Pensad en uniros conscientemente a la cadena viva de las criaturas, con el fin de facilitar corrientes de energía que circulen de arriba abajo de la creación. De esta forma, recibiréis el impulso, la inspiración, la sabiduría, el amor, las fuerzas necesarias para la vida diaria. Os preguntaréis: «Pero, ¿no podemos encontrarlas en nosotros mismos?» Sí, quizá durante algún tiempo, pero pronto agotaréis vuestras reservas. Incluso si habéis iniciado amplios proyectos, deberéis interrumpir los trabajos, porque es imposible realizar algo grande si no se está unido a esta cadena viviente cuyo primer eslabón, por así decirlo, es el Señor mismo. Es igual que una lámpara que pudiera imaginarse que puede iluminar sin estar conectada con la central eléctrica. Pues no, es la central la que le envía la corriente; la lámpara, por sí misma, sólo es un conductor.

En realidad, lo queramos o no, estamos unidos, conectados a la Fuente divina, pero esta unión debe ser consciente: de esta forma, obtendremos beneficios para nuestra evolución y para la de todas las criaturas del universo.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86)