Último libro del escritor y orientalista Ramiro Calle

Ramiro Calle lleva 40 años llamando nuestra atención sobre la necesidad de un cambio en nuestras prioridades para recuperar nuestra esencia primordial en vez de dejarnos arrastrar por la mecanicidad y el automatismo. Sus muchos libros, conferencias y apariciones en los medios de comunicación son una invitación permanente a que busquemos respuestas en nuestro interior en vez de mirar obsesivamente al exterior, que aunque lleno de pretendidos atractivos y colores, difícilmente nos procurará una vida en armonía.

Ramiro insiste y nos da las herramientas para que cultivemos un jardín en nuestra mente en vez de utilizarla como estercolero; en que meditemos u oremos, para encontrarnos con nuestro verdadero yo; en que vivamos una vida en armonía y en paz, sin la zozobra permanente que vemos a nuestro alrededor como consecuencia de la ofuscación, la avidez y el odio que parecen querer anegarlo todo. Zozobra de la que también nosotros somos parte.

Ramiro Calle es uno de los autores más prolíficos de España, y no hay libro suyo que no sirva de inspiración para querer vivir de otro modo, de una forma más pura y verdadera. Unos son más asequibles que otros, pero todos ellos llaman a la voz de nuestra conciencia, a nuestro yo profundo, con el ruego de que despertemos a nuestra verdadera esencia y al hecho de que somos seres espirituales viviendo una experiencia material en la tierra.

Ramiro Calle ha constituido en España un puente imprescindible para acercarnos a las milenarias técnicas orientales del desarrollo y el bienestar personal. Sus estudios y práctica sobre el yoga físico y mental le convierten en una de las personalidades más destacadas en esa materia a nivel mundial. Y, sin embargo, este conocimiento no le impide ser el más cercano de los guías, aquel que siempre está atento a la evolución de su alumno, siempre en disposición de dar y de darse a los demás. Porque si hay algo que destaca de este hombre es su permanente actitud de darse a los demás, de entregarse sin pedir nada a cambio. Y todo ello desde la modestia del que ha hecho suyo el principio de que la voz que hay que seguir es la de nuestro interior sin dejarse deslumbrar por gurús o por pseudos gurús. Los que conocen a Ramiro en su quehacer diario en el centro de yoga Shadak, donde imparte sus clases 6 días a la semana 48 semanas al año, saben muy bien de su entrega día a día, con la mejor cordialidad y con la mayor eficacia.

En las obras más profundas de Ramiro, aquellas en las que habla del purusha y del sakritti, el lector intuye que Ramiro es conocedor por vivencia propia del shamadi al que todo ser en un momento de su evolución tiende a aspirar. Siendo esto es así, el tema está presentado siempre con gran elegancia y casi de puntillas, para el que quiera comprender comprenda, y el que quiera captar capte. Ramiro no impone seguimiento ni método, pero traza muy claramente el camino y afirma, porque lo ha vislumbrado y lo ha vivido y vive, que el Camino es esplendoroso. Unos le llamaremos Camino del Regreso al Padre, otros Camino sin más…, pero todos sabemos de lo que estamos hablando.

A ese esplendor a nuestro alcance nos llama una y otra vez Ramiro Calle sin desfallecer ni un momento, al esplendor que podría rodear nuestras vidas de continuo si pensáramos y actuáramos de otro modo, en las cosas pequeñas y en las grandes. El esplendor que, estoy convencido, algún día veremos en la tierra porque el Reino de Dios no es algo etéreo e inconcreto más allá de las nubes, sino que debe ser recreado aquí en la tierra, por nosotros, una vez comprendamos y asimilemos nuestra verdadera naturaleza inmortal. Así como es arriba será abajo, nos dicen los Maestros.

En este “Ante la angustia, el miedo y la depression”, Ramiro Calle incluye nociones sobre estos tres estados aflictivos, de enseñanzas y métodos para superarlos, entre ellos el yoga físico, la meditación y la relajación. También da enseñanzas de la sabiduría oriental para la vida cotidiana, y enseñanzas occidentals, pues lo major de Oriente y de Occidente ha de fundirse en un nuevo concepto que trascienda a ambos.

La Redacción
Fundación Ananta