Queridos amigos de Ananta,

Compartimos esta tarde de domingo esta bonita carta que un hombre de mediana edad dirige a su padre ya ausente, el Viernes Santo, en la que le habla de miedos, de anhelos, de proyectos, de la vida, de su vida.

«Espero, reclamo, deseo y trabajo para hacer cosas bien hechas y crear orden alrededor» … «Por favor, ayúdame, desde donde estés, a que yo sea un buen padre y le haga de puerto, de norte y de almohada».

Gracias a su autor por compartirla con nosotros.

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Papá,

Volveré a tener un niño. Es un frase muy corta pero tiene un futuro muy largo. Cuando tuve a mis dos hijos no tenía nada de miedo y sentía ilusión.

Ahora soy un hombre mayor. Siento serenidad, responsabilidad, voluntad de equilibrio, de protección, de dar un sentido bonito y vivido en una vida nueva.

Cuando, en la piscina, algunas mañanas hay niños nadando, miro sus cuerpos y contienen una alegría que es tremendamente contagiosa. es imposible no ponerse contento, no sonreír.

Ahora mismo, te escribo con árboles en la espalda. y también hay, detrás de los árboles, un edificio inmenso de un hospital privado. Conviven dos cosas: la naturaleza, que nada pide y que hace la suya, y una construcción ampulosa, ostentosa, vanidosa y perdida en su desnaturalización respecto a lo que debería hacer: curar y callar.

Muchas cosas en la vida deberían ser eso: el verbo que sea y callar: trabajar y callar; estudiar y callar; aprender y callar…

… estoy muy cansado. me hago mayor y lo noto. Lo noto mucho. Además, me mareo, cada día siento un mareo real. No sé qué será. ….

Muchas cosas me van muy bien. Siempre hay migajas que salpican la nitidez de las cosas. Rebabas que te arañan momentos. No sé absolutamente nada. Creo, sólo, que tengo siempre tu Norte a punto. Que sé trabajar. Que mi fuerza y ​​compromiso me hacen de brazo abierto y fuerte, que abre el viento, que me abre paso antes que entre el resto de mi cuerpo al espacio que abre. ….

Mis hijos mayores son grandes. Muy grandes. Son como la Pasión Según San Mateo de Bach. Lo contienen todo en sí mismos.

¿Sabes que vi la Pasión según San Mateo de Pasolini, una noche de Navidad, muy de madrugada, en el pueblo? Hacía frío en casa. Me puse a llorar. Hoy es Viernes Santo.

El futuro es muy largo pero se hace y se hará aún más corto. Vivimos midiendo distancias que se mueven, las de atrás y las de delante, y tenemos que saber actuar calculando unas distancias que se mueven. Esto hace complicado vivir, pero, en cierta forma, es lo que da sentido a las cosas: su simplicidad, su complejidad, cosas contradictorias que nos ponen a prueba.

Nuestra relación no es sólo con el espacio y el tiempo que se mueven. Se mueve también nuestra relación con otras personas. Y dejamos atrás lo que ya no vale.

Crecer y madurar es asumir la pérdida. ….

Veo bastante cine. Veo muchas películas de gente muy hecha polvo, con comportamientos demasiado deshechos, demasiado rotos, demasiado destructores, demasiado sordidez. Me pone de mal humor la sordidez gratuita. Sospecho que esto no es así. No debe ser así. Y reclamo el orden que pone al mundo el pan bien hecho por un panadero al que le guste su trabajo. Y todo lo que de esto se desprende. Espero, reclamo, deseo y trabajo para hacer cosas bien hechas y crear orden alrededor.

Que la vida no es orden, o sólo orden, ya lo sé. Pero además del caos, de la dificultad, de la sordidez, etc., hay el trabajo bien hecho: una taza de té que, en medio de la India, recuerda que hay un mundo humano que hace cosas. Hay también el punto rojo a la derecha de un cuadro que explica que ese artista quiso decirnos algo con esa mancha … Hay la alegría de la buena gente …

Hay cosas. ….

Estoy cansado. Leo muy buenos libros, y cuando leo un libro que no lo es lo sé inmediatamente. Y lo dejo o leo muy rápido. De cine, de libros y de gente ya sé lo que quiero. De música también.

….

Tengo un cierto miedo a morir. Un cierto miedo, sólo. Porque, al menos hasta ahora, pensaba «Misión cumplida».

Ahora ya no: mi pequeño hijo o hijita, me reclama.

Por favor, ayúdame, desde donde estés, a que yo sea un buen padre y le haga de puerto, de norte y de almohada.

Te quiero mucho, papá.