“Desnudando nuestra cáscara para devenir pura alma”- Convergencia con motivo la llegada del Equinocio de Otoño (Hemisferio Norte)

Sugerencia de meditación  sincronizada: atardecer del 23 de septiembre (horario español)

Dice el Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov a propósito del Equinocio de Otoño: “El 22 de septiembre, el sol entra en el signo de Libra, iniciando así un nuevo período. Los frutos caen de los árboles y las semillas son seleccionadas para ser consumidas o conservadas, para ser, sembradas más tarde con el fin de que el ciclo vuelva a empezar.

Pero este trabajo de separación, de selección que se realiza en la naturaleza, no concierne únicamente a la vegetación: también concierne al ser humano, a su destino. De igual modo que el fruto que se separa del árbol, y el hueso o la pepita del fruto, el alma un día se separa del cuerpo. El cuerpo, que es la envoltura del alma, y el alma es la semilla que está sembrada arriba, en el Cielo. El día en que el fruto del hombre esté maduro, no debe volver a caer en la tierra, como la semilla de una planta, sino volver al Cielo”.


Ahora empezamos a entender las lecciones ocultas que nos guardaba la Naturaleza. Ahora cada vez que extraemos una almendra, nuez, una castaña… de su cáscara sabemos que la Madre Naturalez, al tiempo que alimenta nuestro cuerpo físico, nos está mostrando otra sabia y profunda lección. Los frutos que encontremos en nuestro senderos y que despojaremos de cáscara, nos hagan recordar, como bien apunta el Maestro Omraam, el trabajo interno a realizar: desnudar  al alma de todas las circunstancias temporales, de la personalidad a veces demasiado identificada por el mundo que nos rodea.

El otoño nos invita de nuevo al recogimiento tras haber correteado por los caminos, tras haber vivido unos meses de expansión, bañados de luz. En medio de ese recogimiento miramos al Cielo y nos percatamos de que el sol ha entrado en el signo de Libra. Libra es el sétimo signo del círculo del zodiaco. El Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov nos invita a preguntarnos igualmente por qué hay una balanza en los cielos y qué pretende igualmente mostrarnos. ¿Qué hacemos en definitiva con esos  dos platillos sobre nuestras cabezas? El propio Maestro búlgaro nos facilita la respuesta: “La balanza es sólo un objeto, y más exactamente todavía, un instrumento para pesar, como si, con sus dos platillos, mantuviese en equilibrio los poderes  de la luz y los de las tinieblas, los poderes de la vida y los de la muerte. Libra, en el zodíaco, es un reflejo de la Balanza cósmica, este equilibrio de los dos principios opuestos pero complementarios, gracias a los cuales el universo apareció y continúa existiendo. El símbolo de la Balanza, que volvemos a encontrar en el Árbol sefirótico, domina toda la creación”.

En esta misma idea  redunda el Maestro Tibetano  a través de Alice A. Bailey en el tomo III del “Tratado sobre los siete Rayos: “El signo Libra, en forma muy paradójica, es peculiarmente interesante, precisamente porque su mayor interés estriba en que carece de espectacularidad -excepto en el caso de los discípulos, o de quienes se están acercando al sendero. Es el signo de la estabilización, de la cuidadosa apreciación de los valores y de la obtención del correcto equilibrio entre los pares de opuestos. Podría ser considerado como el signo en que aparece la primera visión real del Sendero y la meta hacia la cual el discípulo debe dirigir finalmente sus pasos, el estrecho sendero del filo de la navaja que corre entre los pares de opuestos, en el cual, para recorrerlo sin peligro, es necesario desarrollar el sentido de los valores y el poder para utilizar con acierto la facultad analítica equilibradora de la mente.”

La luz y la oscuridad se nos citan estos días. La luz es nuestro destino, pero la travesía  por la oscuridad, por los senderos plagados zarzas en fruto, de castañas y sus pinchos…, será imprescindible. Será preciso ser arañados en la profundidad del bosque, explorar nuestra oscuridad inferior, para después  saber qué es lo que ha de iluminar el foco de luz y de amor del que también somos portadores.

Abundando en ese sentido de necesidad de búsqueda de nuestra balanza y equilibrio que representa Libra, traemos por último a colación este texto de Ekkirala Krishnamacharya recogido de su libro “Astrología espiritual”: “Este signo contiene todas las propiedades de los doce signos del zodíaco, igual que Aries. Este signo representa el polo inferior de la Creación, que puede ser absorbido de nuevo en el polo superior por parte del espiritualista. El equilibrio de los dos brazos de la balanza no es otra cosa sino hacer que las dos fuerzas opuestas se unan en el centro. Cuando el peso es desigual, los brazos y los platillos de la balanza son prominentes (activos). Cuando el peso es perfecto, el centro se vuelve activo y los platillos se desvanecen en la pasividad. En esto está toda la esencia del sendero espiritual del hombre. Este signo señala el equinoccio de otoño, que corresponde a la medianoche del día.”

El otoño de 2015 comenzará el miércoles 23 de septiembre a las 10,21 horas. Unámonos pues en el atardecer de ese día, en el arranque de esta nueva estación, de esta oportunidad de ofrecer al mundo nuestros frutos madurados, nuestro creciente equilibrio interno, nuestra paz. Unámonos en la convergencia meditativa que tantos grupos y movimientos preparan para la señalada fecha. En España un total de ocho grupos, asociaciones y movimientos, varios de ellos de alcance planetario, nos hemos unido en la iniciativa “One calendar” (www.onecalendar.org) en el ensayo de testimoniar esa espiritualidad ancha, abarcante, unida en su esencia y manifestada en su pluralidad de formas.

Estos son concretamente  los grupos que llevamos ya cuatro años  trabajando en esta iniciativa unitaria: World Teacher Trust (España), Fraternidad Blanca Universal (España), Fundación Ananta, Portal de la Hermandad Blanca, Grupos de meditación de JMB , Fundación Dharana, Red ibérica de Luz y Asociación Aroa.