La meditación es un técnica para contactar con el propio centro (el Ser, el alma, el punto de quietud).

El ser humano tiene dos componentes: el espiritual y el material, esto es, somos espíritu que tiene una experiencia material en la tierra. Para simplificar identificamos espíritu con alma y materia con personalidad. Somos un alma inmortal que se encarna en la tierra en un vehículo mortal (nuestro cuerpo). El alma permanece, el vehículo es limitado y dura un tiempo. La muerte del alma no existe.

Normalmente los seres humanos vivimos en el mundo de la personalidad. Una característica muy importante de la personalidad es su atracción al mundo de los deseos, con los que se identifica: riqueza, dinero, influencia, poder, posesión, sexo, y otros. El hombre que vive en la personalidad está normalmente en esos mundos, que tiran de él permanentemente.

Mediante la meditación contactamos con nuestra alma. El alma inmortal no está apegada a los deseos de la personalidad. Conoce su parte en el todo como una parte del alma universal, que podemos llamar Dios. Conoce su filiación divina. La meditación es un método científico para conectar con el alma. Ocurren dos cosas:

  • Conectamos con nuestra alma: de ello se deriva que poco a poco en nuestra vida va predominando la sabiduría del alma y no la ignorancia de la personalidad.
  • Conectamos a través de nuestra alma con el alma universal, hasta la Unión con Dios.

El Yoga es la ciencia de la Unión. Los yoguis son personas que desde la materia están en contacto con su alma y también con Dios, en la búsqueda permanente de Dios. A la pregunta de si podemos ser yoguis sin necesidad de aislarnos de mundo, la respuesta es: si. Pero para ello necesitamos reenfocar.

Una meditación típica puede ser la siguiente:

  • Duración: entre 20 y 45 minutos, todos los días.
  • Hora: muy temprano, antes de que la mente haya sido invadida por las preocupaciones y actividades del día. Las 5 de la mañana, mejor que las 6, las 4, mejor que las 5.
  • Resto del día: cuanto más nos conectemos con el alma durante el día, mejor meditaremos. Muchas religiones hablan de que vivir la plena consciencia es estar todo el día meditando, lo que equivale a decir “vivir en la consciencia del alma”.
  • Lugar: en un lugar que consideremos sagrado dentro de casa, en el que incluso podemos construir un pequeño altar con una vela, un incienso, una luz tenue.
  • La meditación en grupo es mucho más potente. Por eso las palabras de Jesús: “cuando dos o más os reunáis en mi nombre, allí estaré yo”.
  • Normalmente las personas empiezan a meditar cuando descubren quiénes son realmente, esto es, un alma inmortal que ha de ser contactada desde la materia. El despertar del alma varía según los casos, y hay vidas en las que no se produce, pero cuanto antes se empiece a meditar, mejor.
  • La posición de loto para meditar es adecuada, pero no imprescindible. La postura se facilita sensiblemente sentado sobre un cojín de meditación, con la espalda muy recta.

Imagen: Como una roca, original de Dora Gil, www.doragil.com. Nuestro agradecimiento a Dora