Se nos dice que es tiempo de ir a los encuentros que relmente importan: el encuentro con el monte, con el río, con el rumbo que has perdido, el encuentro con el mismo Dios.

El encuentro con tu alma, con tu Yo superior, para vivir en la tierra como se nos pidió que viviésemos: como ángeles emisores de bien y de luz.

Vivir en armonía, vivir en paz, vivir en la verdad. Esos maravillosos retos nos esperan.