El poeta regula su ansiedad con la escritura. El pintor asume sus traumas trazando líneas paralelas o caóticas sobre el lienzo. El escultor machaca con sus manos la rabia y el dolor. El arte se expresa siempre desde lo más crudo a lo más sublime. Es capaz de hilvanar sueños y promesas y empapar de sudor todo cuanto toca… El místico también es un artista y mendiga en las capas altas de la consciencia luz para ser guiado. Ayer tuve mi trozo de escucha activa, de mendicidad. Me invitó E., ese ángel caído del cielo, a participar en la fiesta hindú del Raksha Bandhan o Rakhi allí en Sevilla. La fiesta fue hermosa. Hicimos una profunda meditación y luego hubo una charla explicativa sobre esa peculiar fiesta. Consiste en que las hermanas regalan a sus hermanos un “rakhi” o hilillo sagrado protector en la luna llena de Shraavana. El hermano a cambio le hace presentes a su hermana y se compromete a cuidar de ella toda la vida. Así que disfruté cuando me pusieron el rakhi protector, el cual, dicho sea de paso, me vendrá bien para ahuyentar las malas vibraciones pasadas… Salí feliz y contento de la ceremonia y llegué a casa tranquilo y sosegado. Fueron momentos de paz en los que la ansiedad desaparecieron por un momento y la rabia y el dolor dieron paso al sueño y la promesa…