Hoy te invito a que reflexionemos juntos sobre el “esque”.

No, no se trata del “colega” del barrio ni es un macizo montañoso que no figura en el mapa.

Tampoco lo busques en el diccionario, porque no existe tal vocablo, aunque lo usamos muchas veces al día y tiene traducción en  cualquier idioma.

En este caso, al contrario de lo que hizo mi paisano Jesulín de Ubrique, en lugar de convertir una palabra en dos (im-presionante), yo lo hago en una: esque.


Exactamente, con el “esque” me estoy refiriendo al perjudicial hábito de las excusas; algún psicólogo incluso las convierte en enfermedad “la excusitis”. Y, desde luego que lo es, y grave, y contagiosa, aún cuando tampoco la recoja ningún catálogo médico de enfermedades.

Lo que me propongo es que tomemos conciencia de cómo todos “padecemos” en mayor o menor medida de ella y que se trata de una actitud que nos sabotea e impide el logro de  cualquier objetivo, deseo y meta que nos lleguemos a plantear.

“Es que soy muy mayor”; “es que soy muy joven”; “es que no tengo dinero”; “es que el gobierno”; “es que no me apetece”; “es que hace mucho frío/calor/llueve” (la meteorología da mucho juego); “es que no tengo estudios”; “es que no tengo a nadie”;  “es que la plaza está dada”, etc, etc.  Lo dicho, el “esque” en acción.

Y desde luego la habilidad de buscar motivos o pretextos para eludir cualquier obligación o compromiso, o disculpar el no hacer lo que dijimos o nos prometimos, parece que nos viene “de fábrica”, como talento innato que vamos perfeccionando con la edad.

Múltiples filósofos y autores abordan este vicio del carácter en sus perlas de sabiduría:

“La gente no busca razones para hacer lo que quiere hacer, busca excusas” – W. Somerset Maugham-

“Acusar a la maldad de los tiempos es excusarnos a nosotros mismos” – Thomas Fuller-

“Quién no sabe bailar dice que los tambores no valen para nada” – Proverbio ganés-

Estoy segura que te sentirás plenamente identificado con estos aforismos, de indudable exactitud.

Pretendo que nos quede claro que las excusas no son genéticas, sino educacionales y una actitud ante la vida que es puramente decisión personal.

En la vida, o tenemos resultados, los que se correspondan con nuestras elecciones y acciones, o buscamos excusas que, en el fondo, sabemos que responden a nuestra desconfianza, miedos, falta de fe en uno mismo, en la Vida, en los demás… y que nos dejan deprimidos, vacíos y frustrados.

Si realmente queremos vivir una vida con sentido, plena y feliz, es necesario que tomemos las riendas,  fijemos el propósito hacia el que dirigirnos y recorrer el camino hacia la meta, atreviéndonos, esforzándonos, superando obstáculos y saliendo de nuestra comodidad y seguridad, sin garantías. Nuestros pensamientos, emociones, actitudes y acciones serán las causas de lo que recibamos como experiencias de vida. No hay excusas, ni suerte, ni casualidades. De eso va la vida.

Esta libertad personal y poder creativo son nuestro mayor tesoro, a la vez que los medios con que todos disponemos para alcanzarlo. Y el “esque” nos impide disfrutarlo y compartir su contenido.

La buena noticia: que solo depende de ti quitar todas las  excusas de tu mente y dejar vía libre hacia tu éxito y felicidad.

Ana Novo. La Comadrona Espiritual ®

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