Observando por la mañana la salida del sol, concentraros sobre él y decidle: «Así cómo el sol se levanta sobre el mundo, que el sol espiritual del amor, de la sabiduría, de la verdad, se levante en mi corazón, en mi alma y en mi espíritu.» Estas palabras pronunciadas favorecen la realización: del mismo modo que el sol se levanta en la naturaleza, el sol espiritual se levantará en vosotros. Durante el período de la luna creciente, por la noche, antes de dormiros, decid: «Así como la luna se llena, que mi corazón se llene de amor, que mi intelecto se llene de luz, que mi voluntad se llene de fuerza, que mi cuerpo físico se llene de salud y de vigor.» Y en primavera, cuando aparecen las primeras hojas y las primeras flores, decid: «Así como la naturaleza se dilata, que todo mi ser se dilate y florezca, ¡Que toda la humanidad viva en la eterna primavera!»
Estar atento a la vida de la naturaleza, asociarse a ella y pronunciar tales fórmulas, ésta es la verdadera magia blanca. Y os convertiréis en hijos de Dios, hijas de Dios, ya que sin cesar, mediante la palabra creadora, la palabra que ha creado el mundo, crearéis por todas partes un mundo nuevo.
Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta