Seguro que en las personas que criticáis habréis notado, al menos, una cualidad: un don artístico, la satisfacción por el orden y la limpieza, la seriedad en el trabajo, la fidelidad, etc. No faltan campos donde los humanos puedan manifestarse útilmente o agradablemente. Pues bien, para cada uno, concentraros al menos en una cualidad, y buscad incluso la forma en que podéis ayudarle a desarrollarla; esto será más provechoso para él y también para vosotros.
La evolución de cada uno contribuye a la evolución de todos. Cuanto más avanzáis, más arrastráis a los demás con vosotros. El comportamiento de cada uno repercute en el mundo entero. Y si los defectos de ciertas personas os molestan tanto, he ahí una razón de más para mejoraros y enviarle buenos pensamientos.
Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta