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Por fin ayer por la noche me fui a verla. Creo que solo alguien con una conciencia espiritual muy elevada y con un profundo sentido de trascendencia y sensibilidad puede ser capaz de realizar una obra tan absolutamente bella y conmovedora. Todavía hoy estoy embriagado por el poder de sus imágenes, por plasmar de forma tan magistral lo sagrado, lo no manifestado, el todo ininterrumpido en fluido movimiento, lo no condicionado, la naturaleza primordial, la presencia divina en todo. Lloré en la película y aplaudí al final. De alguna manera ha acelerado mi necesidad de lograr la paz interior por el camino de la gracia. La veré una segunda vez.