En palabras de Zhuangzi:
“Morir y vivir, subsistir y perecer, verse en apuros y cubrirse de gloria, ser pobre y ser rico, ser hábil y ser incompetente, caer en desgracia y recibir honores, tener hambre y sed, sufrir de frío y de calor, no son sino cambios constantes de las cosas y resultado del incesante funcionamiento del Destino. Todas esas cosas se substituyen unas a otras ante nuestros ojos, pero nadie puede seguirlas, mediante su intelecto, hasta su origen real. Sin embargo, estos cambios no poseen poder bastante para perturbar al hombre “sentado en el olvido”, ni pueden entrar en su “tesoro más secreto”… Un hombre así, para Zhuangzi, es un “Hombre Perfecto”, alguien que ha tenido la experiencia de la Verdad, de la auténtica Realidad de las cosas… aunque no haya alcanzado todavía la última etapa del proceso: la ausencia de Muerte y la ausencia de Vida, el “límite extremo del conocimiento”…
Pau Llanes desde México