Mis queridos amigos:
Unos nos fuimos presentando a otros y al final como una red nos juntamos todos. Vosotros que estáis en la reflexión consciente de los misterios de la vida, entenderéis en este aspecto existencial de lo transitorio y fenoménico, un cuento espiritual que quiero compartir con vosotros.
«Un maestro lloraba desconsoladamente cuando perdió a su hijo. Los discípulos le dijeron:
-Pero si siempre has dicho que todo es ilusorio.
El preceptor repuso:
-Pero ¡es que es tan doloroso perder un hijo ilusorio en un mundo ilusorio!»
Y los padres, y los hermanos y los amigos…
Gracias por vuestro apoyo, besos, Ramiro.