Queridos amigos de Ananta,

El pasado 31 de enero nos reunimos representantes de World Teacher Trust, Fraternidad Blanca Universal de España, Fundación Ananta, Gran Hermandad Blanca, Red Madrileña de Luz, Red Ibérica de Luz, JMBC, Hermanos del Águila, Fundación los Ángeles y Asociación Aroa (antes Alalba-Navarra). Fruto de esa reunión nació la iniciativa “One Calendar”.

Tal como expresaron los impulsores de esta iniciativa:

“Deseamos atender al llamado del momento, responder positivamente a la demanda del ahora. Deseamos dar pasos hacia la unidad en la diversidad, ser consecuentes con el llamado superior para acercarnos un poco más los unos y los otros, para responder unidos a la enorme responsabilidad del presente, para ayudar al planeta en su progreso hacia la luz y la fraternidad en estos momentos tan decisivos.

Lo fácil es permanecer separados, sin embargo con la ayuda superior, deseamos iniciar un camino conjunto. Se trata de un pequeño y sencillo, pero a la vez ya necesario paso. Se trata simplemente de sintonizarnos en las festividades espirituales globales. Cada quien en su lugar, con sus formas, en base a sus prácticas habituales…, pero estableciendo una sincronía en el tiempo y una unión en lo interno.

 

Damos vida a una iniciativa que no es de nadie y es de todos. Damos los pasos que entendíamos debíamos dar y os llamamos. Os invitamos a reforzar esa tímida e incipiente unidad al servicio de la nueva humanidad regida por el cooperar y el compartir, la nueva humanidad manifestando el Reino de Dios en la Tierra.

El Calendario Espiritual Unificado suma y no resta, no invita a prescindir de las festividades de cada tradición o movimiento, sino a sumar esas otras festividades comunes a todos. Invita a sincronizarnos en las lunas llenas y nuevas, solsticios y equinoccios, en las jornadas de relieve global y en las emergencias de gran alcance”.

En http://onecalendar.org se incluye la información sobre esta propuesta unificadora, incluida la forma de adherirse.

One Calendar arranca con la propuesta de unirnos en una convergencia planetaria de oración, meditación y recogimiento (cada quien de la forma que se sienta más cómodo) con ocasión de la celebración del próximo equinoccio de la Primavera. Concretamente esta primera cita común será mañana 20 de marzo a las 20 horas de España.

Adjuntamos más abajo dos textos de Omraam Mikhäel Aïvanhov a propósito de la primavera y el equinoccio, titulados “La Gran Primavera” y “Los Centros Cardinales”, que sirven para encuadrar el trabajo común de mañana.

“En primavera, la naturaleza resucita, recordándole al hombre que él también debe resucitar, quizá no tanto físicamente (lo que no es tan fácil), sino espiritualmente. Igual que la savia sube en la vegetación para renovarla, el hombre debe trabajar para que la savia espiritual penetre en él para vivificar sus cuerpos sutiles”….

Con el afecto de siempre.

La Gran Primavera

… ¿No os habéis dado cuenta de que la primavera se acerca, mis queridos hermanos y hermanas? Cuanto más pasa el tiempo, más se acerca… ¡Estoy orgulloso de saber eso! Diréis que no hay de que estar tan orgulloso. Sí, sí, porque, mirad a la gente en la calle: andan sin pensar que la primavera va a venir; por eso están tristes y desanimados. Hay que pensar que la primavera va a venir y que nos quitaremos todos los viejos abrigos… Aunque no tengamos dinero para pagar el gas, la electricidad, o el alquiler, ¿qué puede importar eso? ¡Tendremos la sonrisa en los labios!… Como si fuese tan sencillo, ¿verdad? Ya me gustaría también a mí que eso fuese cierto… pero, digamos que es cierto. Y, además, lo es…

La primavera, sí, ¿queréis que os diga lo que es la primavera, la gran Primavera?…Cuando pensáis que el Reino de Dios vendrá, que la Edad de Oro vendrá y que todos los hombres se amarán, eso es la primavera. Pensad que el Reino de Dios vendrá y sentiréis que algo ya está cambiando en vosotros. La mayoría de los hombres se paran en el estado actual de las cosas, y como por todas partes no ven más que desolación, están contaminados, y ahí les tenéis, tristes, desgraciados, desesperados. Pensad en la primavera y ya no estaréis más en este estado.

Así que, ¿veis?, cada año os hablo de la primavera que se acerca, de la primavera que va a venir, y no sabéis por qué lo hago. Es porque pienso en esta gran Primavera, el Reino de Dios… Las desgracias, los sufrimientos, las guerras, todo eso es pasajero. Los humanos se enfrentarán a las dificultades, estarán decepcionados, se quemarán, eso es probable… pero es algo pasajero. Todo es pasajero, y los hombres sólo se fijan en lo pasajero y nunca ven lo que hay más allá, la meta a alcanzar. Diréis: “Pero la primavera también es pasajera.” Sí, pero yo hablo de otra primavera, hablo de la eterna Primavera… Sólo que hay que ir más arriba para sentirla y para vivirla. Allí arriba, mucho más arriba, siempre está el Sol que brilla, están las flores que perfuman la atmósfera, los pájaros que cantan, las fuentes que brotan. Sí, mis queridos hermanos y hermanas, hay que ir muy arriba para vivir en la eterna primavera.

Son sólo unas palabras para deciros que la primavera llega, pero no esta primavera que se va nada más llegar. Porque, ¿lo habéis observado, verdad?, el invierno continúa en medio de la primavera, y, después, de repente, ya hace mucho calor, ya es verano. ¿Qué primavera hemos tenido entonces? Apenas unas jornadas, y no hemos conocido nada de la primavera. Pero yo pienso en otra primavera… ¡Ah!, ¡qué hermosa es! ¡Deseadla para verla y vivirla un día! Yo estoy absolutamente seguro de que vendrá. Ya sólo con pensar cada día en esta primavera, veréis cómo ya no os encontraréis en el mismo estado de desánimo, de niebla interior, de pesadez…

… Pensad en la primavera, en la gran Primavera que va a venir, porque pensando en ella trabajáis para que venga más pronto. Si millones de hombres pensasen en esta primavera, habrían comprendido lo que hay que hacer para realizarla. Sólo que es triste, es una lástima, no hay muchos que piensen en ello; por eso esta primavera está un poco retrasada. Pero, si os decidís ahora a pensar cada día en ella, veréis, todos los arrobamientos os visitarán, todas las inspiraciones, el entusiasmo, el éxtasis. Imaginadla muy bella, con sus colores, sus perfumes, sus formas, sus emanaciones… Probadlo y veréis…

Hoy no habéis aprendido nada, por descontado, pero lo más importante no es aprender, sino realizar, ponerse al trabajo. Pero esta necesidad de realizar es lo que más les falta a los humanos; les gustan las novedades, la diversidad, la variedad, siempre esperan ideas nuevas pero nunca aplican nada, alimentan solamente su intelecto y nunca su voluntad. Mientras que ahora lo que hay que hacer es realizar lo que se sabe, hay que realizarlo. Y no olvidéis jamás que los menores progresos que hagáis, el mundo entero los hace con vosotros. Si no conociese esta verdad, hace ya mucho tiempo que quizá yo también me habría dejado ir. Pero sabiendo que nuestro progreso es también el progreso del mundo entero, que todos estamos conectados, nunca debemos parar de hacer esfuerzos…

Omraam Mikhaël Aïvanhov
(Fragmentos del tomo 8 de las Obras completas: “Lenguaje simbólico, lenguaje de la naturaleza”, seleccionados por JR)


Las fiestas cardinales

…Al recorrer el círculo del zodiaco, el Sol pasa todos los años por los cuatro puntos cardinales llamados equinoccios y solsticios. Los equinoccios corresponden a los dos días del año en los que, al cruzar el Sol el ecuador, el día y la noche tienen igual duración: son el 21 de marzo y el 21 de septiembre. Los solsticios corresponden a los dos días en los que el Sol alcanza su mayor alejamiento angular con respecto al plano del ecuador: son el 21 de diciembre, el solsticio de invierno, el día más corto, y el 21 de junio, el solsticio de verano, el día más largo.

A estos cuatro puntos, solsticios y equinoccios, corresponden las cuatro fiestas llamadas cardinales: Navidad, Pascua, San Juan y San Miguel. Estas fiestas fueron instauradas por los Iniciados para recordar a los humanos que en estas fechas el Sol desencadena en el universo unas fuerzas particularmente poderosas que ellos pueden utilizar para su evolución. El paso de una estación a otra tiene lugar en estos cuatro puntos, que son como nudos de fuerzas extraordinarias, determinados para cada estación. El lanzamiento de estas fuerzas es organizado y regulado por grandes espíritus que tienen a sus órdenes a muchos otros espíritus, de menor grandeza, encargados de repartir las energías por la superficie del planeta.

Una multitud de espíritus llevan a cabo estos trabajos. No debéis pensar que todo se produce automáticamente en la naturaleza, no; todos los cambios son producidos por el trabajo de entidades que se encargan de ocuparse de las piedras, de las plantas, de los animales o de los hombres…

…Los equinoccios y los solsticios, es decir, las cuatro fiestas cardinales, son, pues, los cuatro momentos esenciales del año. Son dominados por Mercurio (equinoccio de primavera), Venus (solsticio de verano), el Sol (equinoccio de otoño), y la Luna (solsticio de invierno). En estos momentos la naturaleza está en fiesta; y los Ángeles, los Arcángeles, todas las fuerzas de la naturaleza, y hasta la misma Madre Divina, participan en esta fiesta… Y sólo los seres conscientes de la importancia de estas fiestas saben vivir estos momentos privilegiados en los que unas fuerzas formidables se derraman sobre el Universo…

…Empecemos por el equinoccio de primavera, el 21 de marzo: se encuentra bajo la influencia del Arcángel Rafael. Es Rafael el que da a las entidades a las que gobierna la orden de trabajar sobre la vegetación y de enviar por todas partes fuerzas de crecimiento y de regeneración.

El Arcángel Rafael vive en la esfera de Mercurio. Su nombre significa: Dios sanador. Este Arcángel y los Ángeles que están a sus órdenes tienen la misión de trabajar sobre la fuerza divina para volverla curativa. Los otros Arcángeles que regulan otras estaciones dan a la fuerza divina otra longitud de onda y le comunican otras virtudes. Los antiguos que querían conocer la ciencia de Rafael escogían ciertos días y ciertas fórmulas determinadas para conectarse con él; y de esta manera obtuvieron revelaciones extraordinarias sobre las propiedades de las plantas. El dios griego de la medicina Asklepios (o Esculapio) estaba en relación con las fuerzas de Hermes (o de Mercurio, su otro nombre) y no es por casualidad que el caduceo de Hermes haya seguido siendo desde hace milenios el símbolo de la medicina. Por eso, cuando se acerque la primavera, pensad en conectaros con el Arcángel Rafael, y pedidle que os revele los secretos de las plantas, de las semillas y de las flores, para poder beneficiaros de las buenas influencias que éstas contienen y difunden a su alrededor.

En primavera, la naturaleza resucita, recordándole al hombre que él también debe resucitar, quizá no tanto físicamente (lo que no es tan fácil), sino espiritualmente. Igual que la savia sube en la vegetación para renovarla, el hombre debe trabajar para que la savia espiritual penetre en él para vivificar sus cuerpos sutiles.

La gran fiesta cristiana de primavera es la fiesta de Pascua, que conmemora la resurrección de Cristo: así se juntan la vida de la naturaleza y la del alma. El que conoce la ciencia de los símbolos sabe que la vida de un Iniciado tiene correspondencias con la vida de la naturaleza: la vida de un Iniciado es una secuencia de episodios simbólicos combinados en un cierto orden con un objetivo determinado. La vida de Jesús no hace sino seguir el desarrollo de la Tierra y del Universo: es un símbolo universal. El universo nació como Jesús, será crucificado como él y, lo mismo que él, resucitará…

Omraam Mikhaël Aïvanhov
(Fragmentos del tomo 32 de las Obras completas: “Los Frutos del Árbol de la Vida”, seleccionados por JR)
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