El grado de desapego marca la jerarquía espiritual de las almas. Esto es muy apreciable y evidente en un grupo de discípulos que reciben entrenamiento en uno u otro de los Ashramas de la Jerarquía. El desapego se manifiesta como impasibilidad ante el devenir de los hechos y acontecimientos que tienen lugar en el mundo. Noten ustedes que digo «impasibilidad» y no «indiferencia». Un discípulo jamás pasará indiferente ante cualquier hecho relevante debido a que siempre trata de estar alerta y apercibido sobre todo cuanto ocurre, tratando de relacionar los sucesos temporales con el propósito que, como una corriente de fuego, le obliga a estar atento y siempre dispuesto a servir.
Vicente Beltrán Anglada (1915-1988), Diario Secreto de un Discípulo, pág 25.