Dos hombres comenzaron a discutir acaloradamente y estuvieron a punto de llegar a las manos, todo porque cada uno de ellos insistía en haber visto de un color diferente a un camaleón que yacía en una palmera.
Te digo que es marrón –aseveró uno de los hombres.
Pues yo te digo que es verde –replicó el otro.
Es marrón, ¿O es que no tienes ojos para verlo?
Tu si que pareces estar ciego. Es verde
Acertó a pasar por allí un lugareño y uno de los discutidores le preguntó:
¿Acaso no es marrón este camaleón?
Es marrón –repuso el lugareño.
Pero ¿no es verde? –protestó el otro hombre.
Es verde –acordó el aldeano.
Los dos hombres, que estaban a punto de golpearse, creyendo que el lugareño se burlaba de ellos se dirigieron a él hoscamente y le preguntaron:
¿Nos tomas el pelo?
En absoluto, amigos míos. Cada uno de vosotros ha visto un aspecto del camaleón y por tanto ambos tenéis relativa razón. Yo he visto todos los aspectos del animalillo, porque vivo al lado de la palmera en la que habita y he podido observarle durante semanas y meses.
Del libro “Los mejores cuentos espirituales para la vida diaria”, de Ramiro Calle, Editorial Kailas, 2010