Estas palabras de Eckhart Tolle son muy apropiadas para el momento que vivimos. Las tragedias se suceden en la tierra y con ello la perpetuación del dolor humano. Unas tragedias son evitables, otras probablemente no. En particular, duele en lo profundo cuando un ser humano mata a otro ser humano, pues todos queremos vivir. Las vidas llenas de vida que se van para siempre a manos de otro hombre. Ya sabemos que son almas inmortales, que todos los somos, pero hemos de aspirar a un mundo en paz, en armonía, en el que nadie arranque la vida al otro. Los mansos, nos dice Tolle, “encarnan la conciencia despierta que está cambiando todos los aspectos de la vida en nuestro planeta”, y, añadimos nosotros, son una fuerza renovadora y necesaria para que caduquen los viejos patrones dualistas y el predominio del yo y de lo mío por encima de todo. Bienaventurados pues los mansos, como dijo Jesús.

En el sermón de la montaña, Jesús hace una predicción que muy pocas personas han entendido hasta ahora: «Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra». En versiones modernas de los evangelios, manso se traduce como humilde. ¿Quiénes son los mansos, o los humildes, y qué significa eso de que heredarán la tierra?

Los mansos son los que no tienen ego. Son los que han despertado a su naturaleza esencial y auténtica de conciencia y reconocen esa esencia en todos los otros, en todas las formas de vida. Viven en estado de rendición y por eso se sienten uno con la totalidad y la Fuente. Encarnan la conciencia despierta que está cambiando todos los aspectos de la vida en nuestro planeta, incluyendo la naturaleza, porque la vida en la Tierra es inseparable de la conciencia humana que la percibe e interactúa con ella. Es en ese sentido cómo los mansos heredarán la tierra. Una nueva especie está surgiendo en el planeta. Está surgiendo ahora, y cada ser humano forma parte de ella.

Del libro Un nuevo mundo, ahora de Eckhart Tolle, 2006