Queridos amigos de Ananta,
Compartimos con todo afecto esta excelente selección de aforismos sobre yoga de Ramiro Calle.
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El yoga es una senda y el yogui es aquel que la recorre. Aunque se dirige hacia la meta, que es la paz interior y la libertad interna, cada paso ya es la meta, la ladera de la montaña ya es la cima, porque cada pulgada qeu se recorre es un logro.
Hay obstáculos en la senda del yoga, pero éstos pueden convertirse en aliados. Todo escollo puede ser transformado en un punto de apoyo para catapultarse hacia la sabiduría. El yoga enseña a afrontar los obstáculos de la vida con un estado de ánimo sosegado, sacando de todo enseñanza y vitalidad. Los obstáculos más grnades residen en uno mismo y son los venenos mentales y emocionales. Pero cada veneno tiene su antídoto.
No hay obstáculo como el ego desmesurado, del que surgen tantos otros. Si debilitamos el ego, muchos obstáculos caerán como una semilla de la punta de una ajuga.
La meta más alta del yoga es la supraconsciencia o visión liberadora. Se trata del octavo escalón en la escalera del yoga hacia la realización definitiva. Es el samadho o experiencia de iluminación.
El samadhi es un estado de ausencia de ego; es bienaventuranza y unión del ser individual con la Mente Unica.
El yoga es uncir. Como el yugo (yoga) une a los bueyes, el yoga armoniza la mente y el cuerpo. Es aprender a pensar y dejar de pensar; aprender a hacer, pero también a ser; aprender a relacionarse equilibradamente con uno mismo y con los demás.
Disipar la energía es desvitalizarse; unificar (yoga) la energía es revitalizarse.
El yoga es subyugar, es decir, poner la mente bajo el yugo de la conciencia y la voluntad.
El yoga es experiencia y no creencia, porque solo la primera de ellas transforma y libera, modifica y revela. Ya es vivencia y no concepto; sabiduría y no mero conocimiento libresco o erudición.
El yoga es un método de perfeccionamiento, una actitud de vida. Todo ser humano puede perfeccionarse y aprender a vivir más intensamente y sin egoísmos.
En tanto que seres en evolución, podemos acelerar la evolución; si nos sentimos incompletos, podemos completarnos.
El yoga es una técnica de vida y una senda de autocnocimiento. ¡Vive y conócete! Es una ventana abierta a la autorrealización. ¡Realízate! Es un camino hacia la plenitud. ¡Sé pleno!
Nada hay de gratuito en el yoga y nada se ha dejado librado al azar. No cuenta la idea de transformarse, sino el hecho de trasformarse. La clave del éxito espiritual es el sadhana (práctica).
Sadhana es ejercicio y también soporte. No hay yoga sin sadhana. La unión y la libertad interior son la meta, que consiste en liberar la mente de toda traba y corrupción. Para llegar a la meta hace falta un vehículo, porque la filosofía sin método es un amasijo de opiniones que puede alienar. Este vehículo es el sadhana.
Sadhana es la barca para cruzar de la orilla de la oscuridad a la del conocimiento, para crecer anímicamente y hallar sabiduría. Las enseñanzas sin un sadhana que las materialice son papel mojado.
El yoga es un mapa, una brújula para tomar la dirección adecuada. Nos ofrece procedimientos milenarios para trabajar el cuerpo, las energías, la mente y las emociones.
El yoga es aceptación consciente, no resignación fatalista. Uno trata de convertirse, con humildad, en su propio soberano. Solo los necios no quieren progresar hacia el sosiego y la dicha interior.
El yoga es equilibrio y el equilibrio es orden, precisión y bienestar. ¿Quién otros que los necios no anhelan equilibrio, que es salud y alegría?
Nunca el yoga es represión; nunca consiste en mutilar nuestras mejores energía, sino en potenciarlas y reorientarlas.
Si las enseñanzas no se llevan a la práctica, no transforman. La lógica por sí misma y los conceptos no nos cambian, porque el pensamiento sin acción no es transformativo. La senda del conocimiento debe enmarcarse en la senda de la acción generosa.
Mediante el yoga desvelamos lo que estaba velado, y mediante la intuición que otorgan sus métodos, revelamos lo que en apariencia se ocultaba.
Hay un impulso creador que está sofocado, pero anhelante de manifestarse. Abrele la puerta mediante la práctica del yoga y seguirá su curso hacia la libertad total de la mente.
Está bien el anhelo de conocer, pero siempre que vaya seguido del anhelo de querer conocer al que conoce. Tú eres el laboratorio viviente en el que va a explorar y trabajar. Al ser una criatura en evolución, puedes hacer mucho por descifrarte y mejorarte.
Mediante la sabiduría se elimina la ignorancia básica de la mente; mediante el discernimiento correcto se disipan las brumas del entendimiento incorrecto; mediante la visión clara se destruyen la ofuscación y el egoísmo. Nadie lo puede hacer por ti. Tu eres tu propio artífice. Mediante la sabiduría lo real se toma por lo real y lo irreal por lo irreal. Cada sabio es como una fuente de luz y compasión.
Todo fluye, todo cambia, todo nace y muere, surge y se desvanece, pero el Ser permanece y está más allá del ser y no-ser, del vacío y del todo.
El yogui se convierte en su propio refugio y en su propia lámpara a encender, pero no lo hace solo por por a sí mismo, sino hacia todas las criaturas; es su valiosa contribución a la soledad y al cosmos en el que está inmerso. El mayor poder está dentro de uno y el yogui lo sabe.
El yogui es siempre un aprendiz en incesante aprendizaje existencial. Si no es humilde no es un yogui. Convierte la vida en un viaje para observar y observarse. Para el yogui vale más un solo día de vida vivido con sabiduría y compasión que miles de días con ofuscación y odio; más un solo día con paz interior que miles con agitación y desasosiego.
Si uno fracasa en la senda del yoga es que no se aplicó con la perseverancia necesaria. Como nadie se enriquece contando el dinero de otro, el yogui sabe que nadie avanza en la senda del yoga si no observa y no practica disciplinas para el desarrollo de si mismo.
La mente es una gran desconocida. Es como un pozo sin fondo, un gran misterio que el yogui trata de resolver y dominar.
Si gobiernas tu mente, eres un rey; si ella te gobierna, eres un mendigo. La mente que vela es la mente que desvela. Espera mucho de la mente si la encauzas y dominas, pero nada esperes de ella si no aprender a dirigirla. Mientras permanece en la mente el sentido del «yo» y «tu» hay división y desdicha; cuando se trasciende, hay unión (yoga) y contento.