Durante los dos ocasiones que he tenido hasta el presente de ver esta película, he podido comprobar un hecho que me han contado otras personas: salidas de algunos espectadores antes de finalizar la proyección, protestas, algunos aplausos. Opiniones realmente opuestas dividen al público de este film tan polémico, tan nuevo, tan original, tan extraño. Podrá gustar o no el argumento, su estructura y su lenguaje, pero seguro que encontramos un acuerdo unánime en valorar su belleza, en el cuidado y precisión de sus imágenes. No hace falta tener mucha sensibilidad, nos atrapa a todos, a no ser que tengamos un gran prejuicio o pongamos, como suele ser frecuente, una barrera a nuestra sensibilidad.
Al entender del que esto escribe, es una de las escasas películas más bellas e interesantes de todos los tiempos. Sobresale de la mayoría de lo realizado actualmente. Es tan habitual el bombardeo continuo que reciben los espectadores de este arte con tanta fealdad, violencia, muertes, sexo, emocionalidades, venganzas, superficialidad sensorial de la vida, que los seres humanos con cierta sensibilidad echamos mucho en falta que nos transmitan valores como belleza, amor, respeto, solidaridad, comprensión, etc. Por ello, cuando éstos están presentes en un ofrecimiento como el que nos ocupa, sólo nos queda un gran agradecimiento de que lo minoritario vaya llegando a una mayoría, aunque de momento no entienda su mensaje.
Aunque sea muy subjetivo, me atrevo a decir que es ésta una película “impresionista”. Su estructura y montaje se sale de los cánones clásicos habituales, no tiene la típica historia argumental con su inicio, desarrollo, clímax y desenlace, se entretiene mucho tiempo en detalles cotidianos que no son emocionantes ni creadores de suspense, algo que suele desconcertar y cansar a la mayoría de sus espectadores. Es un gran y complejo estímulo que debiéramos mirar con mucha atención -como todo lo demás en la vida- y tener en cuenta su planteamiento en forma de preguntas, su invitación a una reflexión filosófica del ser humano, de la naturaleza y del cosmos en su analogía comparada, la interioridad psicológica de los protagonistas a través de numerosos y diversos detalles de su comportamiento externo, etc. Veamos por separado algunos de sus valores:
1. – Música e Imagen: La partitura instrumental que el compositor Alexandre Desplat ha realizado para este film, acompañada de temas clásicos (Bach, Smetana, Brahms, etc.), subrayan, complementan y enriquecen las bellas imágenes, poniendo a nuestro estado emocional o anímico en sintonía con el mensaje a transmitir en cada momento. Esto es algo muy importante a fijarnos si la volvemos a ver. Si somos mínimamente sensibles, disfrutaremos al oír-ver una gran sinfonía auditivo-visual. Quizá lleguemos a oír las imágenes y a ver los sonidos, pero si no, el deleite está garantizado con un mínimo de apertura por nuestra parte. Aunque no hubiera más cosas, sólo con esto ya es más que suficiente para disfrutar y sentirnos humildemente aprendices de la vida, receptores de sutiles caricias de formas coloreadas o de sonidos-música que pueden abrir el “corazón espiritual” de muchos de nosotros. La estética (belleza) como símbolo está muchas veces al servicio de un contenido, pero si no es así, también puede ser útil cuando desarrolla y actualiza nuestra sensibilidad y nos predispone a lo bueno de la vida, como es el caso de este poema cinematográfico; un poema que, al igual que los literarios, une y engarza elementos diferentes y aparentemente inconexos para buscar intuitivamente una unidad nueva y enriquecedora de la vida.
2.- Psicología–Educación: Para el que esto escribe la psicología está en todas las cosas. Todo es psicología. Lo expresado antes y después de este apartado es psicología. La educación es psicología pura. Pero aquí nos vamos a referir a una dimensión muy destacada de la película: la psicología diferenciada del padre y de la madre y la de sus hijos, especialmente el mayor, resaltado como protagonista, tanto en su infancia como adulto recordando su pasado.
Lo que cualquier espectador reconoce es la parte de la película dedicada a la descripción de la familia en la que se observa dos posiciones muy diferenciadas de los padres con respecto a sus hijos: por una parte, encontramos a una madre bondadosa, tierna, frágil, sensible, débil respecto a su marido; por otra, a un padre autoritario, rígido, duro, distanciado e impositivo con su familia, especialmente con su hijo mayor, el cual siente y vive una relación de amor-odio con él. Si hiciéramos una encuesta entre toda la población sobre sus preferencias educativas, una parte elegiría el método materno, otra el paterno, mientras que otros se decantarían por un equilibrio o complemento entre la bondad y la disciplina. Personalmente me decanto por el primero, prefiero una educación y trato más permisivo, comprensivo, amable y bondadoso, aunque tenga, como suele suceder, sus riesgos y fallos. Pero haciendo abstracción hacia lo más objetivo y conveniente posible dentro de una educación equilibrada, comprendo que se necesita integrar los dos enfoques –que no son necesariamente los concretados en esta película- en los que haya una armonía entre la bondad (estimulante del amor), la comprensión (estimulante de la inteligencia) y la disciplina (estimulante de la energía combativa –que no agresiva-), necesarias las tres para el desarrollo integral de los seres humanos. Todos sabemos que ello no es fácil, pero no es tampoco imposible. Esta obra no nos lo plantea así, pero nos está invitando continuamente a reflexionar sobre el tema, aunque ya lo sepamos. Ello me sucedió a mí, al igual que a otros muchos espectadores.
Pero enfocándonos en lo que el autor nos ha querido expresar, se ve justificado su planteamiento en la estructura general de la película: el hijo más protagonista, diana del duro trato paterno, perdona al padre cuando de mayor comprende el propósito que le guiaba de hacerle duro y prepararle para enfrentarse a la vida. El perdón, como explicaré después, es uno de los pilares fundamentales del propósito de esta obra.
3.- Aceptación del sufrimiento incomprendido: Aunque existen muchos motivos de sufrimiento, uno muy duro de llevar suele ser la muerte de un hijo. Y éste es el que el autor ha elegido para esta película en la que los padres, y especialmente la madre, sufren tras la noticia de la muerte de su hijo pequeño a la edad de 19 años. Se nos muestra diferentes momentos de sus comportamientos reactivos, pero una manera novedosa de expresión es por medio de las preguntas filosóficas que la madre lanza al Universo: ¿Por qué, Señor, he de sufrir? ¿Por qué los inocentes mueren y los malvados prosperan? ¿Qué hemos hecho para merecer tu desidia y tu ensoñamiento? ¿Por qué no nos amas?
Son éstas, u otras parecidas, las preguntas que muchas personas se hacen en sus vidas, sin obtener una respuesta satisfactoria; o quizá sí, como el caso de muchos de nosotros que conocemos la Ley Universal de Causa-Efecto o Ley del Karma, que junto a otros aspectos de la Vida nos responden muy claramente a estas y otras cuestiones vitales. Pero el autor, Malick no las utiliza aquí, posiblemente porque no las conozca, a pesar de ser profesor de filosofía. No lo sé y no puedo entrar en ello por la falta de datos, por lo que nuestro juicio ha de ceñirse al contenido de lo expresado aquí, en esta obra en la que se percibirá más adelante la necesidad de aceptar lo incomprensible y adaptarse al devenir de la vida y sus acontecimientos, culminando, hacia el final, en un mundo ideal (¿otra dimensión?) en el que podremos tener respuestas y amarnos más allá de nuestros condicionante espacio-temporales. Es cierto que esto gusta a las personas creyentes pero produce hilaridad despreciativa a las no creyentes o cansadas de los mensajes que suenan a religión. A mí personalmente, y creo que a muchos más espectadores que no nos identificamos con ninguna creencia o religión, pero que las respetamos a todas, buscando comprensivamente las buenas razones que hay en ellas, tendemos a ver un mensaje más ecléctico o universal, una muy sincera y profunda búsqueda de diferentes respuestas a tan nobles demandas internas.
La cita escrita inicial tomada del Libro de Job (Antiguo Testamento), más otras alusiones posteriores de la película, nos hablan de la opción de aceptar el sufrimiento que Dios o la Vida nos “envía”, de plantearnos la grandeza de su inmensa creación, renovada continuamente a través de la alternada destrucción-construcción. Todas estas reflexiones nos remiten a esas bellas imágenes que parecen extraídas de documentales de cosmología y de la naturaleza, y que parecen inconexas, sorprendiendo a tantos espectadores.
4.- Perdón y Amor: Estas dos actitudes humanas las coloco juntas porque creo que no se pueden separar, una conlleva a la otra. Pienso que la persona que realmente ama a alguien, está incluyendo el posible perdón a posibles ofensas que la otra le haya infligido. Es más, no necesita perdonar, a no ser que sea necesaria la expresión externa para que la otra persona se quede psicológicamente tranquila. Es muy frecuente en la vida el perdón superficial, motivado por una necesidad de satisfacción emocional, de sentimiento de superioridad sobre el perdonado; pero se puede dar también el comportamiento antes aludido, es decir, comprender las motivaciones del ofensor que guiado por su ignorancia nos ha hecho daño, o le hemos juzgado mal.
Me inclino a interpretar el sentido del perdón del hijo mayor, cuando ya maduro perdona a su padre, en este sentido aludido de sinceridad, acrecentado y subrayado en la secuencia final idealizada de la playa, cuando el amor entre todos los miembros familiares más otras personas desconocidas se encuentran en un escenario atemporal, en donde la sublimación, poéticamente expresada en las bellas imágenes irrealistas, de los sentimientos habituales alcanza un clímax pocas veces visto en este arte.
5.- Una Filosofía de la Vida: Considero desde hace mucho tiempo que la psicología y la filosofía van muy unidas, no se pueden separar, como tampoco con las demás ciencias y ramas del saber. Lo anteriormente comentado podría ser incluido en una filosofía de la vida, pero el contenido de este apartado se refiere a algo que suele pasar inadvertido en esta película, por lo aparentemente inconexo que está de la acción humana de los personajes. Me refiero a la Naturaleza. Empezando por el título “El Árbol de la Vida”, cuya presencia material es un lei-motiv que nos está recordando que el árbol es un símbolo de la vida humana. Son varios los símbolos del árbol a través de las diferentes culturas y tradiciones religiosas y míticas (árbol del bien y del mal del Paraíso, árbol cabalístico judío, druidas, celtas, budistas, etc.), pero los símbolos que más nos puede interesar resaltar aquí son los de fertilidad, el de nacimiento, muerte y nuevo crecimiento de las diversas formas a través de las cuales se está expresando continuamente la Vida.
Dicho símbolo muy presente en la película que comentamos nos sitúa en otro elemento también presente: la Naturaleza en su amplia gama de nacimiento, desarrollo y muerte. El autor se ha lucido explayándose en describir de forma muy bella y deslumbrante a ésta, en sus diferentes Reinos mineral, vegetal y animal, en un intento de buscar analogías, como el curioso y extraño caso de trato “compasivo” del dinosaurio fuerte con el débil.
Yendo todavía más lejos, se nos muestra el cosmos en su majestuosidad creativa y destructiva con el fuego como uno de sus destacados elementos, pero buscando su integración en la reflexión filosófico-religiosa de la protagonista. En síntesis, los elementos que pienso se destacan en esta faceta son: la majestuosidad, el poder, la inmensidad, el misterio del “creador”, dentro del cual nos encontramos como pequeñas piececitas o “unidades de conciencia” muy limitadas, ignorantes del complejo y profundo mecanismo del desenvolvimiento de la misma Vida a la cual humildemente pertenecemos.
Conclusión final: La mayoría de los espectadores cinematográficos estamos acostumbrados a enlazar las partes de una obra en una sucesión temporal lineal basada en la ley causa-efecto, así como en estructuras con el mismo estilo en sus partes, sin destacadas variaciones que desorienten. Hay como una necesidad o instinto de relacionar lo diverso, pero no estamos entrenados o educados en ello. Por eso esta película desconcierta a muchos. En ella lo podríamos hacer encontrando las relaciones familiares, con los dos padres y sus tres hijos; el hijo mayor, como arquitecto adulto, evocando su infancia; las imágenes del cosmos y de la naturaleza como reflexión filosófica de la madre y el final idealizado en otro mundo amoroso y feliz que satisfaga la carencia de plenitud actual. Pero podemos verlo todo como aisladas “impresiones” de una o varias vidas relacionadas entre sí que se unen en un todo unitario, expresivo de la indisoluble, aunque aparentemente separada Unidad de la Vida, en los seres humanos y en todos los demás Reinos de la Naturaleza.
Confieso que hacía tiempo que nada me había deslumbrado ni comunicado tanto como este film que, sin verlo perfecto (personalmente cambiaría algunas cosas y lo reduciría unos minutos), me ha invitado y estimulado mucho a pensar y , sobre todo, a intuir lo que el Cine podría realizar en el futuro cuando avanzados psicólogos y filósofos de la Vida y del Arte puedan expresarse libremente y comunicarnos a los demás, de un modo bello y preciso, la profundidad de la Vida.