referencias también en nuestro país?

Hay gente muy valiosa en España, pero están ocultos, no se les potencia, no se les reconoce

¿Prescindiremos un día de la muleta que nos proporciona la religión?

Yo creo que habrá siempre una parte de la población que necesitará de esa muleta. Cambiar el nivel de conciencia requiere un esfuerzo y mucha gente no está por la labor.

La conciencia de la fragilidad global está ayudando sin embargo a un despertar de la conciencia.

¿La opción del retiro monacal sigue siendo válida en nuestros días?

Es necesario que haya personas que tengan una salud emocional, mental y espiritual. No puedes actuar en el mundo sin ese necesario equilibrio.

Si no estás preparado, poco puedes ayudar, pues entonces cometes muchos errores. Una forma de prepararse es retirarse del mundo. Estamos muy condicionados por la cultura y la educación y el retiro ayuda a descondicionarnos. Está bien retirarse y después volver. De esa forma se contempla también en el budismo.

El monacato como medio, no como fin…

Así es. El hacerse monje es un medio para adquirir un estado de mayor conciencia y desde ahí tener más capacidad de ayudar. Son necesarios períodos de profundizar, de transformación, de conexión con algo de verdad…

Como apuntaba anteriormente, para mucha gente la referencia de un monje es muy válida. Es una imagen muy aceptada y que despierta. El monje tras su vida encerrada, sale al mundo e irradia con su sólo estar.


¿Están llamadas a encontrarse, siquiera internamente, la espiritualidad de Oriente y Occidente?

Nunca ha habido ninguna separación real. Ha podido parecer que la había en el nivel de la jerarquía, de las formas, pero no en el de las personas verdaderamente espirituales. Una persona que está en un nivel de conciencia, sea cual sea la etiqueta que le colocamos, reconoce a otra que está en el mismo nivel.

El encuentro siempre ha existido aún y cuando en el mundo de las formas se hayan producido incluso guerras. Las religiones al fin y al cabo siguen intentando mantener su poderío.

Lo importantes son las metas que alcanzamos. El camino utilizado, ya sea una tradición u otra, importa menos. Si vives la religión desde el miedo, siempre considerarás inferiores al resto de las religiones.

¿Diferencia sustancial entre oración y meditación?

Oración implica la referencia a un ser superior más perfecto y completo. Meditación tiene que ver con conciencia de algo. Podemos imaginar y contemplar la imagen de Buda y eso sería meditación, pero puedes también pedir al Buda inspiración, bendiciones o ayuda para seguir la vida, para afrontar los problemas…, eso sería oración. La meditación no se queda en la visión dual.

Hay una primera etapa en la cual oras a alguien. En una segunda etapa te das cuenta de que en realidad ese ser superior lo tienes dentro. Por fin en una tercera y última etapa, sientes que eres parte de ese ser superior.

En tus libros señalas que la meditación nos ayuda a conocer quienes somos…

Así es, la meditación nos conduce a esa observancia de lo que realmente somos. Podemos llegar a descubrir que ese ser superior que parecía que estaba fuera en realidad eres tú mismo y es tu verdadera esencia. La meditación nos conduce a una visión no dual del mundo. Hay una realidad absoluta más allá de la lógica y la razón y nosotros somos parte de esa realidad absoluta.

¿Una única forma de meditar…?

No, hay diferentes formas de meditación: de contemplación , de despertar de estados positivos que el meditador tiene latentes… Hay por último una meditación destinada a adquirir una mayor conciencia.

¿Es preciso detener los pensamientos para meditar?

Meditar no es detener los pensamientos. Si nosotros buscamos conocer la esencia real de quienes somos en realidad, no de lo que pensamos que somos, una de las prácticas más poderosas es la de observar la mente, los pensamientos. Observas lo que sucede con ellos, pero no los detienes.

Ocurre que con la observación los pensamientos son más lentos. Cada vez hay más huecos entre ellos. Poco a poco vamos descubriendo lo que denominamos “naturaleza última de la mente”, lo que el budismo llama “la naturaleza de Buda”, la esencia que somos.

En el descubrimiento de lo que es la mente, de lo que son los pensamientos, no tiene sentido pararlos. Podemos intentar detener los pensamientos, pero no deja de ser un mero ejercicio mental que nos lleva a estar bien y alcanzar una fuerza mental, pero no forma parte del proceso de indagar en lo que somos. Para ver lo que somos hay que mirar si detener nada.

¿No hay riego al meditar de olvidarnos del mundo?

Es importante cuando uno medita darle una dimensión altruista a la práctica. Personalmente trabajo mucho lo que constituye el valor de la compasión, el altruismo, el perdón…

En la tradición budista el camino no se completa hasta que no se desemboca en un marco de relación con los demás. Uno puede individualmente alcanzar un estado de mucha paz, pero ello sólo comprende la mitad del camino. La tradición budista te invita a completar ese camino con relaciones positivas, ayudando a los demás.

¿Podemos imprimir a la meditación un sentido altruista?

Es importante pensar que el ejercicio sirva para algo más. Es preciso plantearse lo que dicen los lamas: voy a meditar para tener más sabiduría que aportar a los demás, para tener más recursos para ayudar a los demás, más habilidades, más compasión para ayudar a los demás…

Cada vez que meditamos hemos de hacerlo con esa motivación prioritaria. Ello evita que caigamos en la trampa fácil de sentir que uno ya no quiere salir de ahí, con la consecuencia de quedarse atascado. Aspiramos a una evolución completa que pasa por ayudar al mayor número de personas posibles.

¿Cómo podemos alcanzar la paz en el asfalto, cuando la naturaleza está tan lejana?

La paz la generas dentro, no depende del exterior. Lo que te altera no es tanto el medio, sino la respuesta al medio. En la ciudad padecemos una hiperestimulación. El problema es la reacción a esos constantes estímulos.

Puede haber rechazo, aversión, puede haber adicción, apego… Si no reaccionas ni de una, ni de otra manera, tu mente puede estar en paz. El problema es la reacción emocional. Eso es lo que nos altera. Ocurre algo, me engancho; ocurre otra cosa, rechazo… La mayoría de las personas reacciona así a los estímulos.

¿Con el ruido físico ocurre otro tanto?

Así es. No es el lugar, es como tú te colocas en medio de él. No es el entorno ruidoso lo que nos afecta, sino nuestras respuestas. Tenemos unas respuestas automáticas que es preciso desaprender.

En la India vivía en un monasterio en el campo. Cuando volví de allí me preguntaba por lo que me iba a pasar en Madrid. Al comienzo apenas salía de casa, pues me resultaba agotador, pero poco a poco vas manejando la situación.

Recuerdo haber alcanzado una paz increíble en medio de “El Corte Inglés”, acompañando al lama Zopa, mi maestro, a comprar unos zapatos que debía adquirir por compromiso.

¿Y ahora?

Me protejo. Tengo mi ejercicios para poder controlar los estímulos. Forma parte de mi vida. No tengo que hacer mayor esfuerzo. He desarrollado una cierta alerta, pues hay estímulos que pueden ser demasiado agresivos y si no te defiendes te comen. El nivel de alerta depende de la persona.

¿Nostalgia de Oriente?

Es muy gratificante el trabajo que realizo aquí con la gente, sentir que eres útil.

¿Cuál fue tu experiencia con el Dalai Lama?

Él me hizo monje, no obstante casi nadie puede tener una experiencia personal con el Dalai Lama. Yo le veía siempre en el marco de reuniones en grupo, pero aún y todo esos encuentros eran muy mágicos. Siempre pasaba algo en mi actitud, alguna luz que se despertaba...

No sabría definirlo muy bien, pero hay una alegría interna que surge. Se inauguran caminos cuando lo ves, se abren puertas, ideas...

Es uno de los grandes seres que hay sobre la tierra. Hay personas que han ido a conferencias y algo determinante ha ocurrido en sus vidas.



Koldo Aldai
Fundación Ananta



 

José Díaz:" La felicidad está ligada a la calma de nuestra mente" (15-3-07)

Entrevista al coordinador de la ONG Educa Nepal*

Lo ha dejado todo por encender sonrisas en las colinas lejanas, de un país remoto, al otro lado del mundo. Ha abandonado su vida cómoda de profesor de inglés en las Palmas de Gran Canaria, para entregarse por entero a los hijos de los más desposeídos, los campesinos sin tierra en el distrito de Makwanpur, al sur de Kathamandú.



A decir por la enorme sonrisa que él también lleva permanentemente encendida, la decisión no le ha pesado. Vive por y para alfabetizar a los niños de los intocables, para quitarles el martillo esclavizante con el que los explotan al obligarles a golpear y partir las mil y una piedras cada día. Vive convenciendo a los padres de que la escuela les priva del salario de unos puñados de arroz, pero da horizonte y futuro a sus hijos. Vive animando a los campesinos para que no cedan ante las mafias que, a cambio de cuatro rupias, quieren llevarse a sus hijas, aún niñas, para colocarlas a las puertas de los lupanares de la India.

El compromiso le ha llevado a una inmersión total en el medio. Habla el idioma local y no le hace ascos a lo de comer su diario arroz, lentejas y salsa picante con los dedos. Camina despacio, siempre a pie, la veredas que separan una escuela de la otra. Sirve y al mismo tiempo disfruta de la paz exuberante que le regala una naturaleza apenas alterada.
Puestos a dar, no se queda con nada, ni siquiera con la intimidad de su propia vivienda. En un alarde de renuncias, vive bajo el mismo techo de una familia campesina, en una habitación que le ceden.

Ha vuelto a las Islas a la búsqueda de fondos para lápices, cuadernos, pupitres...para su gente. En una terraza de la Plaza de San Telmo de la capital grancanaria, en una cálida noche otoñal, nos vuelca toda su apasionante y generosa aventura.

Fundación Ananta: Seis años en Nepal, seis años de renuncias. Háblanos del desapego…
José Díaz: No he renunciado a nada. Haber tenido la oportunidad de conocer Nepal y convivir con sus gentes ha sido un regalo. Sí es verdad que he prescindido de la seguridad de un trabajo en Occidente, pero ha sido una elección libre. El apego no creo que dependa tanto de dónde estamos, sino de a lo que nos aferramos.

FA: ¿Qué echa en falta José, cuando al cabo de una intensa jornada, retorna a su choza?
JD: Poder compartir mis vivencias y sentimientos con alguien que sepa de dónde vengo. Es algo en lo que a veces pienso cuando sobreviene alguna frustración al trabajar en una cultura tan distinta a la nuestra. A nivel local tengo muchísimas amistades, me siento muy a gusto, pero no puedo profundizar.

FA: ¿Comer todos los días con los dedos, dormir en un catre, ducharte con un cubo… no acaba a la postre mermando resistencias?
JD: Para nada, disfruto de todo eso. Es parte de la aventura y me hace sentirme más vivo, más en contacto conmigo mismo, mis sentimientos y la naturaleza. Fregar con tierra y cenizas, pisar el suelo de barro, escuchar las rana, los grillos…; disfrutar la orquesta sinfónica que ameniza las noches es un sueño hecho realidad.

FA: ¿Hay algo que aún te retenga en esta parte del mundo?
JD: Intento seguir mi corazón, canalizar mis inquietudes en la dirección que intuya en cada momento. Al igual que cuando tomé la decisión de ir al Nepal.
JD: Me gusta volver a casa, ver a mi gente. A medida que pasan los años, me cuesta más estar lejos de la familia, pues mis padres se hacen mayores y a veces me pregunto si no debiera estar más cerca.

FA: ¿Cuesta mucho encender la sonrisa de los niños nepalís?
JD: La sonrisa es de las cosas más bonitas que me rodean allá. Cuando un niño sonríe trasmite paz, inocencia, pureza, ingenuidad… Observar esas sonrisas es mi gasolina, quizás porque me gustaría recuperar la inocencia que he perdido con los años. ¡Es triste lo rápido que olvidamos aquí esa sonrisa!

FA: El Maestro Krisnhamurti te acompaña en tu itinerario vital… ¿Te ha sido de ayuda al encarar la difícil realidad de las aulas en las montañas del Nepal?
JD: Krisnhamurti fue un descubrimiento maravilloso que cayó en mis manos por casualidad. Puso en mí la responsabilidad de buscar las respuestas, de observarme, de conocerme.

FA: ¿Desde esas aulas en los países de desarrollo, podemos cambiar el mundo?
JD: No es mi meta cambiar el mundo. Creo que el mundo cambia a medida que cambiamos nosotros y ese sí es mi objetivo: intentar ser consciente de cada acción, sentimiento o palabra. Disfruto cada vez más con las cosas más simples. Si eso se contagia seguramente será positivo.
Creo que es Occidente quien necesita un buen examen, una buena revisión. Es preciso evaluar todo lo que el progreso se ha llevado consigo. Es preciso empezar a vivir de verdad.
El Nepal rural y sus gentes son todo un ejemplo de humildad, paz, serenidad... Cada vez estoy más convencido de que nuestra felicidad está íntimamente ligada a la calma que haya en nuestra mente, pero no en un ratito de meditación, sino a lo largo de todo el día.

FA: ¿Cómo se os puede ayudar?
JD: Cubrimos necesidades básicas. Trabajamos con familias que no tienen tierras, ni ganado. Nuestra labor se centra, por un lado, en el desarrollo de proyectos para la generación de recursos para las familias pobres, y por otro, nos empleamos en la escolarización de niños. Esto se concreta en la adquisición de cabras, tierras, semillas, material escolar…, en la creación de canales de riego. Vamos ampliando el área de actuación según generamos ingresos en España.

FA: ¿Cuántas cosas puedes hacer allí con un puñado de euros?
JD: Con dos céntimos, un lápiz; con diez céntimos, una libreta; con alrededor de treinta euros, una cabra; con dos mil euros quinientos, metros cuadrados de tierra fértil…
FA: ¿Es tópico o es realidad el que “todo lo da quien apenas tiene”?
No creo en las generalidades, pero observo que la avaricia y las posesiones innecesarias van mermando la humildad, la inocencia y la capacidad de amar.

FA: ¿Hasta cuándo en Nepal?
JD: No sé, dejemos que el corazón o la vida misma decidan. Es una
responsabilidad muy grande la que he asumido y no me veo por ahora desligado del Nepal

FA: ¿Cuál es el mayor regalo que te ha concedido el Nepal y sus niños? ¿Y la mayor enseñanza?
JD: El mayor regalo es la sonrisa de los niños. La mejor enseñanza el haberme dado cuenta de que mi felicidad está en función de la paz que logre en mi mente.

FA: ¿Cómo ves el primer mundo desde las colinas de ese país perdido?
JD: Cuando vengo me cuesta encajar. Son dos culturas muy distintas. Es como ir de un pueblo perdido en la montaña hace cincuenta años al Madrid actual.
JD: Observo el primer mundo triste, perdido en el consumo, generando violencia… Cada quien reparando sobre todo en su seguridad y en su placer, pero también es cierto que cada vez hay más personas que se van dando cuenta del engaño de esa falsa felicidad momentánea y que se abren al mundo sin miedo, ni caretas.

FA: ¿Tiene solución este injusto mundo?
JD: La solución pasa por cada individuo, la manera en que se relaciona consigo mismo, con los demás y con el medio que nos rodea.

¡Buena estrella te guíe, amigo!


* www.educanepal.org
607517399 y Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Donaciones: Caja Madrid 20389009466000180967

La Redacción
 

Alfonso Roldán nos comparte su fe en el futuro del máximo organismo internacional (14-3-07)

 

“A veces irrumpe en nosotros el lado divino y entonces vivimos experiencias sublimes, fulgurantes, como relámpagos” (15-1-07)

Entrevista a Jaime Rierola, presidente en España de la Fraternidad Blanca Universal

La FBU se ha estado preparando durante años para formar un núcleo sólido y estable de personas dedicadas a la profundización teórica y práctica de las enseñanzas del Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov. Llegamos hasta ellos en la línea de salida, en el momento en que quieren potenciar las vías de comunicación social para compartir con todas aquellas personas que se sientan motivadas por esta enseñanza profunda. Este conocimiento adapta a nuestros días las verdades eternas, la sabiduría inmemorial de todos los tiempos.


Jaime Rierola es el presidente de esta Asociación, y es también uno de los pocos españoles que tuvo la oportunidad de conocer al Maestro Omraam. Acudió junto con su esposa, en el año 1979, al gran centro que tenía el Maestro búlgaro cerca de la Costa Azul francesa, concretamente en Bonfin, localidad de Frèjus. Aquel encuentro fue determinante en la vida de este economista que ya con anterioridad había devorado a todos los clásicos del esoterismo.

A partir de aquel verano, hace ya casi treinta años, Jaime se esfuerza en vivir y también en difundir las enseñanzas de Aïvanhov. Desde Fundación Ananta coincidimos en la riqueza de esta enseñanza que vivifica e inspira a muchos, y sobre la que a continuación profundizamos en esta entrevista.

¿Cómo fue su primer encuentro con este Maestro?
Él nos recibió en tres ocasiones a lo largo de su vida. La primera vez que le vimos en público fue en una conferencia en Bonfin en la que había más de mil personas.

Antes de entrar en la sala, su secretaria le pasaba un pensamiento, ya de él mismo, ya del Maestro Peter Deunov. Una vez en la sala, tras unos cantos espirituales de una gran belleza, seguidos de silencios intensos y vibrantes, el Maestro improvisaba, a partir del pensamiento, una conferencia que bien podía durar varias horas seguidas.

¿Cómo le recuerda?
Transmitía un gran amor y una sabiduría verdadera. Era, a la vez, majestuoso y accesible. Tenía el talento de expresar con sencillez y claridad las ideas más profundas. Lo más importante es que era la viva encarnación de una enseñanza verídica y superior, la enseñanza puesta en aplicación.

¿Cómo fue el comienzo de su labor?
Llegó a Francia a los 37 años y allí se desarrolló la mayor parte de su obra. Tuvo que soportar muchos ataques, mucha incomprensión. Vivió una auténtica crucifixión moral. Sin embargo él siempre estuvo por encima de todas las circunstancias adversas.

En un comienzo, en su círculo de París, no quería que le llamaran Maestro, sino hermano Mikaël. Más tarde empezaron a hacer Congresos en Bonfin. En un principio se instalaban en tiendas de campaña, pero fueron construyendo hasta llegar a lo que hoy es este gran centro. Poco a poco fue aumentando el grupo. Se fueron creado asociaciones en Suiza y Canadá...

¿Cuáles fueron sus metas?
Transmitir a la Humanidad una Enseñanza que está destinada a ser un faro de luz, un ancla de estabilidad y un manantial de agua viva para los tiempos venideros. Lo hizo con su palabra, con el testimonio verídico de su propia vida, y fundando centros de luz y formando discípulos.

No le interesaban las grandes alocuciones. En un comienzo sí que hizo en los teatros de París algunas conferencias multitudinarias. Pero no quería gente curiosa, sino personas que realmente trabajaran para la luz. Personas que pican por aquí y por allí hay muchas, pero él quería
compromisos más profundos.

Su partida le marcó especialmente…
Así es. Él había anunciado que en las Navidades del 86 iba a hacer un viaje, pero en un comienzo no captamos la naturaleza de ese viaje. Partió y hasta el tercer día no se notificó su muerte física a nadie cumpliendo su voluntad expresa. Si bien es verdad que el cuerpo físico se extingue, los grandes Maestros trabajan, sobre todo, con el cuerpo de gloria, en el plano etérico.

Algún aviso suyo ya anunciaba esa partida, como este mensaje final: “Siento el amor de todos los hermanos y hermanas. Estaré siempre con vosotros. Mantened la unidad y la armonía y propagad la Enseñanza por todo el mundo”. También recordaba la necesidad de difundir los libros.

Las enseñanzas prácticas en las que más insistía…
El ejercicio fundamental de toda la enseñanza es el de la salida de sol, el “surya yoga” o yoga solar. Representa la conexión con el río de vida, que llega a nosotros desde el mundo divino. Es un ejercicio de una riqueza extraordinaria, de meditación, de contemplación y de identificación con nuestro Yo Superior que está en el Sol. Hay un libro de las obras completas: “Los Esplendores de Tiphereth”, que muy pronto saldrá en español, dedicado enteramente a esta temática.

¿Qué representa el sol?
El sol es la ventana a través de la cual nos mira el mundo divino, un punto a través del cual nos llega el río de vida que viene desde los mundos superiores. Conectarnos con este río de vida es nuestro trabajo fundamental. Así vamos despertando también el río de vida dentro de nosotros, en nuestro microcosmos, en nuestra columna vertebral y los “chakras” (puntos energéticos sutiles) se ponen en funcionamiento…

Tras el ejercicio con el sol…
Después vienen los ejercicios de respiración y la gimnasia matutina. Los ejercicios de respiración juegan un papel fundamental en la purificación del organismo y en el desarrollo de la voluntad. La gimnasia es especial, poderosa, destinada, más que al desarrollo de los músculos, a la armonización y fortalecimiento del cuerpo etérico y del sistema nervioso. También desarrolla la voluntad. Sus gestos son pura magia, porque detrás de ellos hay unas palabras, unos sentimientos, unos pensamientos y unos designios. Son gestos musicales, que transmiten la paz del mundo del silencio luminoso.

Una vez hecho el saludo al sol…
En días especiales se baila la paneurritmia. La danza consiste en una serie de movimientos armoniosos indicados por el Maestro Peter Deunov a partir de una música que él compuso. Esta ronda sagrada, ejecutada conscientemente, pone al hombre en relación con las fuerzas regeneradoras del universo.

Todo es ritmo en el universo, dice el Maestro Omraam, y el ser humano también pertenece a este gran ritmo cósmico. De manera perceptible o no, todas las funciones biológicas o psíquicas obedecen a las leyes del ritmo. La música, la danza son tentativas para entrar de nuevo en este ritmo universal o para mantenerse en él. Por eso en todas las culturas se atribuye un origen divino a la música y a la danza.

Tras la danza…
Después viene el karma yoga, o yoga del trabajo voluntario, siempre libre. Después el yoga de la nutrición. No es tan esencial saber qué o cuánto comer, sino cómo comer, cómo considerar el alimento, cómo hacer que el acto cotidiano de comer deje de ser banal y devolverle el significado místico que pudo alcanzar en la Santa Cena. “El alimento, dice el Maestro, es una carta de amor que nos manda el Creador”. Incluso aquél que no valora este aspecto espiritual comprenderá que, con su forma de considerar el alimento, puede penetrar más profundamente el misterio de las relaciones entre el hombre y la naturaleza. La naturaleza da el alimento al hombre, pero el hombre puede, por su pensamiento y sus sentimientos, extraer de este alimento elementos más sutiles que contribuirán al desarrollo de todo su ser.

¿Cómo se completa la jornada…?
A menudo realizamos también audiciones de música. La música guía el pensamiento. Después de cenar viene la meditación con la luz.

El Maestro Omraam hacía mucho énfasis en el trabajo con los pensamientos…
El afirmaba: el pensamiento es puro cuando es claro y luminoso. El sentimiento es puro cuando
es desinteresado. El acto es puro cuando tiene detrás un pensamiento luminoso y un sentimiento desinteresado. Si el “padre” y la “madre” del acto son puros, el pensamiento y el sentimiento, el acto también será puro… En la armonía está la fuerza.

La pureza es también una constante en toda su enseñanza…
“Que nadie entre en el mundo espiritual si no ha trabajado previamente la pureza” declaraba el Maestro. Sin trabajar la pureza podemos llegar a resultados absolutamente desviados. La primera pureza es la de la intención, el desear hacer siempre la voluntad de Dios. No buscar nunca poderes personales, sino siempre la gloria de Dios y que su Reino se instaure en la tierra.

Debemos trabajar con lo más auténtico de nosotros mismos, libres de impurezas que nos lastran y que no forman parte realmente de nuestro auténtico ser, y con nuestra personalidad sometida a nuestra ser superior, puesta a su servicio. Tras la purificación y la armonización, podemos “pasar la puerta estrecha”, con humildad, y acceder al mental superior, el plano causal donde reina la Paz y trabajar en el mundo de las causas, en el mundo del silencio luminoso.

¿Permitir que la chispa de luz irradie?
La chispa la tenemos todos, pero la chispa ha de formar un cuerpo de gloria y este cuerpo es inmortal y con este cuerpo resucitamos y lo que le añadimos a este cuerpo, mientras se forma, queda para la vida siguiente.

¿Batalla firme por lo tanto frente a los egos…?
A los enemigos que tenemos dentro de nosotros hay que tratarlos con firmeza. A los de fuera, con amor.

La enseñanza es extraordinariamente positiva. “¡Alegraos, decía el Maestro, todos sois ricos, puesto que todos tenéis debilidades! Pero es indispensable saber utilizarlas para ponerlas a trabajar!”. Éste es el arte de la alquimia espiritual, un arte verdaderamente extraordinario, cuyas armas son la sabiduría y el amor, sabiduría para separar lo sutil de lo grosero y amor por el alto ideal, para dirigir hacia él la savia bruta que nutre nuestros defectos.

¿Qué futuro le depara a la humanidad?
Estamos en un tiempo apasionante y crucial. La actual situación mundial no tiene futuro. Incluso en las apariciones marianas se habla en lenguaje simbólico de tres días de oscuridad. Se acerca una crisis de parto. Tiene que morir un mundo y nacer otro nuevo.
Ha de ocurrir un cambio radical, pero es preferible que ese cambio se dé a partir de una toma mayoritaria de conciencia positiva.

¿Días difíciles por delante?
El Maestro afirma que había orado e incluso ofrecido sacrificios al Cielo para que el “mal cuarto de hora”, la crisis de purificación planetaria que nos aguarda, no ocurra en realidad; pero, sin embargo, éste debe suceder.

Aún y con todo, el Maestro apuntaba que no debíamos tener miedo, si trabajábamos para la Luz, si teníamos la conciencia despierta y respetábamos las leyes divinas. Insistía que lo que está por venir nunca ha tenido lugar en la historia de la humanidad, que es una luz tan extraordinaria la que viene que tendremos que estar preparados para resistir esa alegría, porque es más difícil resistir la alegría que la pena.

Decía también: “Una noche larga y oscura se acaba… Un tiempo nuevo empieza para el mundo. El nuevo sol del amor, la sabiduría y la verdad brillará como nunca…”

Prima por lo tanto universalizar esta enseñanza…
La ideas tienen que estar al alcance de la gente y la gente vendrá a los centros masivamente, pero esto ocurrirá después de los acontecimientos que comportará la crisis planetaria. “La gente vendrá en masa y tenéis que estar preparados”, recordaba el Maestro.

Insistía en que eran necesarios núcleos fuertes capaces de transmitir una enseñanza vasta y rica, que aplica las ciencias sagradas en la vida cotidiana. Las ciencias sagradas son la Alquimia, la Astrología, la Cábala y la Magia. La Alquimia está relacionada con el proceso de nutrición, la Astrología está relacionada con la respiración y la circulación, la Cábala con el pensamiento, y la Magia con los gestos.

Hay mucho canto en sus comunidades…
Los cantos fueron compuestos por el Maestro Peter Deunov, que era músico e iniciado, y se mantienen las palabras en búlgaro, porque cada sonido cumple una función especial. Son muy buenos para desarrollar y purificar los chakras. Armonizan los corazones y preparan buenas condiciones para la meditación.

El canto es por lo común una manifestación del corazón que predispone a la armonía. La armonía es a su vez una condición imprescindible para poder trabajar en el mundo de la paz donde el pensamiento es fuerte.

Nos consta que le dais mucha importancia al ejercicio del “láser espiritual”, ¿nos puedes decir en qué consiste éste?
Un “láser” bien hecho es un gran bien para la humanidad. Es preciso hacerlo con toda convicción. Es una respiración de luz. Primero inspiramos, subimos, hasta el mundo del silencio luminoso, y allí trabajamos con la luz, desencadenamos las fuerzas luminosas. Luego, espiramos, y, con la palabra, les damos a estas fuerzas un cuerpo y una dirección para que puedan actuar hasta lo más profundo de la materia para purificar, armonizar, vivificar y resucitar el mundo.
Un “láser” bien hecho vale toda una vida. Cuanto más arriba actuemos, más poderosa es la acción, más repercusión tendrá nuestra acción.

Es un trabajo muy sutil…
En efecto, está basado en la intensificación de la vibración, que depende del grado de consciencia y de amor, y también del factor colectivo. Es un ejercicio de grupo, de un grupo de personas que, con su mejor voluntad, han hecho un trabajo de purificación y de armonización, con los ejercicios y los métodos preconizados por la enseñanza, que tienen un objetivo común, que es dar gloria a Dios y acelerar el trabajo de preparación de las condiciones para la venida a la tierra del Reino de Dios y su justicia, y que unifican sus energías y se ponen en la misma longitud de onda, concentrándose en la luz.

La concentración se vuelve contemplación y después identificación, y la vibración se amplifica exponencialmente, análogamente a como sucede en el rayo láser con la luz física. Entra entonces en juego el efecto resonancia, miríadas de entidades luminosas que vibran en esta longitud de onda se ponen también a vibrar. Entonces se produce un desencadenamiento impresionante de fuerzas en el mundo luminoso. Nosotros sólo hemos sido el punto de arranque. Luego a estas fuerzas, como dijimos antes, les damos con la palabra un cuerpo y una dirección para que actúen también en el mundo físico. Para que la humanidad se transforme y venga pronto la edad de oro, el reino de la luz y del amor.

El Maestro decía que gracias al “láser espiritual” se transformarán las mentalidades y vendrá la edad de oro.

Hay que tener fe para hacerlo con convicción…
Participar conscientemente y con amor en este trabajo, aunque sólo sea aportando un “granito de arena”, es algo digno y glorioso, capaz de despertar nuestras fuerzas dormidas, de inflamar nuestros corazones y de iluminar definitivamente todo nuestro futuro. ¡Todo es posible con la ayuda del Cielo!

En base a toda esta reflexión, el trabajo espiritual, puede llegar a ser más importante que el desarrollado en el plano físico…
Hay que mover sillas y mesas, hay que mover corazones, hay que mover mentes, pero es importante mover el mundo espiritual, puesto que éste desencadena todos los demás. Eso es hacer manar el agua viva que viene desde el trono de Dios hasta nosotros a través del Sol. Hacer manar el agua viva es vivir la vida verdadera. “Haced manar el agua y todo lo demás se pondrá en su sitio”, decía el Maestro.

¿El cometido principal de la Fraternidad Blanca Universal?
El Maestro Omraam partió en el 86. Desde entonces hemos estado aunando fuerzas, formando núcleo para tratar de hacer este trabajo con la Luz.
Trabajamos para la humanidad, no para nosotros mismos. La Fraternidad tiene algo concreto que hacer, y eso hay que tratar de hacerlo lo mejor posible: hacer manar el agua viva. Los que beban de esa agua habrán de desarrollar su labor en la sociedad con iniciativa y creatividad total. Los resultados ya dependen del Cielo.

Sabemos que hay muchas familias espirituales que trabajan para la Luz. Pensamos que cada persona debe buscar la suya, aquélla con la que su alma vibra en sintonía. Y, cuando la haya encontrado, trabajar con ella en profundidad. Cada uno debe dar su “nota”, en toda su pureza, consciente de que es propia, particular, pero consciente, al mismo tiempo, de que la “nota” que da el que está a su lado es tan válida como la suya. Y de que arriba, con todas estas “notas”, dadas con pureza, respeto y buena voluntad, hacen una sinfonía sublime, grandiosa.

Por eso en la Fraternidad aspiramos a que se mantenga la enseñanza en toda su pureza. Y, al mismo tiempo, a tejer lazos de amistad y de colaboración, en un marco de claridad, buena voluntad y respeto mutuo, con todas aquellas familias espirituales que trabajan con la luz y para la luz.

Para hacer este trabajo es importante conformar un núcleo de personas bien armonizado y entregado. Después vendrá más gente. Primero hay que poner el uno, y después los ceros, ceros a la derecha del uno, no a la izquierda. Mantener un equilibrio dinámico entre la calidad y la cantidad no es fácil, pero hay que intentarlo.

Servicio y más servicio…
Podemos pagar el karma con el trabajo con la luz o con el dolor, es preferible que nos empleemos en el trabajo con la luz. Incluso los apóstoles murieron martirizados porque debían pagar un karma. Hay leyes cósmicas que no se pueden eludir. Si siembras patatas, recoges patatas, si siembras bien recoges bien, si siembras…

¿Todo es una siembra para el mañana…?
En esta vida podemos cambiar pocas cosas. Apenas nada en lo que se refiere al cuerpo físico, la tierra. En cuanto a las emociones, el agua, ya podemos cambiar más. En los pensamientos, el aire, todavía más. Por último en los designios o el fuego tenemos el mayor margen de maniobra.
Si nos fundimos con la divinidad ya seremos absolutamente libres. En el presente estamos determinados, pero a la vez somos libres. Esta es nuestra gran paradoja. La libertad que tenemos ahora consiste precisamente en preparar nuestra próxima encarnación física, con la actitud, el punto de vista y, sobre todo con el ideal, con los que afrontamos el escenario y los acontecimientos que estamos viviendo en la presente encarnación.

¿Hemos de alentar por lo tanto ese ideal superior…?
Así es. A veces irrumpe en nosotros el lado divino y entonces vivimos experiencias sublimes, fulgurantes, como relámpagos divinos. Hasta nos puede ser dado a descubrir ese tesoro de luz que constituye la enseñanza superior, la “perla escondida”.

¿…y dominar la personalidad?
El aspirante, que se analiza en profundidad utilizando los criterios luminosos de la enseñanza, se va haciendo consciente, cada vez más, de su verdadero estado y situación, y siente que, si se deja llevar por la personalidad, su destino es inevitablemente triste y miserable, y que, en cambio, si pone la personalidad al servicio del ser superior se va a abrir ante él un camino creativo, apasionante, real, un futuro glorioso y luminoso.

¿Cuándo llega el momento definitivo?
Cuando el hombre ha comprendido y sentido lo esencial, con todas las fibras de su ser, y se decide totalmente a buscar la “Cabeza Venerable”, su Yo superior . Entonces le suplica, desde lo más profundo y auténtico de su ser, que se siente en su Trono y tome las riendas de su existencia, porque quiere cumplir los planes de Dios y servir al Cielo, completamente. Dice: “Señor, empiezo a darme cuenta de que sin Ti, sin tu Luz, sin tu Inteligencia, yo no soy nada. Estoy hastiado de mí; por eso estoy dispuesto a servirte, a hacer algo para tus hijos, para el mundo entero”.
Éste es un momento crítico, decisivo, en toda nuestra cadena de existencias; se produce un cambio de polaridad entre la personalidad y el ser superior. La “Cabeza Venerable” toma las riendas de nuestra existencia y sólo entonces empieza verdadera y plenamente el gran trabajo de reintegración.

¿En qué consiste ese trabajo?
Es una gigantesca tarea de organización y de purificación interior para restablecer en nuestra conciencia la conexión permanente con nuestra parte divina, que perdimos en la “caída”, con el descenso en la materia.

¿Cuándo sabemos que este trabajo ha llegado a buen término?
Cuando recibimos la gracia de la comunión con el mundo divino. Se abren caminos entre el plano astral y el plano búdico para desencadenar en el primero corrientes divinas y la Ambrosía se vierte en la Copa.
Entonces podemos decir verdaderamente, con toda propiedad : “Señor, todo lo que poseo te pertenece, sírvete de mi para el triunfo y la gloria de tu Reino. Yo cumpliré tu Voluntad. ¡Que tu Amor, que tu Sabiduría y que tu Poder se manifiesten a través de mí”.

¿Nuestro objetivo es pues establecer ese puente?
Así es. Restablecida entonces la conexión permanente con los mundos de arriba, podemos manifestarnos plena y definitivamente como hijos de Dios que comunican el Cielo y la tierra con la respiración sagrada, con la respiración de luz.

La Redacción


 

“La espiritualidad es algo consustancial y no añadido al ser humano” (4-12-06)

Entrevista a María Toscano y Germán Ancochea

Callan tanto como lo que otorgan, pero ya lo que otorgan es bien grande. María Toscano y Germán Ancochea viven, estudian, escriben juntos en una armonía que no parece de este mundo. A ese mutuo amor, propio de los místicos que ellos conocen como nadie, le salió canas y se hizo aún más entrañable con todo una vida por detrás, con tantos años también orando y cantando juntos al mismo Dios sin nombre de la Vida y el Amor.


Él fue el famoso, el que se codeó, desde la responsabilidad de una de las más grandes empresas españolas, con los grandes de Iberoamérica. Ella era la “acompañante” y sin embargo es ahora la cara más visible. Él se oculta tras los libros y en una naturaleza que se le tornó imprescindible. Ella, la catedrática de filosofía, da la cara ante los alumnos y en los foros a los que les toca acudir. Porque desde hace años, con toda la autoridad que sin pretenderlo emanan, esta singular pareja de tan heterodoxos cristianos, son abanderados de los credos que se reencuentran y de una mística redentora que supieron hallar en las más variadas tradiciones. Hicieron de la iniciación una opción también de nuestros días y del símbolo una pista aún más bella y comprensible.

Iniciación a la Iniciación, Místicos neoplatónicos y Neoplatónicos místicos, ¿Qué decimos cuando decimos Dios? y Mujeres en busca del Amado es la cosecha de toda una vida, los libros alumbrados con belleza y conocimiento, experiencia y docencia, lucidez y amor, fiel reflejo de lo que ellos mismos encarnan.

Están persuadidos de que la espiritualidad no es un apéndice del ser humano, sino parte de su propia naturaleza. El afán de superación es inherente a su existencia. De ahí que las estructuras que no contemplen esa dimensión espiritual carecerán de futuro.

Nos reciben en su casa en el centro de Madrid. El tiempo pasa sin percibirlo hundidos en los grandes sillones de su salón. Les acribillamos con interrogantes sin piedad a la carrera de esa sabiduría, tan humilde, exacta, amena y admirable, que nos cautiva desde un primer momento y que en balde ensayamos cazar con apuntes y grabadoras.

Saben qué cuestión corresponde a quién. A quién le toca callar, a quién expresarse cuando les lanzamos preguntas, cuando permitimos a nuestro alma manifestarse en su sed. Es tanto lo que ocultan como lo que comparten, pero ya lo compartido ha sido tan grande…


Fundación Ananta; ¿Háblanos de la espiritualidad del futuro?
María Toscano: Aquellas estructuras que no confíen en el hombre y en eso que en el mundo cristiano se llama Espíritu Santo, se quedarán anquilosadas, pequeñas, estrechas... El Espíritu no se va a quedar enganchado en instituciones que no quieran avanzar…Si las religiones o los grandes estamentos no se dan cuenta de ello, perderán no sólo miles de seres humanos, sino que ellos mismos se perderán.
El mundo va a ir superando miedos y alumbrando una espiritualidad que hará al hombre más feliz y más pleno. La espiritualidad no es algo añadido al hombre, sino algo propio de él.

FA: ¿Cómo se concreta todo ello?
MT: En actitudes solidarias. Ahora son más importantes que nunca los pequeños gestos, detalles como que un cristiano, por ejemplo, haga ramadán. Intentar de esa manera tan sencilla y tan pacífica armonizar con otro grupo es un gesto hermoso en este momento de choque civilizacional.
Tenemos también el ejemplo del ayuno que es una propuesta común a muchas religiones. Uno puede entender muy bien al otro si hace lo mismo que él. El gesto del cuerpo es parte importantísima de la vida espiritual. La posibilidad por ejemplo de orar en una misma postura es otra opción alentadora. El fomento de este tipo de pequeños gestos se hace preciso a nivel personal, pero también institucional. Las instituciones se van a quedar anquilosadas si no atienden a todo esto.

FA: ¿Cuál es la importancia del silencio?
Germán Ancochea: El silencio es una actitud de escucha. Si hacemos ruido, no escuchamos ni al otro, ni al mundo, ni a esa realidad sagrada que algunos llamamos Dios, porque no encontramos otro nombre mejor. El silencio es signo, símbolo y método para abrirte al otro y a eso Otro más profundo. La actitud de silencio es la que te permite ir viendo la vida como nueva cada día.

FA: ¿Qué es realmente esa realidad profunda?
MT: El hombre conserva en su interior una maravilla y a veces la sociedad no le permite verlo. Es una Fuente que necesita ser bebida, como dijo Ireneo en el siglo II. Yo creo que es un ansia muy profunda, de siempre, aunque en cada época cambie el modo de encontrarla. La Fuente es la misma, pero está escondida en cada uno de una manera, por eso cada uno tiene que hacer su propia búsqueda.

FA: ¿Un camino místico distinto para cada uno?
MT: Mística viene de “muein”, que significa “escondido”, “oculto”. En el fondo es una realidad interior humana, que también está callada para uno mismo. Es también uno mismo quien ha de descubrir qué camino quiere emplear para alcanzar y beber de esa Fuente. Como dice San Juan de la Cruz: cada uno va a coger de esa Fuente lo que esté preparado para coger. La Fuente no tiene más límites que los que le ponemos nosotros. El camino espiritual puede convertir la capacidad de nuestro “dedalito” en “tinaja”, pero eso es un esfuerzo largo.
GA: Y te llenas en función de lo que te hayas vaciado.

FA: ¿Cómo arranca ese camino?
GA: Todo empieza por una llamada para descubrir “la perla escondida” en términos cristianos, que te lleva a una realidad que es mucho más que tú mismo. Como diría Mahoma, Dios está más cerca de ti mismo que tu vena yugular y al mismo tiempo te trasciende absolutamente; y lo único que le molesta para hacerse patente eres tú mismo.
MT: Uno tiene que quitarse del medio. La llamada sigue resonando siempre en la humanidad. Ocurre que no todos la recibimos a la vez, ni de la misma manera.

FA: Si es algo tan universal ¿por qué despierta también tanto rechazo?
GA: Hemos cegado los caminos con la hojarasca de las palabras que llegan a resultar molestas. Es necesario cambiar de nombre la experiencia para quitarle esas resonancias. Nosotros somos cristianos viejos y nuestro camino espiritual ha sido redescubrir, a partir de aventuras más o menos esotéricas, que el Cristianismo tiene todas las respuestas que buscábamos, igual que todas las religiones, pero todas están oscurecidas.

FA: ¿Estorba el ego para el progreso en el camino espiritual?
GA: Sin duda el ego es el principal obstáculo en el camino espiritual, pero para transcenderlo hay que tenerlo. Pero cuidado: si tienes un ego diluido, vete antes a un psicoterapeuta. El mundo espiritual está lleno de despistados. Todo camino iniciático exige un ego razonablemente constituido. Con la religión pasa lo mismo: puedes prescindir de ella sólo cuando la has vivido e interiorizado. Ello no indica que no se pueda hacer esa experiencia sin pasar por una religión. Hay infinitos caminos. Las religiones en determinados momentos han podido ofrecer un rostro oscuro y dejar por ello de ser un camino.

FA: ¿Cuál es el papel fundamental de las religiones?
MA: En el nivel exotérico, todas las religiones, hinduismo y budismo, las tres grandes monoteístas, etc. cumplen la misión pedagógica de intentar responder a preguntas básicas y ofrecer una cosmovisión acorde con la cultura en que se vive.
GA: Pero si las religiones no llegan a darte la llave de casa como hicieron tus padres un día, entonces tienden a mantener al individuo infantiloide. Pueden azuzar la culpabilidad y la desconfianza hasta el punto que los fieles abriguen miedo a la libertad y a la búsqueda…

FA: ¿Por qué es tan difícil un acercamiento entre los mundos cristiano e islámico?
MT: Creo que hay mucha intransigencia por parte de los dos; durante el siglo XX habíamos ignorado al mundo árabe y ellos han decidido ser también sujetos de la historia. Creo que Estados Unidos los está machacando y ellos tienen su orgullo, como toda persona que ha sido humillada.
GA: Aunque no se trata de que importen la Revolución Francesa para sí, el mundo islámico debería de hacer una lectura crítica del Corán y superar su literalidad como se superó la de los Evangelios. Pero muchos musulmanes están refugiados en lo más férreo de su identidad cultural, porque se sienten castigados por el llamado mundo occidental.
Ellos tampoco han sido unos angelitos, pero si reparamos en los mitos de Occidente –Cristianismo; igualdad, libertad y fraternidad; marxismo, y liberalismo americano- sus seguidores han matado y siguen matando tanta gente como la que se ha podido matar presuntamente en nombre del Islam.

FA: ¿Cómo influye en ambas civilizaciones la religión?
MT: A los musulmanes les resulta difícil concebir un mundo laico. No han sabido distinguir los ámbitos de lo sagrado y de lo profano, de forma que temen tener que renunciar a su fe si quieren liberarse de una sociedad confesional y clerical.
GA: Nosotros también nos seguimos moviendo un poco entre esos extremos. Pasamos de “Franco bajo palio” a la “dictadura de lo políticamente correcto”.

FA: ¿Necesitamos la tutela de un maestro?
MT: El maestro, en el sentido genuino de la palabra, es necesario para que nos oriente por el camino que nos lleva a nosotros mismos.
GA: La primera trampa es la palabra tutela. Esta puede estar relacionada con el papel que fungen religiones, no así los maestros. El maestro es un señor que ha hecho la experiencia y que te puede indicar el camino, nunca obligarte ni dirigirte en ningún sentido. Hay saltos hacia otro nivel de ser que no se pueden dar solos.
Al final únicamente está la Gracia de Dios, el Espíritu Santo, o como queramos llamar a la intervención de esa parte de la divinidad que compartimos. No obstante siempre está latente el riesgo de perderse y de quedar sumido en la ignorancia. Construimos ídolos constantemente y el papel del maestro es destruirlos y ayudarte cuando te sacude el ego o entras en la “noche oscura del alma”, noche que, por cierto, los psiquiatras no saben tratar.

FA: ¿Habéis encontrado maestro vosotros?
MT: Sí, alguno que otro. Primero hay que ponerse en camino; “soltar” la religión, variar el trayecto e introducirse hacia dentro, que es un itinerario único y exclusivo que sólo puede recorrer la propia alma para llegar a la Fuente. En ese itinerario es precisa la ayuda.
Hay un proceso de la propia búsqueda, auspiciado por la Gracia, si se quiere llamar así, que va acercándote hacia tu próximo maestro o hacia lo que necesites. Para ello es necesario abandonarse. Es el famoso desapego, que constituye el mayor desafío de la vida espiritual.

FA: ¿ Hasta dónde alcanza ese desapego?
MT: Hasta del propio nombre. El libro del Apocalipsis habla de la piedrecita blanca que cada uno tiene con su nombre grabado desde la eternidad. Hay que renunciar al propio nombre para llegar al nombre verdadero.
Vivir constituye un proceso de paulatina recuperación de ese nombre. El camino espiritual constituye el desafío de llegar a ser tú mismo; retornar a aquello de lo que procedes y adonde también vas a llegar. Para ello hay que estar dispuestos a que te rompan todos los esquemas mentales.

FA: ¿Y la función de los círculos esotéricos?
GA: Cumplen su papel de ayudar a despertar; pero muchos tienden a cosificarse, a convertirse en una caricatura de las religiones. La gente vuelve a pedirles recetas y desde muchos de esos círculos llegan incluso a sugerirte lo que has de hacer para salvarte: “Has de comer arroz integral, ponerte una pirámide de cuarzo en la cabeza…”. Pero no hay que generalizar algunos, son una importante ayuda en el camino.

FA: ¿Cuál es el principal riesgo de los movimientos espirituales esotéricos?
MT: Hay un peligro en quienes se han creído responsables del bien espiritual del hombre y no han sabido estar atentos al Espíritu. Por el contrario observamos grupos de gente no confesional con una vida espiritual muy profunda.
GA: Enseguida quieren la seguridad que da el saber las verdades: “…yo tengo la verdad porque sé lo que fui en mi anterior encarnación”, “porque sé lo que tengo que comer”… Ya San Pablo nos previno con respecto a la vanidad espiritual de las obras.

FA: ¿Es más sano un sincretismo?
GA: Es bueno que los credos se reconozcan y sepan que buscan lo mismo. Sin embargo para el buscador pertenecer a varias tradiciones es muy difícil. Las religiones a la carta no funcionan.
MT: Cuando ahondas, el agua profunda es la misma para todos, el sufí, el hindú, el cristiano… Aunque las tradiciones espirituales están marcadas por una cultura en particular, todas acaban bebiendo de la misma agua.
De cualquier forma el sincretismo barato es peligroso. Tampoco hay que confundir el camino espiritual con los deseos propios, mal comprendidos y elevados a categoría de verdades. El ejemplo anterior de “comer el arroz integral y llevar el cucurucho en la cabeza” es una ridiculización de algo muy serio.

FA: ¿Acercarse al otro es por lo tanto nota de nuestros tiempos?
MT: Así es. Hace falta una especie de finura, una sensibilidad espiritual para ir avanzando y comprendiendo todo lo que te rodea. Si no avanzas en esa apertura, no puedes comprender la verdad de la que el otro es también portador. Cuando te quedas en ti, puedes caer en la soberbia.

FA: ¿Se pueden reconciliar espiritualidad y progreso?
GA: Es secundario que a la dimensión espiritual la llames Dios, hermano o lucha por la justicia… Hay un cierto prejuicio entre esos que nos llamamos progres, o lo hemos sido en nuestra juventud, de pensar que la vida espiritual es para quienes no son capaces de encontrar fundamento y consuelo en otro lugar, sin darse cuenta de que quien lucha por la justicia será sentado a la derecha del Padre. Ello hace que se pierdan una dimensión de la existencia mucho más profunda
MT: La iluminación conquistada da luz a todo lo que se va dejando atrás. Hay personas que se resisten a atender a la llamada y renuncian a penetrar en una nueva dimensión de la vida.

FA: ¿De qué depende que escuchemos esa llamada?
GA: Son tiempos más fértiles para esa llamada, dada la profusión de espacios y foros de encuentro y mutuo enriquecimiento espiritual. Esos espacios de paz y armonía pueden convertirse en auténticas antesalas de otro mundo superior.

FA: Iniciación a la iniciación es uno de vuestros principales libros.
GA: La iniciación es un proceso connatural al hombre, y que por lo tanto tiene que ser compatible con todas las circunstancias. La tradición iniciática se remonta, en occidente, al tiempo del Egipto clásico.
El hombre, para llegar a su plenitud, tiene que dar saltos en el nivel del ser; es su muerte y resurrección continuada. Desde fuera pueden crucificarle. Quien inicia el camino es una persona molesta, porque es libre y no se deja domesticar.
Estamos en una sociedad hipereconomicista e hipersexual que pretenden distraer la atención del buscador.
MT: La iniciación produce cambios muy fuertes. El iniciado es una persona que ve el mundo de otra manera, porque él está en el mundo de otra manera.

FA: ¿Cómo afectan estos valores a la actividad profesional?
GA: La interiorización de estos valores superiores hace innecesario someterse a una ética forzada, uno se comporta como es. A veces por ejemplo, el elemental “no mentir” puede ser incómodo, pero no hay otra opción, no se sabe actuar de otra manera. Las actitudes rectas acaban siendo rentables.

FA: ¿El camino espiritual es personal o de grupo?
MT: Es personal pero al mismo tiempo es un camino de amigos, de hermanos. Cuando emprendes el camino, encuentras gente que está implicada en la misma búsqueda.
Es la hermandad a la que se han referido siempre las tradiciones espirituales. En el caso de los budistas, la “shanga” representa muy bien ese concepto de comunidad.

FA: ¿La relación con los demás da la medida del avance espiritual?
GA: Eckhart dice que si estás en el mayor de los éxtasis y tu hermano está enfermo, has de dejar el éxtasis y llevar a tu hermano un tazón de sopa. La aportación a la comunidad es básica.
De cualquier forma hemos de observar que el progreso en el camino espiritual es útil para todos, porque cada vez que un ser humano se acerca a la cima, su testimonio va a servir al resto de los hombres.
MT: Aunque lleves una vida espiritual muy profunda, has de preguntarte si los que están a tu alrededor son felices, si te has ocupado de los que dependen de ti. El examen final es: ¿cómo está tu hermano?...

La Redacción
Fundación Ananta

 

Malagón: "Educar es facilitar el despliegue total del ser" (30-10-06)

Entrevista al director de la Escuela Libre Micael

El fundador de la primera escuela Waldorf de España, la Escuela Libre Micael, de Las Rozas de Madrid, Antonio Malagón, entiende la educación como el abrigo y el fomento del ser en toda su extensión, incluido el descubrimiento de la propia individualidad, con la que damos la posibilidad al niño de cumplir “su destino”, de que vea “la tarea” que ha de desarrollar en su vida, “los talentos que trae al servicio de la humanidad”.




El fundador de la primera escuela Waldorf de España, la Escuela Libre Micael, de Las Rozas de Madrid, Antonio Malagón, entiende la educación como el abrigo y el fomento del ser en toda su extensión, incluido el descubrimiento de la propia individualidad, con la que damos la posibilidad al niño de cumplir “su destino”, de que vea “la tarea” que ha de desarrollar en su vida, “los talentos que trae al servicio de la humanidad”.
Los adultos, estamos llamados a “acoger” sus preguntas, a reconocer en ellas la “chispa” de su “curiosidad reverente”, y propiciar así sus mejores “impulsos” para la acción; y todo tiene que partir de la asignatura obligatoria de los primeros años: “fantasía e imaginación”.

Malagón, estudioso de la Antroposofía propugnada por Rudolf Steiner, desde su papel también de maestro y formador de maestros de la pedagogía Waldorf (1), desvela en esta entrevista con la Fundación Ananta la importancia de la dimensión espiritual en la docencia, y defiende la asignatura de “Ética cristiana” como una cuestión de “sentido común” que nos encaminaría hacia la “salud social”.

El modo como se desenvuelve un trabajador en su profesión, asegura, es resultado directo de cómo jugó cuando fue niño. Por eso es tan importante fomentar el “juego libre” y las actividades de cooperación, así como las que desarrollan los valores de creatividad, autoestima y respeto, empezando por la veneración a la naturaleza durante los primeros años de vida. “El niño se relaciona con lo divino venerando a la Madre Tierra”, asegura.
Con el mismo entusiasmo y coherencia que transmite a sus alumnos desde hace treinta años, Malagón se expresa con la claridad de quien sabe que el cielo del que habla es tan real como la nobleza de los materiales de que está hecha la Escuela. De los valores eternos que en ella cultiva, esparce semillas en cada conferencia que ofrece, igual que en cada una de sus respuestas.


Fundación Ananta: La Pedagogía Waldorf parece dar vigencia al poeta griego Píndaro (S. VI a.C) en su sentencia “llega a ser lo que eres”.
Antonio Malagón: Nuestra obligación como maestros es abrir puertas para que el niño pueda desplegar las fuerzas que trae, sus talentos individuales y genuinos, para que los aporte en el futuro a la sociedad, a la humanidad. Se trata de poner sus capacidades anímicas al servicio de la expresión de su individualidad. Así que no lo podemos encajonar, al contrario; nuestra tarea es trabajar los receptáculos para que se exprese ese potencial único que tiene que llegar a ser. Es el genio que cada uno lleva dentro; es encontrar sus capacidades, y no las que los padres o maestros quieran que tengan. Es fundamental saber acompañarlos y saber entender qué demandan con cada comportamiento, para enseñarles a discernir, poniéndoles los límites necesarios, para conformar su camino hacia la libertad.


FA: ¿Una recomendación para los padres durante la primera infancia?
AM: Los padres han de reaprender cómo cuidar a un niño con los ritmos de vida naturales, algo que nuestros abuelos sabían de una forma intuitiva, y que ahora se ha perdido con el lío y la prisa del mundo de los adultos. Se trata de cuidar, en primer lugar el cuerpo, y luego toda la trinidad que somos: el cuerpo, instrumento del alma, y el alma, receptáculo de la propia individualidad, del yo.


FA: De entrada entonces, el cuerpo. ¿Lo primero es respirar…?
AM: Así es. Aprender a relacionarse con el mundo en una ida-vuelta, en actividades expansivas y de concentración, ayuda a conformar incluso sus pulmones. Todo está pensado para que el cuerpo construya una capacidad neurosensorial fuerte, perceptiva, con juguetes tomados de la naturaleza, que está a nuestra disposición para reconocerla y amarla. Lo neurosensorial, la integración sensorial determinará su pensar, mientras que en su capacidad rítmica se asentará su sentir, y en su parte metabólica y motora descansará su fuerza de voluntad.


FA: ¿Por qué es tan importante el contacto con la naturaleza?
AM: Durante los primeros siete años de vida, el niño debe sentirse como en un invernadero anímico y en un entorno cuidado, y no en un sistema de exigencias verbales e intelectuales. Para que llegue a tener una creatividad con corazón, la primera infancia ha de estar en relación correcta con la Creación, que -con su bondad y entrega que trae del cielo- es la relación con lo divino. En lugar de amonestación sin límites, el niño ha de percibir la coherencia del adulto junto a la veneración, asombro y respeto total a su ser. Eso genera una gran fuerza para la vida. Han de sentir lo sagrado, la atención a todas las cosas importantes. Por ejemplo, la comida requiere nuestra atención total, lo que incluye, sobre todo, nuestra actitud interior, para que sea realmente nutritiva.


FA: ¿Qué efectos tienen la fantasía y la imaginación?
AM: La fantasía y la imaginación son el tema central hasta los siete años. Sin eso, cuando sea adulto, su pensar será seco, no será un pensar en posibilidades, no será creativo. La asignatura para desarrollarlo es “el juego libre”, con troncos, piñas, piedras, conchas, lanas; tocar la tierra, las sustancias naturales, que las reconozcan... y disfrazarse, imitar a los adultos en sus quehaceres. Imitando, aprenden nada menos que a erguirse y andar, todo un doctorado. Si no tienen adultos que caminen erguidos, se tuercen y no llegar a adquirir la dignidad de la verticalidad. Igualmente, por imitación aprenden a hablar y a pensar.


FA: “Tocar la tierra…”: el tacto tiene un protagonismo inmenso entonces.
AM: De hecho, a través del juego los niños desarrollan el tacto, y ese tacto se convertirá luego en creatividad y tacto de corazón y, a su vez, en el mayor arte: el arte social. Este arte se aprende inclinándose hacia la tierra, sintiéndola, transformándola… y no se puede aprender de otra manera. Cuando esto no ha ocurrido se tienen que imponer las normas sociales, los convencionalismos del comportamiento cortés…, pero lo importante es que en la primera infancia se haya integrado el respeto a todo. Tacto, equilibrio, movimiento y bienestar constituyen la base para el desarrollo posterior como seres humanos espirituales y conscientes.


FA: ¿Qué deben percibir de los adultos a partir de los siete años?
AM: Esa atención a la creación, esa coherencia –consigo mismos-, esa veneración y ese agradecimiento de los adultos en la primera infancia, sirven para desarrollar en la etapa escolar el amor hacia el resto del mundo. Pero para eso hace falta que los adultos les trasmitamos lo que acontece con entusiasmo y expectación. Los maestros y los padres han de transmitir esperanza; eso deja un poso de ánimo permanente para toda la vida, colocándoles en la disposición positiva necesaria para superar los obstáculos que encuentren cuando sean adultos. Y la mejor manera de transmitir amor hacia el resto del mundo es hacerlo sin sentimentalismos, simplemente al trasladar el conocimiento de las asignaturas con el entusiasmo del que acaba de descubrirlo. Por ejemplo al impartirles botánica, mineralogía, o historia. Cuando miras con alegría e interés sano algo, terminas amándolo, y eso, después de la pubertad, se transforma en una correcta disposición y acción para con el mundo.


FA: ¿La solidaridad surge espontáneamente por ese camino?
AM: Eso es. De igual forma que el asombro y la veneración se transforman en amor, el amor se transforma en deber para con el mundo. Las fuerzas de solidaridad no pueden generarse con sermones y amonestaciones, tienen que brotar de él, desde su alma, generadas en sí mismo y con el ejemplo de los adultos. Hoy, por ejemplo, a los adultos les da vergüenza rezar delante de los niños.


FA: ¿Cuál es la importancia de la oración?
AM: Con la postura del cuerpo y la compostura del alma adecuadas, la oración se convierte en una vivencia auténtica; en este colegio recitamos cada mañana en las clases, con reverencia verdadera, unos versos que hasta los doce años hacen alusión a la relación entre el cielo y la tierra, y que a partir de esa edad y hasta el bachillerato están orientados a buscar el equilibrio entre el mundo exterior y el mundo interior. Con la actitud adecuada, la oración forma unos maravillosos “tapices” alrededor de la clase y se crea el mejor ambiente para la educación, que parte siempre del encuentro humano entre el maestro y el alumno.


FA: ¿Se entiende bien que haya una asignatura de “Ética cristiana”?
AM: Es nuestra asignatura de Educación en Valores, cargada de sentido común y es la vivencia para una verdadera salud social. El fundamento de la Pedagogía Waldorf es cristiano, pero no confesional. En este colegio hay padres de múltiples religiones y filosofías: mormones, judíos, islámicos, protestantes, católicos, budistas, agnósticos, ateos… Pero si en la familia cultivan los actos rituales de sus culturas, fomentan sentimientos de coherencia importantes en el desarrollo de cualquier niño. Por eso, la educación religiosa confesional de cada familia debe “impartirse” en casa y, desde la escuela, la apoyamos. Pero en el colegio, igual que trabajamos la educación científica a primera hora de la mañana y la artística en una segunda franja horaria, al final de la mañana vemos lo religioso. Lo religioso marca lo volitivo, porque en la voluntad están los impulsos del destino. Y en esa franja horaria están las asignaturas conocidas como trabajos manuales, que tienen que ver con religarse a la tierra: horticultura, talla de madera, de cobre y de piedra; trabajos con lana, zapatería, corte y confección...


FA: ¿Qué tiene que ver la religión con los trabajos manuales?
AM: Transformar la materia es nuestra tarea divina. Es dar a la materia la dignidad de lo humano y ponerla a nuestro servicio pero con el debido respeto. La educación espiritual, de todos modos, está presente en toda la enseñanza del colegio, y la asignatura de Ética Cristiana la damos los maestros.


FA: ¿Cuál es el enfoque de la educación religiosa?
AM: Sirve para descubrir lo que se oculta detrás de la apariencia, para ofrecer al alumno las fuerzas con las que desvelar por sí mismo la trascendencia de la vida. Se empieza por los cuentos de los hermanos Grimm, para crear espacios interiores. Los cuentos populares siempre hablan de aspectos del ser humano y reflejan un tiempo sin tiempo donde se alude a la unidad.
Luego, en segundo curso se trata la dualidad: fábulas y leyendas. Tanto el animal interno que sujetamos, como la superación de pruebas, como San Jorge venciendo al dragón... o acercarnos a la vivencia compasiva en las leyendas de San Francisco.
El tercer curso de Primaria, cuando el niño tiene nueve años y se siente encarcelado en su individualidad, encarnado, amaneciendo a la pre-pubertad, hay que presentarles la historia de un pueblo, el pueblo hebreo, la Biblia desde el Génesis a los Macabeos, que es la imagen de un pueblo-yo en muchos individuos.

En cuarto, vamos a la mitología céltica, nórdica, germanica, se aprenden runas... Así que hacemos un camino desde la unidad a la dualidad y a la trinidad, y luego, el caos, el mundo de estos locos nórdicos…
En quinto, es toda una recapitulación del último arco cultural, empezando por la Atlántida –que nos lo revela Platón en el Timeo-, Finisterre, Irlanda... Mientras la Atlántida se hundía, Manú, el gran guía, se llevó a los que pudo caminando hasta el desierto del Gobi, que era entonces una grandísima floresta, y desde allí parten luego todas las culturas: La Antigua India, donde la creación toda es unidad. Luego, Persia, con la dualidad de Ormuz y Ahriman -el bien y el mal, la luz y la oscuridad-, y los sacerdotes adoradores del sol. En todas las culturas siempre se mira al sol, al Cristo solar, en todas hay reverencia al sol que da la vida, pues presentían la bajada del Cristo a la tierra. De una manera o de otra están Hermes, Apolo..., que son los anuncios.
Después llegamos a Mesopotamia, a la gran Asiria y Babilonia, con una epopeya que se conoce poco, la leyenda de Gilgamesh y Enkidu, en la que se encuentran el hombre divino y el hombre humano y se hacen amigos. Uno es velludo y está con las fieras, y el otro es un hombre cultivado, un dios: luchan, se abrazan y hacen juntos un camino para luchar contra el monstruo Utnapistim y salvar a su ciudad, Ur. Muere Enkidu y Gilgamesh llora la muerte de su amigo, tras no poderlo resucitar. Es la primera vez en la historia que se toma conciencia de la muerte. Después está la cultura de Egipto, con la trinidad: Isis, Osiris, Orus, y, finalmente, la mitología griega, con dioses un poco humanos, que hasta se hacen fechorías. Pero ese es un camino largo de la evolución de la conciencia que transcurre desde el pensamiento mítico al pensamiento filosófico. La conclusión fue la lógica, base de nuestro pensar de hoy… y que se transmite a los niños desde las historias de Alejandro el Grande y su maestro Aristóteles...

A partir de la sexta clase de Educación Primaria se tratan los Evangelios, biografías de personajes interesantes de la historia que, desde un impulso individual, desde la fuerza de los talentos de su ser que quiere llegar a ser, despliega un impulso social extraordinario. Por ejemplo, Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, que tras una experiencia crucial, de encrucijada, cambia el rumbo de su vida e intuye fuertemente su “proyecto de vida”, su dimensión social. También se abordan los diversos aspectos del desarrollo de la personalidad de los muchachos y muchachas y se trabaja con ONGs, como Solidarios para el Desarrollo, Amnistía Internacional, ACNUR, Movimiento contra la Intolerancia. Pero un tema central de esta clase es el estudio comparado de las cuatro grandes religiones: Hinduismo-Budismo, Judaísmo, Cristianismo e Islamismo, visitando sus tempos en Madrid y hablando con sus representantes.


FA: ¿Cuándo aparece el destino, la tarea de vida?
AM: En el sexto año, enmarcado en la historia de Roma, en la asignatura de Ética Cristiana, se abordan el hecho crístico, la encarnación del Verbo Divino, las parábolas, las curaciones, las biografías de los grandes: San Pedro, Santiago, San Juan y San Pablo. San Pablo es importantísimo porque representa el “zurriagazo interior”, la vivencia fundamental para que la vida tenga sentido. El camino de Damasco lo tenemos que hacer todos… A partir de ahí es donde colocamos las biografías que los personajes que han encontrado su misión, las ONGs y las charlas de voluntarios para que puedan descubrir dentro de ellos su propio potencial que quiere desplegarse.


FA: Parece un viaje por el tiempo y a través de uno mismo.
AM: Con estas historias entran, efectivamente, en la asunción de su propia evolución –que es la evolución de la conciencia de la humanidad- les ayudas a que entren en la vivencia del tiempo histórico con una presencia increíble. Muchos de los trastornos que tenemos los adultos vienen de no haber aprendido a encontrarnos en la corriente del devenir. Nuestro ir y venir desenfrenado, con prisas, sin tiempo, nos impide encontrar nuestro “tiempo interior” que siempre ha constituido y constituye el punto de anclaje fundamental para el equilibrio vital. Estamos en un momento increíble: un largo camino desde la conciencia mítica, a la filosófica, a la científica y, ahora, a la técnica más sofisticada y terrible. Justo ahora, tenemos la posibilidad de encontrar la libertad pero por nosotros mismos. Y para descubrirnos -y ayudar al joven a descubrir sus impulsos verdaderos- necesitamos meternos en todo ese barro de la historia pero buscando los ideales con los que uno pueda identificarse. Sin pasado no se puede vivir el ahora ni lanzarse hacia el futuro. Sí, estamos dándoles a los alumnos la posibilidad de lanzar su jabalina, de cumplir su destino.


FA: ¿Estamos realmente en un momento evolutivo especial?
AM: Sin duda. El año pasado, trabajamos tres o cuatro semanas sobre la película “Y tú qué sabes”, haciéndonos preguntas, debatiendo... Hemos comprobado que los adolescentes tienen una posición de jabalina, de entrever la meta y de poder lanzarla ellos mismos, cada uno... Hace veinte años nadie habría entendido esa película. Todo indica que en nuestra época se está abriendo una gran ventana y que con una pedagogía abierta fomentamos lo mejor para nuestros alumnos.


FA: Parece importantísima la curiosidad
AM: Una de las principales tareas del pedagogo es abrir preguntas, que vayan recociéndose dentro y se transformen en intenciones, en impulsos, en desarrollo. Hay que acoger las preguntas, reconocer la chispa que hay en ellas, y apoyar la curiosidad sana en un sentido verdadero, reverente, hacia el misterio. Todo eso es lo que luego conforma sus propios criterios, que les harán discernir el camino, la opción óptima en situaciones confusas. Se trata de cultivar la confianza en su propia voz interior.


FA: ¿Y la creatividad, en qué repercute?
AM: Cuando les das un trozo grande de madera, por ejemplo, para que saquen lo que hay dentro, comienza un movimiento en su interior, una lucha consigo mismos y con su temperamento; sienten el “temblor artístico” por expresar-se de verdad y desarrollan una sensibilidad exquisita hacia la materia y un conocimiento de sí mismos. Y comprueban que cada cosa que hacen reverbera en la totalidad. Luego, cuando sean adultos y se encuentren ante un problema, sabrán enfocarlo desde diferentes lados y no mirar de forma lineal. Por su parte, el trabajo con el cobre, haciendo un cuenco a base de calor con el soplete y de golpecitos –pasando la materia de la plancha plana a lo cóncavo-, permite al adolescente objetivar su “cuenco interior” en formación. Otro ejemplo, el trabajo con máscaras, en segundo de secundaria, es benéfico y una gran ayuda en la búsqueda de su identidad.


FA: ¿Qué función tienen los ritos?
AM: Con ellos se celebran las fiestas de todos los tiempos, como solsticios y equinoccios, las estaciones, los acontecimientos cósmicos, a los que hemos dado la vestimenta de nuestra cultura. Así nos unimos al discurrir cósmico y recogemos la herencia cultural humana imprescindible para el propio desarrollo. En el colegio acabamos de tener la fiesta de la cosecha con actividades propias: una sopa riquísima de hortalizas hecha por los niños en la Escuela Infantil, han pisado uva... Es una fiesta unida a la celebración de San Miguel –Patrón de nuestro Colegio y de Las Rozas-, que representa un impulso luminoso para la humanidad del futuro: significa la valentía, el coraje, la fortaleza del hierro de su espada, enfrentarse al dragón, sujetarlo y caminar mirando la meta. Con los alumnos hacemos “pruebas de valor”. Con los pequeños se hacen juegos de equilibrio, de pasar por túneles oscuros, de saltar; con los de Primaria, muchas pruebas difíciles en el gimnasio, y con los de Secundaria se acude a la residencia de ancianos Reina Sofía de La Rozas o se va a los centros de discapacitados Waldorf de Pozuelo o de Villalba para convivir con los residentes.

Y en noviembre, hacemos la fiesta del farol con las familias de la Escuela Infantil y de las tres primeras clases de Primaria, coincidiendo con San Martín. Con farolillos confeccionados por los mismos niños se camina al anochecer en el jardín del Colegio, bajo las estrellas, tras oir la preciosa leyenda de San Martín. Se trata de acercarnos a la vivencia de que el Sol se va alejando, y hay que encender la luz interior hasta que se anuncie otra vez en la Navidad, el nacimiento del Cristo-Sol.


FA: ¿Cómo se celebra la Navidad ?
AM: Con actividades que rescatan todo su profundo significado, como los saludos de Adviento en los que participa todo el colegio: los cuatro lunes, al comenzar el colegio, a las 8,30 horas, nos reunimos todos los maestros y alumnos en el salón de actos y un maestro cuenta el cuento de los ángeles que van bajando cada domingo de adviento -azul, rojo, blanco y violeta-, dando un impulso a la humanidad y anunciando la llegada del Cristo. Cantamos villancicos y nos vamos a las clases a seguir el trabajo.
Se representan además tres Autos de Navidad por maestros, padres y antiguos alumnos: el Auto del Paraíso, el de la Adoración de los Pastores y el Auto de los Reyes Magos. Se trata de unos textos que recuperó Steiner con un filólogo alemán en una isla del Danubio y que conservan las imágenes purísimas de la Navidad en las que se respeta estrictamente el Evangelio, sin ninguna mojigatería ni barniz confesional. Las representamos en el colegio para alumnos y familias y en la residencia de ancianos de Las Rozas. Todo eso nos prepara interiormente para la vivenciar y celebrar la Navidad.


FA: Tenéis fama de ser contrarios a las nuevas tecnologías
AM: Pedimos a los padres que protejan a sus hijos de estar delante de la televisión por costumbre. Cualquier persona con sentido común puede evaluar lo que puede aportar la Televisión a los pequeños. Igual pasa con el ordenador, que puede ser una herramienta para el trabajo –y depende de la edad, claro- o una ventana a “paisajes indeseables”. Los padres tienen que tomarse en serio como “administrar” el uso familiar de esos aparatos. Hoy día ya hay graves patologías derivadas de la adicción al ordenador, a Internet y a los juegos. En el colegio, se introduce en Educación Secundaria, a partir de la asignatura de tecnología y electrónica, en el momento en que pueden cuestionar todos los elementos. Hay que recordar que la tecnología comenzó en el homo habilis.


FA: ¿Qué habilidades conviene conocer primero?
AM: Las actividades manuales se colocan en el currículo Waldorf atendiendo el momento evolutivo del alumno: por ejemplo, se comienza con el proceso de la lana –desde el vellón al tejido-, cultivar la tierra, costura, ganchillo, punto de cruz... Con catorce años se les enseña a hacer patrones para hacer sus trajes para el teatro; zapatillas, cuencos de madera, el proceso hasta la máscara (dibujarla, barro, madera, papel maché...), y otras artesanías antes de llegar a la electrónica, cuando empiezan a ver las tripas a los ordenadores y a manejarlos. Naturalmente, como “mobiliario” corriente de cada casa, ya lo conocen y hasta lo han utilizado para buscar información sobre las asignaturas, nunca para presentar trabajos que siempre deben venir escritos a mano e ilustrados por los alumnos.


FA: Muchas cosas más importantes que los ordenadores de cara a la vida adulta...
AM: Sin duda. Lo básico y previo en el niño pequeño es el juego. El juego libre es “jugar a hacer –y a sentir- como los adultos” pero compartiendo, cediendo el conocimiento y agradeciendo el que reciben. El juego es al niño lo que el trabajo al adulto. Cultivando la entrega y el interés del niño en el juego con sentido, crearemos la capacidad de entrega al trabajo bien hecho que, como adulto, necesitará. Todo parte de la primera infancia, y el futuro se fundamente en los seis primeros años de su vida; ahí es donde se colocan realmente los impulsos para un actuar justo, consciente, social, solidario... Y todos los juegos populares tienen una sabiduría grandísima, algunos toman en cuenta el movimiento de las estrellas, son juegos inspirados.


FA: ¿Alguna práctica concreta para imbuirles los mejores valores?
AM: Hay alicientes mucho más interesantes que las notas y otros látigos. Por ejemplo, lucir un trabajo y saber que todos van a lucirse, y hacer ver algo bonito y bueno de todos los trabajos -porque es verdad que todos lo tienen-; o invitar a ayudarse entre compañeros y que sea un éxito común... entre ellos se ensalzan luego los méritos. También es interesante invitar a que, cuando les guste un trabajo ajeno, feliciten al autor con palabras, abrazos o palmadas... porque en el gesto se expresa el alma... O cambiar reglas en los juegos hasta hacer un juego móvil, y donde todos cooperen.


FA: Es todo un compromiso, ¿propones alguna disciplina a los maestros?
AM: Una ayuda enorme para mejorar nuestro trabajo en el aula es la revisión diaria, la autoobservación de lo que has vivido en el día, es una higiene para el alma, porque se deshace el día en lo lineal y queda sólo la sustancia. Después de limpiar, las imágenes que quedan pierden todas las aristas y todo lo que te ha distraído de la esencia, y se llega al “despertar”. Ese recuerdo, en el estado adecuado de quietud, ya no te muestra la impertinencia, el reto, la propia impotencia... sino que ves en transparencia, ves al ser, ves las cosas sin que te las enturbie la apariencia. Si lo hiciéramos todos, sería la salud mental del mundo. Visionar las vivencias del día es una higiene fundamental que fortalece la disposición anímica para corregir y compensar al día siguiente lo actos acontecidos. Es una fuente de inspiración educativa extraordinaria y sugiere al día siguiente muchos “actos pedagógicos y didácticos” acordes con la realidad de los alumnos.


FA: ¿Qué carencias detectas en el profesorado “oficial”?
AM: El noventa por ciento de los maestros y profesores que acuden a los cursos de formación que organizamos en el Centro de Formación de Pedagogía Waldorf de Madrid o a los Cursos Postgrados de Pedagogía Waldorf que organizamos en el Centro Universitario La Salle, provienen de la enseñanza pública y privada, y vienen porque tienen sequía en el alma y les falta la fuerza para ponerse con dignidad delante de los niños. Necesitan otra postura interior. En el fondo quieren hacer los cursos porque intuyen o son conscientes que “legitimarse para educar” pasa por entrar en nuevos procesos de aprendizaje y por emprender un camino interior. Esta disposición de seguir aprendiendo siempre es la idónea para un maestro… y para todo ser humano, claro. El otro diez por ciento de los participantes son padres y madres que quieren formarse como “educadores de sus hijos” y otras personas interesadas en la educación de la juventud.

Un maestro que se conforme con ver delante de sí lo físico, está haciéndose tal fraude a su interior, se está engañando de tal manera… En realidad hacen estos cursos de Pedagogía Waldorf porque se han dado cuenta que para “profesar” su “sagrado oficio de educador” necesitan acercarse al lado trascendente de la realidad. Necesitan una orientación sobre todos los aspectos de la vida, visible e invisible, del ser humano; del destino, de lo potencial que está en el niño y que tiene que llegar a desarrollarse. Porque sabe en el fondo que, si no, los estamos machacando y también nos estamos haciendo daño a nosotros mismos.
En estos cursos se profundiza en la metodología Waldorf y en la didáctica creativa.


FA: En lo formal, sería importante modificar pequeños gestos...
AM: Los pequeños gestos tienen una importancia absoluta. Aquí, cada día, el maestro tutor –el mismo durante ocho años: de los seis a los catorce- saluda personalmente a cada alumno dándole la mano, llamándole por su nombre, mirándole a los ojos. Es sólo un pequeño gesto, pero importantísimo, que les coloca además una envoltura anímica para afrontar el día. Pase lo que pase en su casa, en esa época de terremotos familiares, su maestro le espera cada mañana con la mano tendida, como quien dice: “Adelante, comienza un día nuevo”.

Fuera llueve a mares. Descarga el otoño el agua que ahorró el verano, y todo invita a guarecerse eternamente, junto a mil y una historias de amor incondicional, bajo el manto de sabiduría de este maestro.


(1) La pedagogía Waldorf fue creada en 1919 en Stuttgart (Alemania) por el filósofo Rudolf Steiner. Las Escuelas Waldorf son centros homologados donde se ofrecen los programas de enseñanza de cada país pero con una educación artística y artesanal integrada. Se fundamentan en tres pilares: el conocimiento profundo del niño –del ser humano en evolución- el desarrollo interior del profesorado y la colaboración familia-escuela. Tras 87 años de experiencia, hoy existen más de 2.000 centros escolares de todos los niveles educativos, 400 centros de Educación especial y 92 Institutos de Formación del Profesorado vinculados a Universidades o acreditados por Ministerios de Educación en más de 80 países de todo el mundo. Más información en:
Escuela Libre Micael-Waldorf, de las Rozas de Madrid: www.escuelamicael.com
Centro de Formación de Pedagogía Waldorf de Madrid: www.centrowaldorf.com
Asociación de Centros Educativos Waldorf de España: www.colegioswaldorf.com


La Redacción
Fundación Ananta

 

Gangchen Rimpoché:Lama sanador y mensajero de paz (18-10-06)

Ojos de niño y cuerpo de guerrero, sólo la barba que hace colgar de su ancho mentón pareciera delatar algo del sabio que lleva dentro. Gangchen es un lama terapeuta tibetano que trabaja en Occidente desde 1984.
Emplea la vida en curar y a aliviar el sufrimiento físico y mental de quienes se cruzan en su camino. Su puerta siempre está abierta a quien padezca o busque sabiduría.



Pero además este lama de mirada entusiasta y perenne sonrisa es un incansable activista por la paz. Recorre anualmente más de cien mil kilómetros compartiendo sus reflexiones sobre el tema. Viaja de una esquina a otra del globo con la esperanza en los labios y con su maleta llena de propuestas conciliadoras para el tercer milenio traducidas a los más diferentes idiomas. Su sistema “autodesarrollo y manejo de la paz” está basado en las enseñanzas de Buda, de hace 2500 años, sin embargo no se ve limitado por este legado.

Ha creado numerosos centros espirituales por todo el mundo. En 1992 instituyó la Fundación T.Y.S. Ganchen para la paz. Su sección española fue legalizada en 1993. Parten del universal argumento de que la paz de fuera sólo llegara cuando primero la hayamos alumbrado dentro. Promoviendo esta sencilla filosofía funcionan en nuestro país dos activos grupos en Madrid y Almería


Azarosa vida
Al día de hoy goza de múltiples reconocimientos. No en balde se aplicó desde bien pequeño. A los dos años ya descubrieron en él cierto brillo de santidad y le comenzaron a preparar para ejercer la labor que ahora le ocupa. Fue reconocido como la reencarnación de un gran yogui descendiente espiritual de un largo linaje de sanadores.

Sus estudios fueron interrumpidos con la invasión china de 1959, siendo enviado a una escuela de agricultura y posteriormente a su provincia natal a trabajar como agricultor. Su fama le acarreó dos años de trabajos forzados, hasta que un alto funcionario chino le ayudó a salir de la cárcel como agradecimiento por haber curado a su mujer.
En 1982 es invitado a venir por primera vez a Occidente. Entonces comienza su infatigable peregrinaje de entrevistas, retiros, cursos... por Europa y América. Tiene su centro de operaciones en los Alpes italianos y está reconstruyendo en Tíbet el monasterio que lleva su nombre y que fue destruido por los chinos. A menudo viene a España invitado por los miembros de su Fundación.

Cuando consigue unos dólares vuelve a su país natal. Allí desembarca en las montañas de la provincia de Tsang con unas furgonetas llena de útiles y de alimentos para la humilde gente de las aldeas de esta región donde también se ubica su monasterio. Además de médico tradicional, de activista por la paz, Lama Ganchen es también un genial estratega. Es el único lama que las autoridades chinas consienten en el territorio ocupado del Tíbet. Es muy probable que hasta propias autoridades ocupantes sucumban ante la florida artillería de su sonrisa.

Además de ayuda material Lama Ganchen les ha regalado a sus paisanos un sueño. Ha puesto agua a la puertas de sus casas. La ha bajado de las altas montañas y acercado a las poblaciones mediante un sistema de conducción que ha logrado financiar en sus giras a lo largo y ancho del mundo.

Aprovechando el Encuentro Internacional por la paz que su Fundación ha organizado recientemente en Madrid, hemos acordado cita con Lama Ganchen en el domicilio particular de una de sus seguidoras. Hemos de hacer cola junto a numerosas personas que acuden a él en busca de consejo interno. La espera no es en balde. En su afable y casi explosivo saludo percibimos ya algo de ese cálido mensaje que pregona por doquier. Se ajusta a lo que predica. Ya me habían prevenido: una amabilidad de potentes abrazos forma parte de su habitual protocolo.

“No hay caminos para la paz, la paz es el camino” ¿cómo y dónde iniciamos el peregrinaje?
No dejes que te contaminen los pesares y la enfermedad, sino la alegría y la risa. Ahí comienza tu peregrinaje. La paz interior es portadora de todas las bendiciones sagradas. La podemos alcanzar desterrando los enfados que experimentamos en nuestra propia mente. Tenemos un fuerte hábito de enfadarnos, pero si acumulamos energía positiva, lentamente la energía del enfado se va debilitando.

La vida nos trae sonrisas, pero también desatinos. A veces nos asalta la ira y la paz se desvanece...
La paz es nuestra naturaleza pura original, es como un puro cristal, pero esa pureza con el tiempo se ha ido ensuciando con las emociones negativas y no pacíficas. Si te asalta una emoción negativa para con alguien, entona un “mantram” (Nos propone el popular : “Om muni muni maha muni shaya muni soha”) y dedica la energía positiva generada para el bienestar de la persona que te está perjudicando.

¿A qué se debe ese poder milagroso de su método de autocuración?
Se trata de una práctica de purificación de los “chacras” (centros sutiles de energía). Mediante su ejercicio ordenado podemos mitigar los sufrimientos del cuerpo y de la mente. Combina curación y relajación para quienes están cansados de sufrir en el “samsara” (rueda de encarnaciones). Partimos de un punto de vista holístico en el que todo está interconectado. Uno se trata a uno mismo de una forma integral.

¿Por qué se ha revelado en nuestros días todo este conocimiento hasta ahora oculto?
Ha sonado la hora de hacer partícipe a los demás de los secretos y tesoros que alberga cada pueblo. Tradicionalmente las enseñanzas tántricas conllevan la toma de un compromiso en su práctica, sin embargo hemos comprendido la urgencia de estos tiempos de cambios y grandes crisis. Al día de hoy estamos facilitando estos conocimientos secretos de forma pública sin los compromisos habituales.

¿Cuál es el mayor reclamo que alberga el budismo para que tantos occidentales llamen a sus puertas?
La no-violencia actúa como el máximo atractivo por el que muchas personas en Europa y América se interesan por el budismo. En un mundo en el que prevalece un gran culto por la violencia, hay mucha gente que no se encuentra cómoda y feliz. El budismo les ofrece remanso de paz.

¿No es el tiempo de una religión unificada que supere las divisiones del pasado?
Precisamente el objetivo de la paz que perseguimos es el de reunir a unos credos y otros. La unión interna es condición para la paz externa. Llevamos ya tiempo en esta tarea.

Echemos una rápida mirada a esa Europa que se ha convertido desde hace ya casi veinte años en su segundo hogar...
Aquí disfrutamos de grandes avances tecnológicos, sin embargo en sus altas montañas he contemplado hermosos lagos cuya agua no podíamos beber. Aquí se ha perdido el contacto con la tierra y con los demás elementos como son el viento, el agua, el fuego... Deberíamos de poner más energía en aprender a vivir en armonía con el entorno.


“Hagamos las paces con todos y con todo”, he ahí la medicina del “Lama sanador”, como también es conocido popularmente, la receta de este corpulento hombre que si mantuviera apagada su sonrisa parecería ser persona de pocos amigos. Sin embargo ha dedicado toda su vida a ayudar a trasformar la vida del agitado siglo XX en una vida más imbuida de amor y de plenitud espiritual.
Antes de despedirnos nos muestra los hitos de su peregrinaje por la paz. Es un álbum donde aparece con los estadistas y máximos mandatarios religiosos de los últimos veinte años. A todos les ha llevado la misma “fantasía”, cada día más real, de un mundo diferente.
Parece decidido a perseverar en esa vida de constante trajino, de movilización de las fuerzas espirituales constructivas con el fin de sanar el mundo y a la vez sanarnos a nosotros mismos. A la vera de la mesilla que sostiene nuestros papeles se encuentran sus grandes maletas. La sesión de fotos es corta y sin protocolo. Un coche saldrá en breve raudo hacia Barajas. Al Lama sanador le aguarda un nuevo destino.

La Redacción
Fundación Ananta

 

Eros, el Amor, es la fuerza que cohesiona la Tierra con el Cielo (9-10-06)

Bernardo Souvirón fabrica con los mitos sólidos argumentos a favor de la paz

Además de estudioso y profundo conocedor del mundo clásico, el profesor Souvirón exhibe una pasión por tan inabarcable cultura que resulta contagiosa. Una vez por semana coge de noche la moto y corre casi 100 kilómetros hasta un micrófono –de RNE- desde el que fascina a noctámbulos de toda España con historias y mitos de la antigüedad.



Y se afana en dar a los arquetipos el lugar que les corresponde, lejos de las interpretaciones mil veces banalizadas: “Eros, ese dios con modos de niño travieso, es el amor puro, la fuerza capaz de cohesionar el Cielo con la Tierra”.

Desde su cátedra comparte también con los jóvenes esa pasión. Hablando con él se adivina el fervor que debe despertar en sus alumnos del Instituto, a quienes -cuando han dominado las declinaciones griegas- enrola en un velero por el Mediterráneo para poner luz y horizonte a sus lecciones.
Nos recibe en su casa del Espinar en Segovia. Itaca es el nombre de ese refugio de estética y armonía clásicas. Pero Bernardo Souvirón no está anclado en el ensueño legendario un mundo grecorromano; nuestro ilustrado Ulises navega con destreza en los mares de estos días. Es consciente de sus tormentas y acantilados, pero su proa, Pandora al timón, no deja de apuntar a la playa de la Esperanza.

Estudiaba para Ingeniero Náutico cuando la lectura de la Ilíada le hizo abandonar fórmulas y números y abrazar el estudio de las lenguas clásicas. No ha acallado en su interior el sonido de las olas y sale a navegar en cuanto Homero y las clases se lo permiten.

Su última y reciente obra, “Hijos de Homero” (Alianza Editorial), ha trascendido el entorno puramente académico y ha sido muy bien acogida en ambientes pacifistas por el argumento que defiende: la sociedad minoica era una pacífica civilización matriarcal, muy avanzada en el ámbito del Mediterráneo, hasta que las sucesivas invasiones bélicas de origen indoeuropeo, originaron lo que hoy conocemos como la Grecia Antigua.

A lo largo de una tarde inolvidable, sellada con la lectura casi devota de unos versos de Arquíloco, Souvirón desgrana las enseñanzas que se desprenden de un sinfín de mitos, demoledoras para el concepto femenino casi siempre, por causa de los intereses masculinos y guerreros, empeñados en devaluar la capacidad de las mujeres.

En su revisión de los mitos, comenta al respecto y en un tono próximo al reproche que la historia mitológica ha transmitido siempre lo femenino como el origen de las sombras, empezando por Pandora, a quien la leyenda atribuye injustamente la responsabilidad de la existencia de todos los males del mundo por culpa de su curiosidad.

¿Qué prueba que en la antigua isla de Creta imperaba lo pacífico y lo femenino?
Sólo aparecen estatuillas de mujeres; no hay demostración de que hubiera reyes. Y el hombre no llevaba la voz cantante sino que tenía un papel secundario. Tal como revela su arte, los hombres eran los encargados de llevar las ofrendas, y las mujeres de oficiar las ceremonias.
Por otra parte, no había murallas, ni consta escena alguna de guerra en su arte; ni siquiera las escenas de toros eran combates sino meros juegos. En Creta había leyes, paz y una civilización de claro predominio matriarcal. La guerra como práctica organizada no existió hasta la llegada de los invasores aqueos, los primeros indoeuropeos. La preocupación de los cretenses no era que hubiera troneras y defensas, sino patios y claraboyas por donde corriera la luz… Por lo demás gozaban de sistemas avanzadísimos como el de las tuberías. En el segundo milenio antes de Cristo ya había conducción de agua caliente. Eso tira por tierra, además, que para que se produzca un avance tiene que haber una guerra. Y el Rey Minos fue el primero rey en impartir justicia, de ahí que una réplica de su trono decore el Tribunal de la Haya.

¿La conquista fue entonces “coser y cantar” para los aqueos?
Los aqueos encontraron los palacios sin protección alguna y conquistaron el territorio muy fácilmente. Ahora bien, para ganarse realmente a la población, no valían las armas de guerra, sino que necesitaron instrumentos más poderosos, como son los mitos. Con la utilización de los mitos, asentaron su pleno dominio y desterraron la civilización matriarcal.

¿Los mitos transmitieron las ideas más que los filósofos e intelectuales?
El mito es la televisión de antaño. Imágenes que se van quedando en una y otra generación. Ya todo el mundo sabe –o cree- que Helena fue la que provocó la guerra de Troya, y la gente llega a considerar los conflictos bélicos como algo natural, cuando en verdad es algo coyuntural y cultural. Hay mitos de todo tipo y a mí me interesan particularmente los que explican sucesos históricos; en general, ayudan a visualizar una explicación… la fantasía puede ser propia de Borges, pero no de Homero.

¿No hay en su obra una idealización excesiva de Alejandro?
Hasta la batalla de Maratón, Atenas no era nada. Entonces las autoridades democráticas atenienses decidieron liberar, sin conseguirlo, a las ciudades griegas de la amenaza persa. Tiempo después, Alejandro no sólo logró eso, sino que ganó todas las batallas y, al tiempo, acometió una labor civilizadora sin precedentes.
Pensó que la idea de la unión de griegos y bárbaros era posible. Sus conquistas no venían acompañadas de saqueos. Su propia tropa macedónica se extrañaba de su actitud. Alejandro Magno extendió una idea de igualitaria de la ciudadanía.
Sólo un botón de muestra del nivel humano de Alejandro: se pone de rodillas delante de la madre de su enemigo Darío. Tiene la humildad de reconocer aspectos más avanzados en la civilización de sus adversarios.

¿Platón, en cambio, no le resulta tan admirable?
Con el estudio de Platón se inició la línea de contención del pensamiento cristiano. La Iglesia Católica optó por Aristóteles y Platón, frente a Epicuro. Pitágoras, sin embargo, era todo un chamán.

¿Por qué la mitología puede ser útil en la evolución humana?
El conocimiento de nuestra parte mítica nos ayuda mucho. Se trata de darnos cuenta de dónde hemos vivido y qué hemos hecho.
La mentalidad democrática de Atenas se forjó en el teatro, más que en el ágora. En el teatro de Dionisos, en la ladera sur de la Acrópolis, la ciudadanía puede familiarizarse con la idea de democracia. En el teatro se toma conciencia del peligro de la espiral de la violencia… Lo importante del mito y del teatro es su capacidad para dar información de un modo muy directo y con mucha eficacia, más allá del logos.

Nos presenta unos dioses griegos muy de andar por casa…
En Grecia, los dioses son hijos de la Tierra. Existen un kháos un caos inicial, del que surgen “Gea” o “Gaia” (la Tierra) y “Uranos” (El cielo), además de una fuerza capaz de cohesionarlos: “Eros”, el Amor, que además se representa como un niño travieso... Sin Eros, es imposible que los elementos se unan; sin Eros es imposible evolucionar.

¿La Guerra es algo masculino, según la historia de Grecia?
La guerra en griego es un vocablo masculino. La denominación femenina de la guerra es una ironía de nuestra lengua. Son los hombres los que se embarcan en esa absurda aventura, y las guerras se abolirán más pronto que tarde, lo mismo que hemos abolido la pena de muerte. Las intervenciones militares que se disfrazan de intereses producen repulsión. Es de un cinismo insoportable la manera manipuladora en que se justifican las guerras.

¿Alcanzaremos una Alianza de civilizaciones?
En los países musulmanes hace falta una revolución francesa para poder separar los poderes político y religioso. Hay que apoyar a los países que han avanzado por un proceso laico porque es imprescindible separar las decisiones de uno y otro ámbito.

¿Hay modelo en el mundo clásico?
Hay muchos rasgos de gran avance de civilizaciones como la idea de la libertad y la individualidad. Ya Sócrates nos anuncia que todo era posible con la razón y la educación. El concepto neutro de la ley, In dubio pro reo, que aporta el derecho romano, ha llegado hasta nuestros días. Observamos también una idea cercana de los dioses con los cuales se podía charlar amigablemente, lo que contrasta con el “Dios” más lejano del cristianismo…

¿Todos los imperios no son iguales?
Encontramos un modelo de intervención civilizadora en Roma digno de tener en cuenta. Roma, a diferencia de Grecia, tuvo un modelo global. Las intervenciones de Roma en las provincias tenían dos fases. La primera era evidentemente militar, pero después estaba la intencionalidad civilizadora, de promoción de obras y equipamientos.

Souvirón, ¿relator o desmitificador de mitos?
Es interesante revisar los mitos y, en esa idea negativa de lo femenino, por ejemplo, destaca por su mensaje abrumador el de Antígona: Polinices y Eteocles acuerdan turnarse en el gobierno de la ciudad de Tebas. Pero Eteocles no devuelve el poder a Polinices. Este responde a la injusticia con la guerra. En el asalto a la ciudad, el destino hace que los dos hermanos coincidan y se maten entre sí. Su tío Creonte, hermano de Edipo, promulga un edicto por el que ordena que el cuerpo de Polinices se pudra fuera de las murallas de la ciudad y su alma vague errante. Entonces Antígona se enfrenta a una gran disyuntiva: hacer caso a la ley natural de enterrar a su hermano u obedecer la ley civil, humana, representada por Creonte. Opta por atender a lo que su interior le dicta en contra de las leyes del momento y eso le cuesta la vida: Antígona es castigada enterrada viva. Pese a tratarse de un castigo infligido a alguien que ha seguido un dictado más esencial; pese a tratarse de alguien que se ha sometido a una ley natural; el mito ha trasmitido una imagen de Antígona de una rebeldía desmedida, casi delirante.

También Helena ha pasado a la historia como la causante de la guerra de Troya…
Helena es el prototipo de mujer negativa… Eso es porque los mitos han estado al servicio de un poder masculino y violento, orientado a inculcar en el inconsciente colectivo ideas que le interesaban… como la supuesta necesidad de la guerra. Tienen una constante presencia de guerra y de violencia… La guerra no es la base del progreso,
en contra de lo que muchos nos quieren hacer creer.

Pero apareció Penélope… Todos esos arquetipos femeninos contrastan con el perfil de Penélope, la mujer pasiva y metida en casa, que espera veinte años a Ulises; la persona cuya fidelidad permite que el amor triunfe más allá de la guerra.

“…y, desde entonces, la Esperanza no nos ha dejado…”
La Esperanza es aún anterior y se corresponde con el mito de Pandora, que no se ha explicado bien: los dioses pidieron a Pandora que nunca abriese la caja que le habían entregado, pero un día, la curiosidad de Pandora pudo finalmente con ella y abrió la caja, liberando a todas las desgracias humanas: la vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen… Pandora cerró la caja justo antes de que la Esperanza también saliera, junto con todo lo que quedaba dentro, y el mundo vivió una época de desolación

Para Souviron no hay duda de que Pandora volvió a abrir la caja para liberar también a la Esperanza, que corrió hacia los hombres a decirles que no estaba todo perdido: “La Esperanza es lo que nos permite seguir viviendo”…“y desde entonces, no nos ha dejado”, asegura el profesor. Palabra de sabio.

La Redacción
Fundación Ananta
 

“Sólo si dejamos que los sentimientos negativos no aniden y nos abandonen, podrá entrar en nosotros el amor” (24-09-06)

Laura Esquivel nos revela el sentido profundo de su obra

Vestida de peripuesta señora, acorazada en su enorme abrigo oscuro, la "dama del incienso", tal como le llamaban sus amigos americanos, se dirigió a la mesa del hall del hotel barcelonés, donde habíamos concertado la cita. Por un instante pensamos que entre alarde de decoración, relojes midiendo el encuentro e incómoda distancia impuesta por los artificios de rigor, la entrevista quedaría lastrada por inevitable vanalidad.


Cuando se nos acercó Laura Esquivel sin cálido humo de incienso para anunciarla, con premeditada elegancia y paso entorpecido por enormes tacones, por un momento creímos que el encuentro con la escritora mexicana se limitaría a divagar sobre unas hojas de cilantro más arriba o más abajo en la receta del guacamole.


Pero su primera y desbordante sonrisa deshizo de golpe todos esos equivocados augurios. Frente a esos ojos empeñados en brillar bajo poblada cabellera, frente a esa mirada que vertía ternura y entusiasmo en generoso e igualado gramaje, enseguida supimos que nos serían susurradas nuevas recetas. La dama de negro intuyó nuestro interés por otros colores y proporciones y así fue como nos introdujo, más allá de la alquimia de los pucheros, en la alquimia profunda de la vida.

Con sus respuestas cada cual más encendidas, íbamos descubriendo en la popular escritora la escondida fórmula de quien por encima de tabúes y estereotipos, ha logrado aunar lo aparentemente opuesto. Nos confió esa valiente química de cocinar en el propio puchero ingredientes supuestamente irreconciliables: soledad y selva de asfalto, dolor y perdón, crisis y esperanza, tradición y nuevas tecnologías, tortitas y hamburguesa,... Todo ello a fuego lento, todo ello cocido con un humor insobornable. Con palabra dulce y la vez convencida y vigorosa, Laura Esquivel nos fue revelando secretos de esa alegre magia suya, magia creadora que día a día seduce a lectores, conquista fronteras y se traduce a nuevos idiomas.

- Su novela "La ley del amor", en CD; Laura Esquivel en cantidad de webs de Internet... ¿Qué tal casan revolución culinaria y revolución digital?
- No sólo se pueden compaginar, sino que se hacen complementarias. Evidentemente no todo el mundo usa los avances tecnológicos adecuadamente, pero la revolución digital conlleva evidentes ventajas. Nos da la posibilidad de permanecer en nuestra propia casa trabajando. Crea y nos regala además un tiempo para nosotros mismos que después podemos invertir donde queramos.

-¿Y revolución digital y revolución interior?
Hay que sacarle provecho a las nuevas tecnologías. De pronto no las entiendo, no sé como usarlas, pero eso es otra cosa. A mí no me dan miedo. Nosotros somos una generación de multimedia. Estos avances están omnipresentes. Sin embargo hemos de evitar olvidar esa parte espiritual, esa parte de nosotros mismos que no es materia. La cuestión está en cómo utilizar todos estos adelantos para que nos nutran el alma, para que ésta no se pierda y naufrague entre aparatos.

Los nuevos aparatos nos acercan una magia impresionante. Mismamente la fotografía, el hecho de que pueda quedar grabado en un papel un trozo de realidad es un hecho absolutamente misterioso. No alcanzo a entenderlo.

Yo trabajo con computadora pero siempre siento que no sé dónde está lo que escribo. Me da la sensación de que puede encontrarse como en el éter y que se puede perder. Así que a diario tengo que imprimir lo que redacto. Soy muy paranoica, tengo que verlo. ¿Si no, dónde está? La tecnología realza la magia de cuanto nos rodea, pero ha sido tan grande y rápido este desarrollo que a veces el alma no alcanza. La gente se está dando cuenta de que ha llegado el momento de recuperar su mundo íntimo, su mundo sagrado. Entonces es preciso detenernos un poco y darle tiempo a que esa alma nos pueda alcanzar y así juntos poder seguir. De lo contrario estamos perdidos.

Filosofía culinaria

- Aldea global, comercio global, mesa global... y sin embargo ¿porqué aún faltan platos a la mesa de todos?
Es realmente un pecado que haya gente que acumule y malgaste riqueza, mientras hay otros tantos que se mueren de hambre.

- ¿Ha digerido bien la humanidad el banquete de estos dos milenios?
Todavía hay errores que seguimos repitiendo sin alcanzar a comprenderlos. Según vamos adquiriendo conocimiento deberíamos también ganar en fortaleza interior, tolerancia... El mundo racional está orgulloso de los avances, pero al mismo tiempo no nos hemos librado de los "ismos" más absurdos: nacionalismo, puritanismo... Algo no está aún funcionando bien. El hombre no ha obtenido el bienestar y felicidad esperados.

- ¿Qué ingredientes no pueden faltar en la ensalada de la vida?
Ahí tiene que entrar todo. Hemos de incluir alegrías, dolores, tristezas, pesares pero también enormes goces. Lo uno es complemento de lo otro. Amo las cocinas de los países donde no hay miedo a mezclar todo; donde lo agrio y lo salado se combina con lo dulce y lo picante.

- ¿Es el amor la sal de la vida?
Para mí el amor es lo más importante. Es la fuerza que realmente aglutina y da sentido a todo cuanto existe.

- ¿Con qué otras salsas se condimenta la vida?
Con el dolor, con el sufrimiento... pero siempre entendidos éstos como parte de un gran aprendizaje.

"La ley del amor"

- ¿Haces entonces tuyas las palabras del demonio en "La ley del amor", "... para que alguien valore la solidaridad, necesita caer en la desgracia, para que alguien sepa que el fuego quema, necesita ser quemado..."?

Desgraciadamente aún somos un poco necios. Sin duda alguna, los mayores aprendizajes que yo he obtenido en mi vida han venido a través de sufrimiento. Al principio desconocemos su razón, su sentido, pero al cabo del tiempo podemos volver la mente atrás y encontrar la lección que nos aguardaba.

- ¿Por lo tanto olvidarán pronto nuestros cuerpos "las heridas de cuchillo, los balazos, los rasguños, las patadas, las torturas..." que han sufrido vida tras vida y a los que aludes también en esta novela tuya?
Por supuesto, pero lo interesante es que no nos resistamos tanto al dolor. Ante todo es preciso no guardar odio, ni resentimiento a quienes nos han hecho mal. Sólo si dejamos que estos sentimientos negativos no aniden y nos abandonen, podrá entrar el amor. De lo contrario no hay forma.

Vds. lo viven en carne propia con el problema del nacionalismo violento. ¿Qué hacer cuando un bombazo ha matado a un ser querido? ¿Qué hacer con esa impotencia? Para ir adelante, para poder llegar a un arreglo y no quedar en el enfrentamiento hay que conseguir sacar la energía negativa del cuerpo y buscar esa armonía que la naturaleza misma siempre nos está proporcionando.

- ¿El sufrimiento de la protagonista de esta novela tuya, Citlali, como arquetipo de la víctima, en este caso en el marco de la conquista de América, es por lo tanto necesario?
Pero claro. Para nosotros hoy, lugares muy queridos tienen el sabor de la cultura española. El mestizaje tiene su cuota de dolor, pero es necesario. ¿Qué sería España sin toda la riqueza cultural que les proporcionaron los árabes?

- La historia sigue por lo tanto para adelante.
Siempre. No hay que tener miedo. Por ejemplo, en México estamos muy orgullosos de nuestra cocina y ésta es producto de un mestizaje. Hubo mucho dolor y vidas perdidas, pero el enriquecimiento de esta unión cultural fue enorme. No demos de tener miedo de que la historia siga su curso.

Durante un tiempo pensamos que mucho de lo que nosotros éramos se había perdido en la conquista, sin embargo no se perdió nada. Yo descubrí que la tradición sagrada estaba ahí tan viva como siempre, tan sólo que guardada en la intimidad. Se siguió trasmitiendo de boca en boca hasta que llegó el tiempo presente en que de nuevo se da a conocer de forma amplia. Ahí radica la verdadera fuerza de una tradición, de una cultura con capacidad, pese a todo, de sobrevivir.

"Sigan buscando..."

En la novela de carácter futurista que es la "Ley del amor" los protagonistas cobran sin dificultad conocimiento de sus pasadas vidas ¿Puede resultar aleccionador en nuestros días adquirir conciencia de nuestras supuestas encarnaciones anteriores?

Yo he recibido terapias de regresiones a vidas pasadas. Yo no sé de donde salen esas imágenes que yo adquiero en esas regresiones, si salen del subconsciente, si me las invento... pero lo que si sé es que veo esas imágenes y me curan. Toda imagen es portadora de un conocimiento oculto y velado que es preciso adquirir. Ese es el sentido del Tarot y las imágenes que el hombre siempre ha manejado. Si estamos viendo algo hay una razón oculta para que se dé esa poderosa manifestación. Hemos de intentar descubrir su significado mediante nuestra capacidad intuitiva.

¿Las cuestiones que tu encaras en "La ley del Amor" son aptas sólo para "gourmets" e iniciados, o valen para el común de los comensales?
Yo creo que sí, la gente está mayormente preparada. Por lo demás cuando yo escribo no me preocupa la posible aceptación de la obra. Lo hago en un principio para mí. Abordo el tema que a mí me interesa y de la forma que a mí también me place. Con respecto a "La ley del amor" recibo cartas verdaderamente hermosas que denotan el interés del público por la obra.

Por ejemplo he ido ahora a Argentina donde tenía cierto temor dado el arraigo del psicoanálisis. Yo me dije: "aquí me van a comer viva". ¡Pues que va! De maravilla el libro, porque por lo visto se ha puesto allí ahora de moda la terapia de regresión.

- ¿Crecemos en amor en cada vida?
Ahí está, si bien en cada vida intervienen el propio destino y libre albedrío. Así ocurre en general, aunque hemos de permanecer alertas porque, a nada que nos descuidemos y nos llenemos de odio e incomprensiones, podemos ir para atrás.

"Intimas suculencias"

- ¿Dé donde viene esa fe tuya en el "hombre nuevo" al que tanto aludes en tu libro, "Intimas suculencias"? ¿Para cuándo esa generación de nuevos hombres y mujeres?
Pronto va a surgir ese hombre nuevo. La prueba más evidente, es la enorme voluntad de búsqueda que se observa en tanta gente.

- "Pues no pudimos..." sentencias con sinceridad en "Intimas Suculencias" a propósito del movimiento político y social en el que parece que te implicaste. ¿Podremos con esa nueva revolución íntima que propugnas?
Por supuesto. De pronto sentimos que había fracasado, que había muerto el intento de transformación, pero fíjate que no. Puedo constatar que los hijos de amigos míos en EE.UU. son ya realmente "hombres nuevos". Eso a mí me emociona muchísimo. Sus padres comprendieron, al igual que yo ahora pregono, que el cambio no es afuera, sino que se opera por dentro y en sus hijos se pueden ver los resultados. Estos niños han crecido con valores diferentes y eso a mí me admira. Ven muy poca televisión, viven el campo, siembran en el campo y están íntimamente ligados a la Madre Tierra. Tienen un respeto absoluto por toda forma de vida.

Aunque a simple vista parezca que no sucede nada, de forma sigilosa acontece algo grande. No importa cuantos cambios se hagan en el mundo externo, si primero no se realizan en el mundo interno, no hay forma.

Magia sobre el asfalto

- Nos llegan noticias de una eclosión de nueva espiritualidad en medio de un México esperanzado por las nuevas condiciones sociales y políticas del país. ¿Juega Laura Esquivel algún papel en medio de ese movimiento?
Todos, aunque no queramos, estamos implicados. Yo me siento tremendamente afortunada de haber nacido en este momento y de poder vivir todo lo que allí estamos viviendo. Verdaderamente día a día se siente este despertar espiritual sostenido por una amplia participación. Es una suerte añadida el que haya personas que nos ilustran y nos dan una visión más amplia y clara del fenómeno, ya que a veces nos pasa desapercibido al vivirlo por dentro.

- Algo de tu vida Laura ¿Cómo fue el salto de la escuela a la pluma?
Yo siempre he creído en la educación a través del arte. Me especialicé en teatro para niños y me puse a estudiar en serio literatura y creación dramática. Paralelamente hacía guiones para televisión. En aquella época estaba casada con Alfonso Arau y él me animó a hacer guiones para cine. Sin embargo estaba frustrada y limitada por razones de gustos, caprichos y presupuestos de quienes querían mis trabajos. "Como agua para chocolate" fue mi primer libro con estructura de guión de cine, para el que no tenía yo limitación de nada.

- ¿Cómo y dónde tropezó Laura Esquivel con la magia de la vida?
Yo realizaba una serie de ejercicios de respiración, de vocalización... que acompañaba con una dieta vegetariana. En ello me hice socialista pero no podía confesar a mis amigos que hacía meditación etc. Me hubieran retirado el habla aquellos "materialistas dialécticos". Puesto que "ya habíamos matado a Dios", ¿cómo les podía salir yo de repente con que existía? A hurtadillas seguía haciendo mis ejercicios y recurría a filosofías orientales. Gracias a Antonio Velasco Piña pude conocer la tradición sagrada de mi propio país. Para mí esto fue una gran revelación. En el momento actual me siento muy ecléctica, recogiendo de aquí y de allá. Para mí ahora es muy importante el rito y trato de integrarlo en mi propia vida.

- ¿Luego la magia puede sobrevivir incluso en el asfalto?
Por supuesto. Yo siempre antes de trabajar realizo una pequeña ceremonia a los cuatro vientos. El caracol y otros instrumentos sagrados forman parte de mi vida diaria, así como el hecho de poner flores y dedicárselas a alguien, prender una vela, un incienso... Es preciso actualizar el aspecto mágico de lo cotidiano, porque éste dota a la vida de un verdadero sentido.
Aunque tú aparentemente estés en una actitud pasiva, cuando lanzas un pensamiento positivo desde tu propio hogar, éste, en su medida, ya está transformando el mundo, favoreciendo la paz, la armonía. Si conocemos el poder de nuestros pensamientos, los podemos después utilizar para el bien.

La dama del incienso

- ¿El templo de la cocina, al que aludes en tus libros y entendido en un sentido más amplio, lo podemos inaugurar allí donde vamos?
Así es. Durante un tiempo estuve haciendo un guión de cine en Los Ángeles. Fue muy divertido. Allí me convertí en la "dama del incienso". Yo a diario prendía mis inciensos y el humo salía de mi estancia. A todas las camareras del servicio les encantaba eso. Se olía incluso cuando se abrían las puertas del elevador. Yo tenía que tener mis inciensos, imagínate yo sin mi ritual.

- ¿Qué tal se acomodó la "dama del incienso" a esa vida urbana trepidante de "fast-food" y "stress", en Los Angeles, Nueva York...?
Precisamente todo lo que te he relatado me ayuda a estar en balance y la gran ciudad no me afecta negativamente. Por lo demás gozo de las oportunidades que ella me proporciona. No me costó acomodarme. Me gusta el cine, el teatro, incluso meterme en el Mac Donalds. Además ahora en EE.UU. tenemos las hamburguesas con unos sobrecitos de salsa picante.

- ¿Cuándo se convierte en sagrada la alquimia de los alimentos?
Primero hay que conocer el valor de cada elemento y saber cómo combinarlo para que realmente produzca bienestar y gusto al paladar

- En todas tus obras está también omnipresente la alquimia de los cuerpos ¿Cuándo se convierte en sagrada esa alquimia?
Por y obra y gracia del amor. El placer y el deseo deben de ir acompañados por la energía del amor.

- ¿Y el éxito, a qué sabe, Laura, el éxito?
Es muy agridulce. De cualquier forma mi "éxito" es muy relativo. Yo agradezco lo que me dicen los lectores, lo que me confiesan a propósito de mis libros. Yo valoro esa relación directa, lo demás no me lo creo mucho, ni el halago, ni el ataque.

La fama puede llevar además a equívocos. La gente visualiza una imagen que puede ser o no acertada: a la verdadera Laura sólo la conocen mis amigos, mi familia y por supuesto yo misma.

- ¿La fama de Laura contribuye de cualquier forma a construir ese "nuevo hombre"?
La fama puede facilitar que lo que digo llegue e inquiete. En ese sentido es bueno, por ejemplo, que se esté esperando un libro y tú puedas decir algo que sirva a la gente.

- ¿Como cocinamos ese “hombre nuevo”, con vitrocerámica o fuego de leña?
Con fuego de leña.

- ¿Con fuego lento u olla express?
A fuego lento.



La Redacción
Fundación Ananta



 

Vandana Shiva, activista por la Tierra, defensora de la espiritualidad sin nombre (4-9-06)

Parece encarnar en sí toda la alegría y la pasión del “otro mundo posible”. La dura lucha a la que tan a menudo se ve abocada, no merman sonrisa en sus labios, color en su tradicional e inseparable atuendo, el shari. Se crece en los numerosos frentes que atiende, en los numerosos desafíos que sostiene, no sólo en la India, sino en el mundo entero.




Despide energía por todos los poros. Pasea permanentemente su rostro encendido. Su teléfono móvil tampoco calla pues tal es la cantidad de grupos, redes y movimientos que ella dinamiza.
Logramos sentar a esta pensadora provocadora y dinámica, unos minutos, para que nos hable y revele algo de su humano, pero sobre todo de su divino. Nos consta que ahí dentro es donde se nutre. Su visión a veces dura y crítica con respecto a la situación mundial, están apoyados en una sólida formación académica, pero también en profundas convicciones espirituales.

Quizá lo que muchos no sepan es que esta india universal, comprometida como nadie con las causas de su país y su tiempo, es una mujer de profundas convicciones espirituales. Es en su interior donde halla la fe para después desplegar ese activismo que ha hecho temblar a los más poderosos, donde encuentra la fuerza para movilizar en la India a millones de campesinos, donde cobra el impulso para acudir a la primera línea en defensa de la Madre Tierra, de los productos no adulterados, de las gentes más marginadas…

A la ganadora del premio Nobel alternativo de la paz (premio Right Livelihood Award) no sólo le preocupa la ecología de afuera. A lo largo de la entrevista la vemos especialmente sensibilizada por el cuidado de ese medio ambiente más interior, por ese huerto sagrado a veces igualmente descuidado de más adentro.
La líder ecologista conocida a nivel mundial, es también adalid del diálogo interreligioso. Cree firmemente en las fes que se enlazan, no en las que se desgarran. En una India tan a menudo sacudida por los pirómanos del fundamentalismo, hace votos y continuos esfuerzos a favor del encuentro interreligioso.

¿India es aún un foco de espiritualidad en el mundo?
Creo que India sigue siendo foco de espiritualidad. Las raíces espirituales perduran a pesar de la globalización homogeneizante.
Espiritualidad es estar conectado. La religiosidad india nos permite una estrecha conexión con nosotros mismos y con el cosmos.

Hay muchas voces que apuntan el traslado de ese foco a los Andes…
Yo vengo de cerca de los Himalayas. Quiero pensar que nuestra tierra va a seguir siendo tierra sagrada, va a seguir siendo santa. La devoción ancestral por nuestros antepasados es parte de una espiritualidad aún vigente.

No se trata de establecer una competencia con otros países o montañas. ¿Por qué no ambos lugares, por qué no dos antenas, Andes e Himalaya? Creo que la geografía energética no es secreta. Los lugares no están separados de la gente. Por encima de todo es la propia población la que sacraliza los lugares. Un lugar se torna sagrado, porque su gente adquiere la conciencia de que habita un lugar sagrado y así se manifiesta. Los indígenas de los Andes están plenamente imbuidos de esa conciencia. Su energía alimenta esa sacralidad. Definitivamente la gente crea los espacios sagrados.
En estos momentos en el Tíbet hay más gentes con conciencia materialista. Hay, por poner un ejemplo, muchas maniobras militares y pocas personas rezando. Esto evidentemente tiene su influencia.

¿Dónde se quiebra esa conexión entre nosotros y el cosmos?
La misma cultura que nos conecta a una realidad cósmica, nos proporciona un sentido de responsabilidad respecto al lugar en el que nos encontramos. La globalización homogeneizante de la cultura significa la interrupción de esa vinculación con la realidad cósmica y la dejación de responsabilidades con respecto al lugar concreto que habitamos.

¿La globalización social y económica ha logrado ahogar la diversidad cultural y espiritual?
Ésa es la razón de nuestra resistencia. Pondré un ejemplo. Uno de los grandes movimientos en que estoy implicada es el de la oposición a la privatización del río Ganges. Se quiere vender sus aguas a los suizos. Para nosotros el Ganjes siempre ha sido un río sagrado, es la fuente de conexión con nuestros antepasados. No podemos dejar en manos de las corporaciones internacionales nuestra propia agua.

Recientemente viajé de Bangalore a Mysore y algo que me impresionó fue la gran tala de árboles que se había cometido. Habían sido cortados árboles centenarios para construir una carretera que permitía ganar diez minutos en el desplazamiento de una ciudad a la otra. Esto es inaceptable. Para nosotros los árboles también son sagrados.

¿Dónde encuentra Vandana Shiva tanta fuerza para sus luchas incansables?
La gente olvida que el verdadero poder viene de la humildad. La experiencia del poder que viene de la arrogancia nos lleva a la crisis.
El camino de la humildad es bien otro. Este camino nos muestra que yo solo no soy nada, pero que unido al universo soy poderoso. El universo es perfecto y si yo sigo sus leyes, entro en su plan, me ayuda. Entonces puedo mucho. Paradójicamente la humildad es la fuente de toda fuerza. Ser humildes es lo que nos empodera.

¿Están Islam y Occidente sumidos en un conflicto de tiempo, en una confrontación de tradición y modernidad…?
No hay un tiempo de modernidad y otro de tradición. El tiempo que se llama de modernidad es a menudo el tiempo de los dominantes.
No creo que haya choque entre Islam y Occidente, creo en el encuentro. Aún perdura una reminiscencia del espíritu conquistador en Europa. Es preciso recordar que por ejemplo, España no sería lo que hoy es, si no hubiera vivido en su geografía ese cruce cultural tan crucial con el Islam. En un acto de humildad hemos de reconocer lo que hemos recibido el uno del otro, una cultura de la otra.

En India tenemos muchos ejemplos de esa aportación cultural extranjera. La imagen más emblemática de la India es el Tadj Mahal. Yo no puedo arremeter contra él porque su arquitectura es de influencia mogola. ¿Cómo voy a pretender destruirlo porque lo construyeron nuestros vecinos?

¿Ve frutos en su empeño de acercamiento religioso en la India?
Personalmente me siento contenta porque otras religiones se han implicado con nosotros en la defensa del Ganges. Han comprendido la raíz de nuestro sincretismo cultural, conciben el Ganges al igual que nosotros como Diosa Madre de todos. Juntos hemos de oponernos a la unificación homogeneizante y a los que pretenden acabar con la diversidad cultural y espiritual.

¿Cómo vive Vd. la espiritualidad?
Se trata de que cada quien halle dentro de sí el centro de su propia espiritualidad, pero al mismo tiempo se sienta parte del cosmos infinito. Espiritualidad es esa síntesis de la experiencia personal y colectiva.

La idea de cómo interpretar la espiritualidad tendrá una importancia definitiva en el futuro. Ante la humanidad se abre el camino de la religión cerrada o el de la espiritualidad abierta. Religión quiere decir religar, pero a las religiones institucionalizadas sirven más bien para separar.

Compruebo que le gusta más la palabra “espiritualidad” que “religión”…
La espiritualidad no se puede reducir exclusivamente a la religión. Las religiones institucionalizadas implican una exteriorización, una institucionalización del poder, no de la espiritualidad. La espiritualidad que pregona esa vivencia más íntima no puede ser institucionalizada. Puede ser inspirada desde arriba o fomentada desde nuestro alrededor, pero no institucionalizada.

¿Cuál es su lectura del fenómeno del fundamentalismo?
Asaltar los lugares sagrados de otros, supone acabar con los puentes culturales. La falta de respeto y la intolerancia son los principios del fundamentalismo. Al igual que la globalización homogeneizante, el fundamentalismo religioso va en detrimento de la espiritualidad. Nuestro país ha acusado en las últimas décadas el ascenso del radicalismo religioso. Tanto la globalización homogeneizante, como el fundamentalismo ponen en entredicho no sólo nuestras raíces culturales y espirituales, sino también nuestra economía.

No obstante, es preciso señalar que nuestras últimas elecciones han representado una expresión mayoritaria popular frente a los fundamentalismos y la guerra interreligiosa.

¿Por qué florece hoy el fundamentalismo?
La religión institucionalizada es patriarcal, reglamentada. Cuando siente inseguridad, se moviliza, asaltando a otras religiones.
En la línea de lo que apuntábamos, vemos dos claras direcciones en el mundo actual. Por un lado encontramos a las religiones institucionalizadas que se sienten detentoras de la única verdad. Creen que las demás religiones están equivocadas, que no sirven para nada. Éstas evolucionan hacia un creciente fundamentalismo, promoviendo cada vez más intolerancia.

Sin embargo por otro lado se encuentra la espiritualidad de la gente ordinaria, la de quienes toman las raíces de su propia religiosidad, pero al mismo tiempo reconocen la gracia de la diversidad cultural y espiritual. Sin duda alguna ésta es la opción de futuro, la que nos permitirá rehacer un mundo en paz.

¿Cómo siente el futuro de la humanidad?
Estoy esperanzada puesto que vivo mi vida con una gran fuerza espiritual. Si me preguntaras por el futuro desde un punto de vista político o económico, te diría que no soy optimista. Pero más allá del mundo material entran en juego otras energías y fuerzas que generan esperanza.

Evolucionamos a pasos agigantados. El cambio es la ley. La muerte y el renacimiento es también la ley de los sistemas. Caen unas instituciones, pero emergen otras más evolucionadas.

La espiritualidad implica adecuarse a esa ley natural de cambio constante. Sin embargo las instituciones se quieren a menudo congelar, carecen de esa idea de transformación.

¿Cuáles son las enseñanzas más importantes que le ha proporcionado su propia tradición?
Hemos de estar apasionados por lo que hacemos, pero desapegados totalmente de los resultados. En el Bhagavad Gita encontramos la enseñanza de que hemos de comprometernos en la acción, sin pensar si hemos de tener éxito. Lo que importa es que esa acción sea correcta, no sus resultados; que no genere consecuencias negativas (karma), si no al contrario consecuencias positivas.

¿Qué le quita el sueño?
Tengo un compromiso especial con llevar las necesidades básicas al mundo entero. Quiero dar todo mi ser en proporcionar agua y alimento para todos. Para lograr este objetivo hemos de hacer uso de la fuerza y creatividad, del acerbo de las diferentes culturas… Hemos de lograr que todos los habitantes de la Tierra, las futuras generaciones incluidas, tengan acceso a agua y comida. Son bienes que han de estar disponibles universalmente. Ello constituye la base del desarrollo sostenible. Este es mi compromiso presente y futuro.

¿A qué se debe ese esfuerzo suyo de acercar las redes sociales a la espiritualidad?
Las redes sociales no están aún enraizadas espiritualmente. Como seres sociales somos seres espirituales, es decir que estamos unidos a todo y a todos. En mi opinión el movimiento social que carece de un fundamento espiritual, no tendrá futuro, está condenado a desaparecer.

¿Ve por lo tanto Vd. en la lucha contra la contra la contaminación un reto también espiritual?
Si luchamos por la limpieza y la recuperación del río es porque sabemos que el agua es sagrada, que no se vende, ni se compra. Pongamos otro ejemplo: luchar por la pureza de las semillas supone también un empeño espiritual, no sólo social. Sabemos que la semilla es la fuente de la vida vegetal, una vida igualmente sagrada. Nuestra implicación en los movimientos sociales es inseparable de nuestra conciencia espiritual.

En estos momentos en que hemos llegado a tan altas cuotas de destrucción y de contaminación acumulada sobre todo por la industria del petróleo, los seres humanos hemos de hacer un gran esfuerzo. Ha de aflorar todo nuestra capacidad creativa, hemos de demostrar nuestro potencial para realizar un gran cambio a nivel planetario.

¿Pasará de moda la filosofía materialista?
Un ser con una perspectiva exclusivamente social no está preparado para hacer frente a los grandes problemas globales que en estos momentos afrontamos. El ser humano con una perspectiva materialista carece de respuestas suficientes ante una crisis de tamaño proporción como la actual. La perspectiva cósmica que nos procura la espiritualidad nos permite interiorizar una conciencia planetaria.

Aspectos aparentemente mundanos como la lucha por el derecho a la comida y el agua, constituyen el acto más espiritual

Gran formación y compromiso
Vandana Shiva es física y filósofa, amén de activista de fama mundial. Entre las múltiples tareas que desarrolla, destaca la dirección del “Research Fondation for Science, Technology and Natural Resource Policy”, un instituto independiente dedicado a la investigación de temas ecológicos y sociales que trabaja en directa colaboración con las comunidades locales. El instituto está ubicado en Dehrandun (India).

Muy crítica con la actual agricultura y tecnología reproductiva, es además, una de los líderes del “International Forum on Globalization”, junto con Ralph Nader y Jeremy Rifkin. En 1991, fundó “Navdanya”, un movimiento nacional para proteger la diversidad y la integridad de los recursos vivos, sobre todo de las semillas autóctonas.

Su obra en castellano ya es abundante: “Biopiratería”, “Ecofeminismo” (Edit. Icaria) “Cosecha robada” (Edit. Paidos Ibérica), “Abrazar la vida. Mujer, ecología y desarrollo” (Horas y horas) y “¿Proteger o expoliar?” (Intermón)

En Inglés han visto también la luz: “Monocultures of the Mind”, “The Violence of the Green Revolution” y “Staying Alive”. Además, es editora adjunta de The Ecologist

“Protectores de la vida”
“A aquellos que han tratado de criminalizar la protección de la vida les decimos, haciéndonos eco del Arzobispo Tutu: ‘Ustedes ya han perdido. Necesitan apartarse del camino para que podamos protegernos unos a otros, a nuestros niños y a la vida en este planeta.’ El futuro pertenece a los Protectores de la Vida.”

Llamado a la responsabilidad
“Necesitamos alternativas para parar esta máquina y necesitamos alternativas por si no lo conseguimos. No queremos renunciar a la libertad. Para nosotros está claro que la libertad consiste en que el pequeño agricultor sobreviva en el siglo XXI y en que los pobres tienen derecho a alimentarse.

Todos deberíamos tener el derecho a vivir responsablemente respetando a los demás y al medio. Esta libertad no puede tomarse con frivolidad. Hemos de ser capaces de responsabilizarnos y obtener el espacio para ejercer una responsabilidad desde la que hemos de enfrentarnos creativamente a un viejo sistema que necesariamente va a su destrucción y es demasiado arrogante para reconocer la escala y la velocidad de la destrucción…”

A favor de la biodemocracia
“Necesitamos reinsertar la tecnología dentro la ecología y la ética para asegurar que la totalidad de los costos ecológicos y sociales sean tomados en cuenta.

Lo que está en juego es la evolución de la naturaleza y la sobrevivencia de la gente, nuestra soberanía y libertad alimentaria; la integridad de la creación y nuestro sistema alimentario basado en una libertad progresista de la naturaleza y la libertad democrática de los pequeños agricultores y consumidores. La elección es entre el bio-imperialismo o la bio-democracia”.



La Redacción
Fundación Ananta

Con la colaboración de Luis Alamillo en la transcripción de la entrevista




 

Victor de la Fuente: la conciencia del presente restablece la salud (29-07-06)

Tener conciencia de presente, de aquí y ahora, prestando atención a sentir la fuerza de la gravedad simplemente, restablece la salud; y la salud es un equilibrio y un bienestar infinitamente más amplio que la mera ausencia de enfermedad. El terapeuta sólo puede depurar los impedimentos de ese equilibrio al que la naturaleza tiende espontáneamente, y el paciente debe asumir la responsabilidad de su salud.

Así lo explica Víctor de la Fuente, con un total de veinte años de experiencia en su consulta, en la que aplica osteopatía, kinesiología y fitoterapia, entre otras técnicas, además de toda la filosofía de la medicina tradicional china, disciplinas que incorporó paulatinamente a su primera formación, como fisioterapeuta.

Fundación Ananta: ¿Qué es la salud?
Víctor de la Fuente: De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es el estado de equilibrio y bienestar físico, psíquico y mental. Me parece, pues, bastante acertado. La salud no es sólo la ausencia de enfermedad, ni la ausencia de un diagnóstico, sino algo mucho más amplio.

FA: ¿Qué representa que siga vigente el “juramento hipocrático” en el colectivo médico?
VF: En la antigua Grecia, había ya una idea muy acertada de lo que era la salud. Hipócrates (S.V a C - S.IV a C) decía que el terapeuta tiene que aplicar no sólo su conocimiento y su experiencia, sino también su intuición. Los tres parámetros, conocimiento, experiencia e intuición, tienen igual importancia. Hoy día no se cree que haya que tener en cuenta la intuición. Pensamos que sólo existe aquello que aparece en las diversas pruebas y no tenemos en cuenta los otros parámetros.

FA: ¿Es realmente importante la intuición en un terapeuta?
VF: Absolutamente sí. Y no se trata de las ocurrencias que uno tiene; para que la intuición sea una parte importante de este proceso, es necesario que el terapeuta se sitúe en el presente, en la conciencia de vivir el momento, y que no tenga ninguna expectativa ni apego por nada. Cuando ocurre en esas condiciones, lo que el terapeuta percibe no son ocurrencias ni imaginaciones, sino intuición.

FA: ¿Dices que no debe de haber ninguna expectativa? ¿ni siquiera de curar?
VF: La función del terapeuta es quitar los impedimentos de los mecanismos que la propia naturaleza tiene para sanarse. Se trata de eliminar esas trabas, no de cambiar al paciente ni invadir su “yo”. Es la única posibilidad que tenemos.

FA: ¿La salud es lo natural, entonces?
VF: Efectivamente, el organismo tiene una capacidad innata para tender hacia la salud. Pero muchos sistemas sanitarios han entorpecido esa capacidad natural. Si al organismo le secuestramos esa capacidad estamos perdidos, porque la salud va a pasar a ser una cuestión ajena a nosotros. Médicos, psicólogos, enfermeros, fisioterapeutas, etc,… sólo pueden prestar ayuda, pero el compromiso personal con la salud es de la propia persona.

FA: Detectas algún cambio en la sociedad hacia ese nuevo concepto de salud?
VF: Creo que se está produciendo un cambio, de momento muy sutil, por el que cada vez hay más gente consciente de que su salud depende más de su manera de vivir, del aire que respira, de su forma de pensar, del cuidado, del contexto donde vive… que del hecho de que desde fuera se le den fármacos, medicamentos o directrices.

Desde fuera se pueden dar consejos, se puede orientar, pero simplemente es una ayuda. Sin embargo, el sistema alopático, en parte, nos ha hecho creer que nuestra salud depende de algo de fuera, de los fármacos, de los tratamientos hospitalarios o de lo que sea. Otra cosa es que, a veces, esas ayudas de fuera sean necesarias, e importantísimas, pero hay que verlas como ayudas, no como algo básico que nos vaya a dar la salud.

FA: ¿Tienes alguna recomendación que sea universal para ganar salud?
VF: Si tuviese que hablar de hábitos universales y que tienen que ver con el funcionamiento fisiológico, diría en primer lugar el de mantener la consciencia del presente, porque esto nos conecta, por un lado a la tierra y por otro, al cielo. A partir de ahí, por sí mismo y con pequeñas ayudas, se podría restablecer la salud.

FA: ¿Podrías concretar una dinámica para mantener esa consciencia?
VF: Yo entiendo que el elemento clave para esa consciencia es sentir la gravedad de la Tierra, ser conscientes de la atracción que la Tierra ejerce sobre nosotros, que poquísimas veces lo somos. Para conseguir esto, caben todas las opciones: uno puede conseguirlo meditando; otro, paseando por el monte; otro, fregando… cada uno llega a saber cómo alcanzar esa consciencia del presente. La sola circunstancia de ser capaces de sentir la gravedad, haría que nuestra salud empezase a mejorar automáticamente.

FA: Lo que propones es compatible con cualquier tratamiento…
VF: Si, uno puede necesitar la asistencia en un hospital o un tratamiento médico, pero la clave es vivir esa consciencia del presente, que es lo único que da sentido en cada momento. Nuestra mente nos hace pensar en el pasado o en el futuro, pero en realidad nada de eso existe. Todo lo que sea alejarnos de vivir el presente o dejar de sentir la gravedad es enfermar.

Es algo que no tiene que ver con ninguna religión, sistema político ni con la cultura oriental ni con la occidental. No hay técnicas buenas ni malas: uno puede practicar tai-chi, meditar, pasear o rezar el rosario…Todo está bien si nos ayuda a vivir esa consciencia del presente y, si no, no sirve. En cualquier enfermedad, estas prácticas traerían consigo cambios drásticos.

FA: ¿El amor cura?
VF: La primera consecuencia de lo que hemos dicho es el amor. El amor es lo único que cura. En mi opinión, no se puede manifestar ni sentir amor si uno no está en ese sentir la gravedad. Hemos oído hablar tanto del amor, que si preguntamos a la gente qué es el amor, cada cual diría algo distinto… Pero el amor está muy por encima de todo eso. Y sin embargo, si a la gente le dices que sienta la gravedad, es algo que entiende.

Si estuviéramos siempre sintiendo la gravedad y en esa consciencia del presente estaríamos siempre amando, porque estaríamos por entero en cada momento, y eso hace amar aquello en lo que se está. Y no estaríamos condicionados por el pasado ni angustiados con el futuro.

Perder esa consciencia nos hace prisioneros de nuestra mente, tanto de los remordimientos del pasado como de las angustias del futuro, que tristemente es en lo que se basa la sociedad, que nos hace agobiarnos por el futuro.

FA: ¿Quieres decir que no hay que preocuparse por el futuro?
VF: Yo no quiero decir que no debamos ocuparnos del futuro. Por ejemplo, de que todos los meses tengamos que pagar la hipoteca; pero una cosa es ocuparnos de la hipoteca y otra, poner en ello nuestro nivel de consciencia, que es la diferencia fundamental. Si fuésemos capaces de no perder esa consciencia del presente o el sentir de la gravedad, nos ocuparíamos mejor de nuestros compromisos futuros.

FA: ¿Está pendiente una revolución en el colectivo sanitario?
VF: Creo que sí. La cuestión clave para mí es que la persona tiene que recuperar
el hecho de sentir que es la única artífice de su salud. Nadie cuestiona la importancia de los conocimientos y la tecnología que hoy día tenemos, pero no se puede secuestrar la capacidad innata que todo ser humano tiene de curación.

FA: ¿Qué técnicas de las que conoces prefieres aplicar en cada caso?
VF: Aplico un compendio de algunas: kinesiología, osteopatía, fitoterapia… pero de donde más he aprendido ha sido de la medicina tradicional china y del concepto que la medicina tradicional china tiene de la salud. No hay dos pacientes iguales; aunque dos personas presenten un mismo síntoma, no se pueden curar del mismo modo. Uno de los inconvenientes que yo veo en la alopatía es que un mismo síntoma en diferentes personas se aborda de la misma forma, sin tener en cuenta otras particularidades.

FA: ¿Te gusta más hablar de medicinas complementarias que alternativas?
VF: En mi opinión, ninguno de los dos nombres es adecuado. Si hablamos de medicinas alternativas, tendríamos que preguntarnos “¿alternativas a qué?”. Muchas personas utilizan estas medicinas como única forma de mejorar su salud. Respecto al nombre de complementarias, la cuestión es también parecida. En muchos casos, depende del contexto cultural. Lo que en algún lugar del planeta consideramos alternativo o complementario, en otro lugar es la única forma que existe o que tiene la gente de poder acceder al estado de salud. Si para nosotros la acupuntura es algo alternativo, en otro lugar del mundo puede ser la única opción que se tiene de ayuda para mejorar el estado de salud.

FA: ¿Cómo podríamos conseguir que la industria farmacéutica investigara hacia la curación real?
VF: Además de que los efectos secundarios de los medicamentos son bastante conocidos, otro aspecto importante es que las investigaciones están subvencionadas en su mayoría por la industria farmacéutica. Habría que preguntarse si estos dos aspectos favorecen el que el paciente pueda conseguir la curación real. En mi opinión, el objetivo de todo terapeuta es que su actuación como tal sea innecesaria porque el paciente ya no necesita la interferencia de nadie para conseguir su estado de salud. Sin embargo, es muy habitual oír expresiones como: “esto lo tiene que tomar usted ya para toda la vida”.

FA: Y en el otro extremo, ¿Cómo ves la sanación llamada espiritual?
VF: La veo como una herramienta más, ni mejor ni peor. En muchos casos puede ser imprescindible y con unos resultados fabulosos y en otros, no tanto. Para mí, la clave está en quién la aplique y en qué momento y de qué forma. Es posible que una misma persona, en distintas etapas, necesite distintas terapias…

FA: ¿Somos lo que comemos? ¿Defiendes alguna pauta aconsejable para todos?
VF: Personalmente, yo no insistiría tanto en el tipo de alimentación que comemos como en su calidad. El énfasis lo deberíamos poner en conseguir unos alimentos libres de pesticidas, herbicidas, tratamientos hormonales, etc. Y hoy, esta calidad no existe. El objetivo de todos los elementos que forman la cadena alimentaria debería ser conseguir la máxima calidad, no la máxima rentabilidad. En muchos de los análisis clínicos que hoy día existen, aparecen elementos tóxicos relacionados con los alimentos que comemos.

FA: ¿Es siempre la enfermedad una oportunidad?
VF: Siempre, siempre, siempre, la enfermedad es una oportunidad de rectificar algo que en algún nivel o en algún aspecto estamos haciendo mal. Por eso es muy grave eliminar el síntoma sin acceder a saber qué causas, problemas o circunstancias lo están provocando. Si no aprovechamos la oportunidad, la enfermedad sigue el proceso, cada vez más grave, porque no hemos atendido esa primera señal de alarma. Entonces viene una alarma cada vez más grave y llega un momento en que el proceso es irreversible.

FA: No estamos acostumbrados a ese concepto…
VF: Lo malo es que el diagnóstico se vive como una puerta hacia la enfermedad. A partir del momento en que nos dan unos resultados, nos mentalizamos de que estamos enfermos, en lugar de pensar que tenemos que mejorar aspectos que están relacionados con la enfermedad.

FA: ¿Puedes poner un ejemplo?
VF: Si tengo un dolor de espalda y tomo un analgésico, ¿qué soluciono? El dolor puede ser una señal de alarma sobre un posible mal hábito corporal, o de un problema referido a otra parte del cuerpo… y es aquí donde debemos buscar las soluciones. Si enmascaro los síntomas, consigo que la enfermedad se afiance.

La medicación puede ser a veces una ayuda, pero la curación nunca puede estar asociada sólo a eso.

FA: ¿Podemos tener salud hasta el último momento?
VF: En toda persona está la posibilidad de conseguir la salud, incluso en situaciones que podríamos catalogar de terminales. En los casos en los que ya es muy difícil que el proceso de la enfermedad revierta, está también latente la posibilidad de la sanación. Las situaciones terminales son parte de un proceso mucho más global de salud, aunque la primera manifestación o el primer juicio de valor sea “esta persona ya no puede conseguir la salud”. Pero el equilibrio y el bienestar pueden ser perfectamente compatibles con un estado terminal.

Eso nos llevaría a otra cuestión inmediata: ¿es la estructura física lo esencial de la persona? Mi opinión es que no, que el cuerpo físico que tenemos es una mera manifestación de otros niveles que tiene el ser humano. Detrás de este cuerpo físico estaría el individuo; el cuerpo físico, tarde o temprano desaparece, así que no podemos poner en él nuestro objetivo último de salud. Cuando desaparecen los cuerpos físico y etérico, permanecen los cuerpos causal y astral, así que un deterioro de la parte material de la persona es simplemente una etapa en el proceso de evolución.

FA: ¿Has intuido alguna vez la sensación de morir?
VF: En un incendio ocurrido en el edificio donde trabajo y debido a la duración del fuego, tuve que permanecer durante casi una hora, en unas circunstancias críticas y, debido a la inhalación de humos, en una situación cercana a la muerte. De alguna manera la percibí. En contra de lo que había imaginado, la sensación fue de algo acogedor, tranquilizador y en absoluto angustioso. Con todo aquello vi aún más clara la necesidad de vivir el presente, de la importancia de esa consciencia y de la relación que esto tiene con nuestra salud.

Fundación Ananta

 

Lama Djinpa (23-7-06)

El lama español huido del mundo

Aguarda gozoso y sereno la muerte. Para este anciano lama catalán levantar el velo es lo mismo que levantar el vuelo. Su pista de despegue es una humilde cabaña perdida en un lugar incierto, en medio de un bosque de pinos.

Aguarda vuelo y mientras tanto medita y escucha, reflexiona y escribe para que otros transiten por la vida con la paz y sonrisa que él ha alcanzado.

El “Muero porque no muero” de nuestra mística universal encaja por entero en este hombre deseoso de emprender una aventura para la que se ha preparado como pocos. En su severo retiro se va aclimatando a esa oscuridad inundada de luz por la que suspira.

Los pinos frente a la ermita-cabaña “Samten Tarchin Ling” tapan buena parte de la clara luz invernal. Apenas entra el sol en la pequeña habitación donde Lama Djinpa espera su liberación final. Manifiesta que le restan pocos días en la “carne”, sin embargo su rostro se manifiesta saludable y la fuerza que despliega cuando habla parecería otorgarle aún una larga prorroga.

Quizá la fidelidad al testamento de Milarepa incorpora añadida felicidad a su semblante: “… Si puedo morir así, en la soledad de las montañas, entonces se habrá cumplido el último deseo de este yogui”. Pero mientras que le quede un hálito, vivirá para despertar a los humanos del sueño de la vida: “todo lo que es dependiente carece de naturaleza propia y, por lo tanto, no puede ser permanente. No muere nada permanente. Así pues, no perdemos nada decisivo”.

Borja de Arquer, así era su nombre antes de vestir rojo oscuro, tiene esa edad incierta, detenida que alcanzan los hombres que han conseguido amasar esa cara suerte de gozo interno. Su frente enorme parece encerrar también una mente de grandes dimensiones, una erudición que el se encarga como buen budista de menospreciar: “Los occidentales somos muy hábiles saltando con la mente de aquí para allá, rehuyendo y posponiendo siempre una experiencia siempre prioritaria. Por eso el budismo no es una camino intelectual, sino exclusivamente experiencial”.

Impone su presencia interpelante, su sabiduría encarnada en testimonio, su rigurosa opción de retiro. No hay permiso de grabadora, ni de cámara, así que uno termina por olvidar que era el reportero que iba a alargar el micrófono para una curiosa exclusiva y se decide apurar, liberado de compromisos, el instante irrepetible.


Supremo arte

Nos pregunta por el mes en el qué estamos como quien se interesa por la hora. El mundo y sus ritmos quedan muy lejos y no manifiesta el menor interés de reintegrase en ellos. Declina todas las invitaciones que le hacen para incursionar en la civilización, siquiera de forma esporádica. Se aplica casi en exclusiva a preparar y ensayar su vuelo póstumo, por lo que las televisiones, las universidades, los foros culturales e incluso centros budistas, se ven privados de su presencia y verbo.

Vivimos el encuentro en la humilde cabaña como puro privilegio. A nadie concede entrevistas. La intermediación de un amigo, que había realizado un largo retiro con él, nos coloca dentro de la atmósfera íntima de este sabio, que inspirado en la tradición budista, arroja una muy certera y a la vez compasiva mirada sobre nuestro convulso mundo. Apuramos cada uno de los segundos que al final es una hora apasionante, delante de un hombre que conoce, como pocos occidentales, toda las escrituras sagradas y la filosofía de la religión sin Dios.

En un pequeño habitáculo rodeado de libros y documentos, ordenadamente colocados en estanterías, este lama occidental se deleita en el “arte inconmensurable del bien morir”, supremo y exquisito arte en el que sólo se emplean aquellos que se entregan más allá de ellos mismos, transmutando el deseo de felicidad propia en deseo de felicidad universal. En este arte no se contemplan los cielos más que para extraer la compasión y la felicidad de los mismos e insuflarlas en un mundo aún sufriente: “No se puede lograr una muerte digna, suprema o inconmensurable, una muerte de la muerte, siendo indiferentes al dolor y al sufrimiento de nuestros hermanos.
¿Cómo podemos morir pensando solamente en nosotros?”

Apenas se mueve, pero nada le falta, vive feliz. Pasa sus días en un gran cajón-pupitre, del que sale cada mucho tiempo para dar un pequeño paseo por los alrededores. Frente a él, su grande altar que llena toda una pared de la minúscula habitación. Es, como apunta con humor, su “televisor”. Todo le sobra ante tan colorida y abigarrada “pantalla” llena de iconos y estatuillas budistas.

Medita y escribe sin salir de ese gran cajón en el que ha metido sus días de preparación de su viaje al más allá. Cada seis meses imparte un retiro y entonces baja al “mundo”. Entre su retiro del bosque y el retiro que él imparte, aprovecha para hacerse con algún periódico, para ver algún telediario, ponerse al corriente de los acontecimientos y así mantener sus escritos dentro de las coordenadas de nuestros días.


Voto de felicidad universal

La escucha o estudio, la reflexión y la meditación van enhebrando sus días en ese bosque apartado, vedado a las visitas. La soledad es indisociable de sus elevados propósitos. Combate la mente, pero su cabaña rebosa de papeles y la mayor parte del tiempo que nos regala, lo emplea en la lectura. Su estancia no presenta más lujo que un “portátil” donde ordena tantos y tantos pensamientos, cuyo principal cometido es aligerar el sufrimiento del mundo. La sabiduría que Lama Djinpa graba en el disco duro es aquella que transita el camino del reconocimiento y la aceptación, “pues el camino del rechazo inspira la cultura de la confrontación”. Su meta es dar a conocer esta rueda cíclica en la que estamos inmersos y que nos empuja a reencarnar una y otra vez hasta “que somos liberados de la fascinación con la que los sentidos secuestran nuestra conciencia de la realidad, haciéndonos ver como real lo que no lo es”.

Incrustado en su pupitre, aguarda billete para su anhelado viaje a más sutiles dimensiones. Su mirada alterna la pantalla del ordenador, el altar colocado justo enfrente suyo y el infinito que escruta en sus prolongadas meditaciones. Ha logrado ejercitar su práctica del amor hasta haber abandonado su fijación en los reclamos del mundo. Su vida ascética no le empuja sin embargo a combatir el cuerpo. Ante nuestros ojos absorbe con placer un zumo de remolacha que le ha preparado su asistenta: “Ni el idealismo que desprecia el cuerpo, ni el materialismo que desprecia el espíritu pueden llevarnos a buen puerto.” Al fin y al cabo, quien es capaz de declarar: “Cuanto más sufrimiento absorbamos, más luz de la infinita compasión iluminará nuestro corazón en el momento de morir.”, no observará más voto que el de la felicidad universal. Los demás votos callarán de puro pudor.


“¡Retiraos!”

Para este catalán que abrazó el budismo en el año 1977, es difícil que puedan crecer seres libres en las actuales circunstancias mediáticas. Por ello considera que la llave está en el retiro. Djinpa no pierde el tiempo en la muy excepcional entrevista que nos concede. En la conversación aflora en primer lugar su beligerancia por el silencio. “Aún estáis a tiempo, retiraos” clama este lama español, convencido de que no hay nada más importante en la vida que el hallar ese vacío interno. “¡Retiraos!, antes de que nunca más se os presente esta oportunidad, antes de que nunca más podáis realizar este acto valiente”.

Algo nos cautiva de este hombre sin protocolo alguno, que desde el primer momento nos lanza a la cara todas nuestras carencias y nos insta a colmarnos de silencio. A nuestro anfitrión no le interesa quedar bien, sólo aspira a que la breve charla se torne definitiva para nuestras vidas, sustrayéndonos del “materialismo galopante”. Nos lo espeta con la insistencia de un aviso crucial, con la fuerza de una última alarma: “¡Retiraos!, insiste antes de que la mente y esta sociedad desnortada terminen por engulliros”.

La aparente acritud está rebajada con buenas dosis de humor, sin embargo la fuerza de su interpelación no dejaría indiferente a nadie. Arremete contra quienes no tienen el valor de afrontar el silencio y cuestiona incluso iniciativas de paz y de orden altruista, pues, a su entender, la verdadera paz sólo puede nacer entre hombres que han vencido su “legión de egos”.
La propuesta con la que nos invita a reorientar nuestros pasos es bien sencilla: en lugar de caer en la dependencia de nuestras ilusorias, inestables y efímeras relaciones familiares, sociales o de cualquier índole, de las que un día seremos arrancados, podemos en cambio profundizar y sumergirnos en nuestra intimidad hasta descubrir que esta soledad, a la que tanto tememos, es la fuente misma de la solidaridad universal que se encuentra en nuestro corazón. Para el lama este estado conduce a la plenitud del ser humano, a su libertad y experiencia de la felicidad que no se pierde.


“Bella y sabia”

Lama Djinpa habita la ermita “Samten Tarchin Ling” o lo que es lo mismo el “Jardín de la meditación hasta la liberación final”. Su temperamento más duro, que aflora en su discurso contra la civilización occidental, “ese páramo espiritual expoliado por el consumo más desenfrenado, las guerras y la caza de brujas”, se atempera al reflexionar sobre “un vuelo” que prepara de forma intensiva.

Cortejea sin cesar a la muerte. Su rostro se ilumina al hablar de ella: “La muerte es bella y sabia, si la sabemos regalar con los ornamentos de la vida. No hay que temer a la muerte, hay que amarla de día y de noche, en la vigilia y en el sueño...” En los retiros que imparte sobre este tema exclusivo, ahuyenta el miedo a la muerte y enseña a encender las luces que nos permiten “sumergirnos en su ámbito misterioso, espectacular y maravilloso.”

Para este sabio budista la vida continúa y la muerte es trasformación, no extinción. El nacimiento a la vida eterna no sería un asunto de cuerpos sutiles o groseros, ni de supermercado celestial, sino de un estado mental. Acuciado por “el sufrimiento, la dispersión y la insolidaridad que contempla a su alrededor”, estimulado por la demanda de sus amigos espirituales, que quieren contribuir a la paz del mundo y al alivio de sus miserias, ha escrito el libro “Buda, materialismo y muerte”(Ediciones Librería Argentina. Madrid 2002). En esta obra, recientemente publicada, el autor augura la plenitud del ser humano que culmina con “su romper luces, después de romper aguas para acceder así al corazón de la no-muerte en el ámbito de la sabiduría primordial.”
A lo largo de sus páginas trata de recuperar el genuino significado liberador de una muerte que “nuestra civilización ha declarado non grata, fuera de la ley, la vergüenza de la vida”, a la vez que esboza todo un completo tratado del “bien morir”: “Lo mismo que una vida cloroformizada no puede considerarse buena, tampoco lo es una muerte enajenada”.

Para Djinpa la conflictividad de la vida social crece en proporción inversa al respeto por la muerte: “Una vida de espaldas a la muerte es una vida sin horizonte, una vida que se devora a sí misma, sin sentido ni significado alguno. Es el resultado de la desacralización de la vida y de la muerte.” El lama combate con toda su artillería argumental esa “necedad de no querer bajarse del tren. Nadie nos invita a realizar un feliz viaje al culminar esta vida, sin embargo este viaje maravilloso existe y además es gratis” Por eso el lama sugiere la iniciación en el “ars moriendi” o arte del buen morir en sustitución de ese combate denodado contra la muerte que ha emprendido nuestra civilización moderna.


“Homo tecnosalvaje”

Gesticula combativo desde su cajón. “El mundo está patas arriba, afirma sin dar tregua a su discurso beligerante. Los hombres y mujeres que exhiben culos y tetas, se presentan como las voces más cualificadas. En la égida del progreso ha muerto el espíritu de Dios”. No deja a títere con cabeza este anciano lama para quien Dios yace sepultado en los templos. “Sin embargo, aunque a trancas y barrancas, las iglesias perviven, pues el símbolo divino y trascendental de la vida, pese a todo, es el último refugio del ser interior frente a la miseria moral, física y espiritual que produce esta nueva pirámide del progreso, la torre de babel construida por la gleba postmoderna”.

Ni siquiera se libran de su crítica quienes, a una corta distancia de donde nos encontramos, elevan cantos y plegarias en celebración del comienzo del año tibetano. “Hay un momento en que incluso ese carnaval ha de detenerse”, nos dice, en alusión a esos rituales que se desarrollan con todo fasto. Estas palabras brotan con respeto del español que, sin duda alguna, más ha profundizado en la tradición budista, del monje que va ortodoxamente ataviado y que se halla permanentemente rodeado de toda la iconografía de la religión de la compasión.

No obstante su reflexión crítica con respecto a las ceremonias y rituales, que considera propias de una fase elemental previa al descubrimiento de una espiritualidad más desnuda y profunda, el lama Djinpa desborda reconocimiento a Buddha y a sus maestros de diferentes ramas y linajes. Está persuadido de que la llegada de “budismo a Occidente ha abierto ante nosotros un camino de felicidad, sabiduría y solidaridad; hacia el real asentamiento del ‘homo sapiens’ en este planeta”. Su formación budista no le impide tampoco reconocer que existen escuelas psicológicas occidentales que han hecho “nobles esfuerzos por ir más allá del sufrimiento, pero que aún continúan siendo egocéntricas y, por lo tanto, intrascendentes”.

Ya al final, nuestras preguntas no se ajustan a guión, sino al impulso de prolongar con cualquier excusa el encuentro con el sabio de “Samten Tarchin Ling”. Se agota el tiempo de oro en la cabaña de madera. Nos retiramos con el interrogante en la cabeza: nueve días de puro silencio es la condición del lama para poder disfrutar de nuevo de su presencia beatífica.
Vamos en silencio monte abajo. Digerimos el instante vivido, nos preparamos mentalmente para la prueba de fuego del “retiro”, rumiamos por el camino de piedras y tardíos restos de nieve el último deseo del lama: “Que todos los seres puedan levantarse del lecho de la ignorancia y realizar un mundo mejor, más bondadoso y justo para todos”... Así sea.


Poco sabemos del pasado de este catalán misterioso, al que ni siquiera nos atrevemos a preguntare por su vida. Apenas nada hemos podido indagar sobre este hombre que ha cortado su dependencia con el mundo, con sus títulos y honores. Sólo por los cuatro libros que tiene publicados hemos podido conocer algo de su pasado, únicamente desde que se inició en la tradición budista.

Nuestro punto de partida es 1978, cuando Lama Djimpa (Borja de Arquer) se hace discípulo de lama Yeshe. Entonces realiza su primer retiro de tres meses en Copan (Nepal) con este lama y con lama Zöpa Rinpoché. Estudia los Sutras y los Tantras budistas en varios centros e instituciones de Europa con Khenpo Tsultrim Gyamtso Rinpoché. Abad de Kagyu Scholl of Tibetan Mahayana Buddism. Entre 1984 y 1988, tras haber efectuado tres veces los preliminares espaciales, completa el retiro tradicional de tres años en el Monasterio de Vajradhara (Normandía), bajo el lama de lamas, Khyabje Kalu Rinpoché, profesando los votos de monje Getsul.

En 1998 ejerce como lama del linaje Shangpa Kagyu en Francia, bajo la autoridad de V lama Gyurme. El año siguiente entra como lama residente en el Centro Budista Sechöling de Terrasa. Colabora con el colegio monástico de Dag Shang Kagyu, primer monasterio budista en España. Ha impartido enseñanzas en diversos centros budistas, dando conferencias públicas, intervenido en programas de radio y televisión y participado en mesas redondas y seminarios. En la actualidad y desde octubre de 1998 permanece retirado por tiempo indefinido en al ermita “Samten tarchin Ling” (Jardín de la meditación hasta la liberación final) de Dag Shang Kagyu (Panillo, Huesca), retiro que sólo interrumpe semestralmente para dirigir un retiro colectivo.



Destellos para un mundo convulso

Sacralidad. Lo sagrado no es lo prohibido, es lo inviolable. Por esto pervive hasta hoy, pese a la desacralización general de la vida.

Sufrimiento. Surge, si excepción, del deseo de la propia felicidad. Los perfectos buddhas nacen de la inspiración de beneficiar a los demás. Por esto, cambiar completamente el sufrimiento de los demás por nuestra felicidad es la conducta práctica de los hijos del Victorioso”… El sufrimiento es una mina de virtud, nuestro principal aliado en el camino del despertar, pues es el encargado de liberarnos de los engaños. No hay un solo yogui que no sienta agradecimiento hacia las dificultades y obstáculos que finalmente le permitieron experimentar la liberación.

Muerte. Compañera fiel, nos libera de quedar atrapados por la ignorancia de la vida. La muerte es liberadora, es la liberadora de la vida y también su alimento. La muerte pavimenta el circuito de la vida que conocemos; podemos caer en sus socavones o despegar tomando apoyo en sus colinas…
Morir en paz es morir sin enemigos exteriores ni interiores, y si aún los hay exteriores pedirles perdón de corazón por haber sido causa directa o indirecta de sus males.

Muerte iniciática. Es la que da vida. Es la de todo aquel que transforma el odio en amor. Esta es la alquimia verdadera que han estado practicando los sabios de todos los tiempos iniciáticos.

Vida después de la muerte: Son muchos los mundos y las formas de vida que nos son accesibles a partir de las puertas de la muerte, pero sólo aquellos que desarrollan el poder de la beatitud nacen en las dimensiones más elevadas.

El yo. Todos y cada uno de nosotros vive pendiente del “yo necesito”, “yo no quiero”, “yo me rasco”. El yo tiene una sola y exclusiva actividad, la búsqueda de la felicidad, la autosatisfacción. En la mente de cualquier individuo normal resuena sin cesar el tambor del yo. No pensamos en otra cosa… El yo es el origen y la causa de todos los sufrimientos y reinos de las existencias cíclicas. Sin lugar a dudas, el yo es la expresión primera de nuestro pecado original, a causa del que volveremos a nacer y a morir sucesiva e indefinidamente hasta que nos liberemos del mismo… El yo es el alfiler que nos clava en el álbum de la vida mortal en la que en vano aleteamos buscando la felicidad libre de todo sufrimiento. Todos queremos ser felices y sin embargo, nadie lo es verdaderamente. La causa de ello es la naturaleza insaciable del yo, que es como un saco sin fondo, siempre vacío, siempre insatisfecho… La muerte del yo y la felicidad verdadera son inseparables.

Felicidad. La felicidad y la infelicidad se contienen mutuamente. Por esto la felicidad se derrama de compasión ante la presencia de la infelicidad y aun los seres nobles que han purificado todas las emociones perturbadoras no pueden dejar de sumergirse en los mundos del sufrimiento con tal de liberar a los que tanto sufren… Mientras haya seres que sufren, no habrá cielo en el que poder ocultarnos.

Compasión. La energía inteligente de la compasión universal, que erradica las causas del sufrimiento. Es la única panacea mágica que puede convertir el signo de los tiempos con el que nos precipitamos en los infiernos… Una vez más, la sabiduría de Buddha nos conecta con la técnica, yo creo que primordial, por medio de la que desarrollar indefectiblemente este recurso divino, porque divino es aquel que ama a los demás más que así mismo.

Práctica del “Tonglen”. Inspirar el humo negro del sufrimiento, espirar la luz solar de la felicidad. Gota a gota se evaporan los océanos del sufrimiento. Cuanto más advirtamos el sufrimiento más crecerá nuestra compasión. Esto se consigue practicando el dar y el tomar por medio de la respiración…. Sólo la práctica del “tonglen” nos permite respirar en este mundo viciado y darle la vuelta a la tortilla, como quien dice, al trasformar el deseo en amor, el odio en compasión y la indiferencia en solidaridad, las tres estrellas de la sabiduría triunfando de los tres venenos universales de la ignorancia, dándonos una nueva opción de amar al prójimo más que a nosotros mismos. Hemos de salir de nosotros mismos, si queremos librarnos de los mundos inferiores.

Buddha y Jesucristo. No respiraban otra cosa. Amor y perdón, cultivar la felicidad y evitar el error. Dos caminos que confluyen en el mismo cauce de la gran compasión: mostrar las puertas abiertas de la felicidad eterna a los que mueren. Esto es lo que necesita el mundo, lo que encuentran los que renuncian al mundo.

Paz mundial. No se trata tanto de combatir al mal, como de abrir nuevos caminos a la felicidad en este mundo y a tantos como seres lo habiten. Así pues no se trata de poner a los unos a un lado y a los otros enfrente, sino de cultivar masivamente la flor de loto de Ahímsa con el ondear de la bandera blanca de la paz universal… Éste es el mundo en el que nos ha tocado vivir y que nos da la oportunidad de cosechar raudales de virtud y felicidad, tanto como estos océanos del egoísmo y el sufrimiento nos ofrecen.

11 S. Los demonios de la codicia y la intolerancia se enfrentan… Ojalá sirva esto para despertarnos, y podamos así dar un sentido valioso al sacrificio de tantos seres en lugar de incitarnos al odio y la represión.

Educación. A medida que desaparece la religión de la educación de los niños se mata la revelación del alma, el descubrimiento del ser interior y se le priva así de la posibilidad de realizar la felicidad que no muere.

Televisión. Empezó siendo un florero familiar, se ha convertido en una planta venenosa de mil tentáculos que asfixia la vida interior de los individuos y de las familias.

Progreso. No es bueno ni malo. Inserto en el proceso de la vida es necesario. Se avanza o retrocede, pero siempre se transforma sin cesar. Lo importante es el sentido que toma esta transformación que, en la dimensión humana, implica un proceder.

Economía . El derecho a la plusvalía sólo se puede justificar después de haber satisfecho las necesidades elementales de todo ser humano.

Plegaria. Su poder es proporcional a la motivación. La oración es la palabra del alma que aspira a despertar de estos mundos virtuales en los que nada es verdaderamente lo que parece. La fuerza de la oración es la fuerza del corazón y su amplificación es el silencio en el que retumba la última afirmación del corazón. La oración de palabra vale poco, tanto como un rótulo de feliz cumpleaños sin pastel. La oración significa un estado de conciencia en el que se sublima lo mejor del ser, que es ser trascendente.

“¡Que todos, amigos y enemigos, puedan levantarse del lecho de la ignorancia y del amor propio!”. Si en todas las escuelas del mundo se repitiese esa plegaría veríamos levantarse una nueva primavera para la humanidad.


Extractos del libro: “Buda, materialismo y muerte” Lama Djinpa (Ediciones Librería Argentina. Madrid 2002)

 

Naamah Kelman: “Buscamos en Dios la fuerza, la sabiduría y el coraje para cambiar el mundo” (16-6-06)

 


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