Sed conscientes de que vuestras manos son como antenas: tienen la capacidad de captar corrientes de energía del espacio y también son capaces de proyectarlas. Pero para conseguir que vuestras manos sólo atraigan y proyecten un día corrientes benéficas, debéis empezar por estar muy atentos con los gestos que hacéis en la vida cotidiana; porque cada gesto, por insignificante que sea, produce una vibración. En cualquiera de vuestras tareas, esforzaros en hacer gestos mesurados, armoniosos, sabiendo que ponéis en movimiento fuerzas y elementos que os permiten transponer esta actividad en el plano espiritual y alcanzar, de esta forma, los grados superiores de la vida.
La verdadera espiritualidad consiste en utilizar cualquier trabajo para conciliar los pensamientos, los sentimientos y los gestos con la armonía cósmica. Cada gesto que impregnáis con una idea divina, se inscribe en los archivos de vuestra conciencia superior, de dónde emanarán todas las energías benéficas: el amor, la esperanza, la alegría…
Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86)