Ramiro Calle: ¿Qué entiendes por espiritualidad?
Joaquín Tamames: Los seres humanos somos seres espirituales manifestándonos en la materia, y cuando se produce el adecuado alineamiento entre ambos, el espíritu impregna la materia de todos sus atributos de pureza, bondad y amor. Por ello, la espiritualidad es conectarnos, desde la materia, con nuestra verdadera esencia, con nuestro ser, y por ello debiera ser una parte central de nuestro transitar en la tierra, en vez de una actividad residual. Esa conexión es un tema personal que no requiere de grandes templos ni parafernalia, y que debe hacerse en el templo interior.
¿Cómo tratas de vivirla tú y de llevarla a tu vida cotidiana?
Intento integrar en mi vida mi dimensión espiritual, recordándome en todo momento que soy un alma inmortal que habita temporalmente este cuerpo y esta mente que son mi vehículo, mi personalidad, y con los que a veces me identifico en exceso. Ello me ayuda a estar con los pies en la tierra y la mirada en el cielo, y encontrar cada día fuentes de inspiración muy potentes.
Llevas muchos años siendo un hombre de empresa. ¿Tiene cabida la espiritualidad en la empresa? ¿Puede ayudar a los empresarios a hacerse más equilibrados y a la par sensibles?
La espiritualidad tiene cabida en todos sitios, pues es parte esencial de nuestra realidad, pero lo que normalmente ocurre es que damos la espalda a esa realidad, que además es la que nos alimenta en lo profundo. En concreto en la empresa, la conexión con el ser permitiría un mayor equilibrio y propósito de las personas, y como consecuencia una mayor armonía. Y de una organización con armonía y propósito solo pueden salir cosas buenas.
¿Qué opinas de la oración consciente? ¿Y de la contemplación, la meditación y el yoga?
Hace años escuché en una conferencia tuya que el mejor consejo que podrías dar a una persona se resume en una palabra: medita. La meditación nos pone en contacto con nuestro yo superior, con el ser, con el punto de quietud, con el alma, como quiera que queramos llamar a esa realidad superior. Por lo tanto, nos alinea con nuestra dimensión espiritual y esa conexión es de una importancia fundamental, pues desde ella mana la vida, la fuerza. La meditación y la oración consciente nos ponen en conexión con los planos más sutiles, y en esa conexión podemos también ponernos en contacto con el alma universal. A partir de ahí, podremos empezar a entender la unidad de todo y de todos. El yoga, la unión, es aplicable a todo. Cuando accedemos a esa unión, la realidad cambia.
La mayoría de las personas tienen una consciencia semidormida. ¿Cómo pueden salir de ella?
El único modo es desarrollar la atención y la consciencia. Volvemos de nuevo a la meditación. Si la practicamos regularmente, e intentamos poco a poco que el día tenga más y más momentos meditativos y de conexión con lo superior, el nivel de consciencia irá aumentando gradualmente, se irán levantando velos, y alcanzaremos a ver donde antes no veíamos nada. Pero para desarrollar este nivel de atención es preciso disminuir el foco sobre todo el ruido externo y sobre aquello que normalmente condiciona nuestras vidas, hasta esclavizarnos. Este aumento de consciencia es inevitable, pero requiere renunciar a lo más burdo para ganar lo más sutil, que es de una calidad y belleza infinitamente superiores.
Siempre se habla de un cambio colectivo, pero nunca llega y cada día hay más codicia, ofuscación, odio, rivalidades. ¿Qué puede hacer una espiritualidad verdadera para cambiar el mundo?
La espiritualidad verdadera tiene la llave para transformar el mundo, porque significa que cada persona reconozca en su interior lo auténtico de lo falso, y que una vez reconocido actúe en consecuencia poniéndose del lado de la verdad. Cuando se bebe de la fuente espiritual, lo falso aparece con toda claridad ante nuestros ojos. Y si cada uno de nosotros eliminamos de nuestra vida la mentira, el mundo se regenerará. Creo que hay millones de personas en el mundo ahora mismo en este proceso.
¿Cuál es tu sentimiento y pensamiento sobre Jesús?
Jesús es el príncipe del amor. Su mirada todo lo cura. Su presencia es la del gigante. Jesús es el ejemplo más maravilloso de lo que el ser humano está destinado a ser cuando elimine de su vida la ofuscación, la avidez y el odio y los sustituya por el amor. Pienso en Jesús todos los días, y en muchas circunstancias cotidianas trato de imaginar, para poder actuar en consecuencia, qué hubiera hecho él ante ésta o aquélla circunstancia. Jesús es el amigo, el padre, el hermano. Con él desaparecen todos los miedos. Y con él se recuerda todo lo importante. Pienso en él y me vienen dos ideas: “Gracias” y “no nos abandones”.
Tus dos obras “La doctrina oculta de Jesús” y “El discípulo oculto de Jesús” creo que nos acercan de un modo muy inspirado a su preciosa figura.
¿Crees que todavía hoy en día hay grandes iniciados y no solo esos gurús de masas que están enfermos de codicia y ego?
Si, creo que los grandes iniciados están muy cerca, incluso aunque hayan abandonado su cuerpo físico. Probablemente desde el otro plano están aún más presentes. Y también está el gran iniciado, Jesús, cuyo mensaje puede ahora calar más hondo que nunca. En cuanto a los gurús de masas, creo que es prudente seguir los consejos de Krishnamurti de que el maestro está en cada uno de nosotros y de que el seguidismo a todos aquellos que se autodenominan maestros espirituales es sumamente peligroso.
¿Dónde está la sabiduría? ¿Y dónde la gracia?
Estoy de acuerdo contigo en que la sabiduría no es el saber libresco, la mera acumulación de conocimiento o de datos. La sabiduría es algo a lo que no se accede desde el intelecto, sino más bien desde la intuición, entendida ésta en su significado más profundo de luz del alma. Los sabios, en última instancia, son los limpios de corazón, los que tienen incluso de adultos la pureza de los niños incondicionados. Y precisamente esa limpieza de corazón, esa pureza, es la que lleva más y más a los estados de gracia, de ambrosía, en la que todo el ser es recorrido por una corriente potentísima que me atrevería a decir es la corriente del amor verdadero.
¿Qué crees tu que es lo que más le falta al hombre de las junglas urbanas?
La ausencia de contacto con la naturaleza y de silencio son los dos grandes ausentes. En su lugar tenemos ruido interno y externo. Pero también es cierto que en toda jungla urbana hay parques y rincones en los que el canto de los pájaros es potente y reparador si se sabe escucharlo, pero hay que saber escucharlo. Es preciso recuperar el ciclo de la naturaleza y de las estaciones, en todos los ámbitos, y también el de la alimentación. El saluda al sol matutino puede convertirse en un acto sagrado de comunión cada día.
¿Qué papel juega para ti la alimentación? ¿Y el descanso y saber parar y desconectar?
La alimentación nos procura una maravillosa oportunidad de hacer meditación tres veces al día. La pauta de comer en silencio, masticando bien, respirando adecuadamente y agradeciendo lo recibido forma la esencia del yoga de la nutrición, probablemente el yoga más simple y un de los más descuidados en nuestra vida cotidiana. La alimentación puede ser el origen de mucha armonía y salud. Hay que huir de la alimentación mecánica tan habitual hoy en día, en la que comemos hablando de banalidades, criticando a otros o leyendo el periódico y viendo las noticias, para hacer de la alimentación un acto de profundo agradecimiento y también de ofrecimiento, un acto sagrado. En cuanto al descanso, es esencial desconectar, y no para caer en la holgazanería, sino para renovarse por dentro, para recuperar fuerzas, para tener la energía necesaria para poder estar en actitud de dar.
Tú tienes dos hijos. La educación es muy difícil. ¿Cuáles son los elementos básicos de una buena educación?
Para mi el elemento esencial es la coherencia. Si los hijos ven coherencia entre lo que dicen y hacen los padres, seguirán sus consejos, aprenderán de su experiencia. El problema que veo es que muchas veces esa coherencia falla, y en la mente todavía poco condicionada y muy idealista del niño o del adolescente se produce entonces una quiebra muy importante en la que pierde la confianza en los padres. A partir de aquí es muy difícil establecer mecanismos de confianza y respeto. Desde la coherencia es natural basar la enseñanza en los valores del ser humano. Si falla esa coherencia, la tarea de transmitir valores será imposible.
¿Qué reacción te despierta la muerte?
Tengo bien aprehendido interiormente que la vida es una y que la muerte física no es más que un cambio de piel para volver al espíritu y para más adelante volver a reencarnarnos en otro cuerpo, en el largo proceso del camino de regreso a casa. Desde este punto de vista no tengo miedo a la muerte. Ahora bien, me causa enorme dolor el sufrimiento que la muerte causa a la humanidad que no es capaz de ver esta continuidad: es un dolor y sufrimiento genuino el de la humanidad, que sólo podrá superarse cuando entendamos que somos almas inmortales. El día en que vivamos con esta consciencia de la inmortalidad del alma, veremos la muerte como la gran liberación que realmente es para seguir trabajando –ojalá que como boddhisatvas—desde el otro plano.
¿Crees que hay que aprender a vivir y aprender a morir?
Creo que para que la vida sea plena hay que tener muy en cuenta la idea de transitoriedad, de que todo es impermanente y de que nada permanece, de que estamos sometidos a continuo cambio, que incluye nuestra desaparición física y la de aquello con lo que más nos identificamos: nuestro cuerpo y nuestra mente. Una vez que somos conscientes de ello, aprendemos poco a poco a desapegarnos y a no aferrarnos a las cosas y a las personas. Es entonces cuando podemos empezar a valorar el milagro de estar vivos, el milagro de poder relacionarnos unos con otros y, más allá de eso, de amarnos unos a otros en esta singladura tan especial que es la vida humana.
Una ultima pregunta: ¿Cómo convertirse en uno mismo? ¿Cómo tu tratas de hacerlo?
Para convertirse en uno mismo creo que hay que empezar a decir “no” a todo aquello que ensalza y nos identifica con nuestro ego voraz, y hay que frecuentar más y más el verdadero ser. Por eso la meditación y los diferentes recordatorios del día, incluida la revisión nocturna antes de ir a dormir de lo que podría haberse hecho de distinto modo. Con esta disciplina, poco a poco la meditación será un estado natural que podrá convivir con nuestra actividad cotidiana, que cada vez estará más impregnada de los valores y de la fuerza que llegan de nuestro ser.
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