Un aguerrido samurái fue a visitar a un anciano sabio para exponerle una duda que le atormentaba desde hacía mucho tiempo.

–Señor –dijo–, me encuentro aquí porque necesito saber si existen el cielo y el infierno.

–¿Quién lo pregunta? –interrogó el sabio.

–Un samurái –respondió orgulloso el guerrero.

–¿Y tu con ese aspecto eres un samurái? Seguro que no eres más que un necio y un cobarde.

 El samurái, encolerizado, desenvainó al pronto el sable, momento en el que el sabio dijo:

–Ahora se están abriendo las puertas del infierno.

El samurái tuvo un golpe de luz y recuperó el sosiego, a la par que, avergonzado, enfundaba el sable, instante en el que el sabio dijo:

–Ahora se están abriendo las puertas del cielo.

El samurái hizo una solemne reverencia ante el sabio y dijo:

–Gracias, señor, habéis contestado a mi pregunta con enorme sabiduría.

El samurái dejó su oficio y vivió en paz.

Del libro “Los mejores cuentos espirituales para la vida diaria”, de Ramiro Calle, Editorial Kailas, 2010