El Yoga – puente supremo hacia el logro cósmico – ha existido en todas las épocas. Toda Enseñanza abarca su propio Yoga, aplicable al paso de la evolución. Los Yogas no se contradicen entre sí. Como ramas de un árbol, esparcen su sombra y refrescan al viajero exhausto por el calor. Recobradas sus fuerzas, el viajero continúa su camino. No toma nada que no le pertenezca, ni se desvía de su esfuerzo. Adopta la benevolencia manifestada del espacio. Libera las fuerzas predestinadas. Domina sus pertenencias simples. No rechacemos las fuerzas del Yoga, carguémoslas a cambio, como luz hacia el ocaso de la labor sin realizar. Por el futuro, nos levantamos de nuestro sueño. Por el futuro, renovamos nuestras vestimentas. Por el futuro, nos alentamos. Por el futuro, nos esforzamos por nuestros pensamientos. Por el futuro, cobramos fuerzas. En primer lugar, aplicaremos los consejos de la vida. Luego pronunciaremos el nombre del Yoga en el tiempo que se acerca. Oiremos los pasos en progreso del elemento del fuego, pero ya estaremos preparados para dominar las ondulaciones de la flama.Por lo tanto, aclamemos el yoga del pasado: el Raja Yoga. Y afirmaremos el del futuro: el Agni Yoga.
“Agni Yoga”, Prefacio, 1929. Agni Yoga Society, Nueva York. Imagen: Valle de Wesak, Tibet