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Hacia muchos años que había tenido noticias del campo de meditacion Nilambe, a una veintena de kilómetros de la hermosa ciudad cingalesa de Kady. A pesar de mis numerosos recorridos por este hermoso país, que he visitado al menos una vez anualmente estos ultimos años, no me desplacé a Nilambe hasta el año 2009. Después de recorrer una difícil y serpenteante carretera, accedí al paraje de ensueño –entre bosques y plantaciones de te– donde se ubican los kutires (celdas) y otras dependencias de este campo de meditación fundado por Godwin Samaratatne hace tres décadas y que tras su muerte dirige Upul Gamage, que ejerce como maestro de meditación. Llegué casi al declinar el día en 2009 y tuve la fortuna de que estuviera alli Upul y poder mantener con él una primera y corta entrevista, para después meditar en la sala de meditación, donde reina un ambiente extraordinario. Le aseguré que volveria y así habría de hacerlo en marzo de 2010 para dormir dos noches en Nilambe y tener tres días para poder seguir las prácticas de meditacion y, sobre todo y como era mi objetivo, entrevistar a Upul para incluir sus palabras en un libro dedicado a conversaciones con mentores, monjes y maestros budistas.

Upul es una persona realmente encantadora y accesible a todo el mundo. Irradia calma y generosidad y es un verdadero “acontecimiento” conocerle y disfrutar no solo de sus palabras, sino en especial de sus silencios y de su presencia en la sala de meditación, dirigiendo la práctica y luego prestándose, a ultima hora del día, a cualquier tipo de pregunta para esclarecer la enseñanza y la práctica. Acudí a las prácticas de meditación, donde su sola presencia inspira y conforta, y escuché su charla sobre la necesidad compulsiva que todos tenemos de cambiar y consumir estímulos sensoriales y cómo el aburrimiento se apodera de nosotros cuando no lo hacemos. En las prácticas de meditacion, insistió en la atención a la respiración y la observación y exploracion de los procesos de cuerpo y mente. Insistió en la necesidad de no tener falsas expectativas con la meditación, ni “negociar” con la misma o estar esperado impaciente los resultados, pues lo necesario es estar atento y ver cómo los fenómenos vienen y parten. En Nilambe se pone mucho énfasis en mantener la atención a lo largo de toda la jornada. Hay meditación sentada, meditación ambulante, dos clases diarias de hatha-yoga y meditación en la naturaleza.

Asunto: entrevista con Upul Gamage en Sri Lanka
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Por la mañana tuvo lugar la entrevista con Upul, prestándome su apoyo en la traducción una deliciosa y amable joven española llamada Verónica y que ha estado un total de tres años en Nilambe. En un recoleto lugar, frente a los frondosos picos y el silente valle, bajo los árboles, comienza la conversación con Upul Gamage.

Ramiro Calle: ¿Cuál es el propósito real de la meditación? ¿El desarrollo de la lucidez, de la sabiduría?

Upul: no dañarnos a nosotros ni a los demás. Creamos muchos problemas y sufrimiento para nosotros mismos y para los demás. Como personas hemos de darnos cuenta y ver que generamos sufrimiento propio y ajeno. No es fácil percatarse de ello debido al yo, pues nos hace pensar que el sufrimiento depende de las cosas externas y de los otros. Si todo lo demás está bien, nos creemos que nosotros estamos bien, pero cuando no es asi, nos dañamos a nosotros por falta de entendimiento correcto. Ese modo de ver y pensar nos convierte en un espantapájaros. Cuando los animales ven a un espantapájaros, lo toman por real, por algo vivo. Pero un espantapájaros no tiene entidad y no se mantiene por si mismo. Si el soporte se desploma, el espantapájaros se viene abajo. Del mismo modo nuestra felicidad depende de lo externo y si algo se desbarata, nos venimos abajo. Pero el espantapájaros se cree muy fuerte, mas si el soporte se cae, todo él se derrumba, lo mismo que sucede en nosotros. ¿Qué ocurre? Que uno culpa a los acontecimientos externos o a los otros. Es necesario mirar en nuestra propia mente y daros cuenta de que ahí reside el problema. Si no cambiamos la mente, seguirán persistiendo la infelicidad, la depresión, la ansiedad, la amargura. Si tu mente está feliz, tendrás salud, estarás bien en el trabajo, en la familia, en las distintas situaciones, y no se te hará todo tan duro, tan difícil, sino que tus relaciones se suavizarán, se armonizaran. Si la mente se encuentra feliz, el mundo es un paraíso, y hay plenitud, ganas de vivir; pero si la mente no se siente feliz, hay debilidad, conflictos, desdicha.

Ramiro: pero hay sufrimiento. Más allá de si la mente está feliz o no, el sufrimiento está ahí, forma parte inherente de la vida…

Upul: pero si la mente está clara, el mismo sufrimiento ocurre, acontece, pero no se experimenta dentro. El sufrimiento está, claro, pero no lo vives dentro.

Ramiro: ¿Aquello que decia Buda de que el dolor es inevitable y el sufrimiento opcional?

Upul: Hay que no huir. Hay que aceptar. Igual que si tienes gripe, expandes el virus, si no estas bien, lo pasarás a los demás. Si estás bien puedes ayudar, ser compasivo. Hay que a uno mismo atenderse y ayudarse y si no no puedes ayudar a los otros. No hay que compartir el propio sufrimiento o enfermedad, sino la propia dicha. Buda insistía en que hay que compartir alegría.

Ramiro: ¿Hay que reflexionar en la impermanencia? ¿Desarrollar el entendimiento de que todo es transitorio, impermanente, anicca?

Upul: No le pido a la gente que tomo todo por anicca, impermanencia, porque pueden irse al extremo y perder el interés por todo y deprimirse o volverse abúlicos, como si porque hubiese anicca o impermanencia no hay nada que hacer, ni trabajar, ni conseguir el sustento básico y demás. La interpretación errónea de que todo es impermanente crea desidia o tristeza o dejadez. Pero otra cosa es si uno mismo la capta por sí mismo. Por lo general la gente interpreta la impermanencia como algo negativo. Lo esencial es captar anicca y darse cuenta de que el sufrimiento es impermanente. Tambien lo son las emociones y reacciones, que vienen y van, no permanecen, sino que pasan. Vienen y van el enfado, los celos, el odio, la rabia… Estamos atrapados en las reacciones de gusto y de disgusto. Hay que aceptar las emociones y fenómenos sin reaccionar. Verlos, sin reaccionar. Aceptación de todo y no estar siempre en lo que me gusta y lo que me disgusta.

Ramiro: ¿Puede referirse a anatta, el no-yo o no entidad?

Upul: Buda insistia en que no eres el dueño, el propietario. Si fueras el dueño, todo podríamos cambiarlo y controlarlo. Pero no lo eres. Por eso lo importante es observar: vipassana. Observar sin reaccionar. Observador y no dueño o propietario. El enfado no es tuyo, viene y pasa, ni los celos, ni la ira, ni el odio. Hay que observar y crear espacio, distancia, con respecto a la observado, y asi evitar reaccionar o ejercer como propietarios o dueños de ello. Entonces todo nos afecta menos. Si crees que eres el dueño, todo te afecta. El fuego interior, la agitación o ansia, crea pena, sufrimiento, ignorancia, celos, odio, orgullo. En la meditación uno tiene ocasión de contemplar todos estos fenómenos o tendencias.

Ramiro: Hay que aplicar ecuanimidad, upekka.

Upul: Con la meditacion samatha (la de calma y concentración) no permitimos que el combustible venga y atice el fuego interior; cortamos todas las experiencias sensoriales. Al estar muy concentrados, evitamos todo lo otro. No permitimos que ningún combustible surja y produzca el fuego interior, y experimentamos así paz y alegría. El que no tiene entonces llama. Hay calma y dicha. Pero persiste el rescoldo. Las cenizas no te permiten darte cuenta del fuego, no lo ves o sientes. Los shankaras (tendencias subyacentes, memorias) duermen, hibernan días, meses, años…. Pero están ahí. El rescoldo no se ha extinguido. Uno puede llegar a cegarse con esos estados de quietud y dicha. Y ese estado de calma se mantiene en un ambiente artificial (estar en un bosque, una cueva, retirado de todo), pero al volver a la vida ordinaria se quiebra esa calma. Retirado de la vida diaria y evitando el combustible que la misma produce, puedes impedir muchas causas de desasosiego, excepto las memorias, las tendencias subyacentes y reacciones.

Ramiro: ¿O sea los shankaras?

Upul: Sí, así es. Uno convierte la mente en su propio enemigo. Uno crea sus propios problemas con los pensamientos Y reacciones, y así el problema real no es el combustible que genera el exterior, sino el que causa nuestra propia mente y sus pensamientos y reacciones.

Ramiro: Pero ¿la meditacion samatha es favorable, no? Nos ayuda a calmarnos y concentrarnos.

Sí, claro, como herramienta. Samatha es para poder ver con lucidez, claridad, como por un microscopio. Al sosegar, esclarece, afina la atención y nos permite trabar en la visión penetrativa. Hay que utilizar la meditación samatha como medio y no como fin. Samatha afila la atención y limpia el polvo de la mente. Entonces uno puede ver a través de las cenizas y eliminar el rescoldo. Ese es el verdadero propósito y alcance del nirvana. Nirvana significa extinción. Mediante el nirvana extinguimos el rescoldo. Primero soplar y luego enfriar. El nirvana no es algo propiamente a alcanzar, sino un incidente. Pones la condiciones y sucede. Sucede. Se requiere fe, esfuerzo, atención plena, concentración e intuición o visión penetrativa

Hay que volver a la vida ordinaria y refrendar en la sociedad nuestra evolución y mantener en el ambiente común el stado de paz, la ecuanimidad. Hay que afrontar ese desafío, conducir vipassana a la vida diaria. Los problemas son el reto. Tenemos que ir entendiendo –y para eso la meditación- la naturaleza de la mente. El propósito es no dejarse afectar, pero afrontar las dificultades. Aceptar y no huir. Con la meditación vipassana concedes valor a los problemas e incluso a las corrupciones de la mente, porque todo ello lo enfrentas, lo conoces y lo superas.

Ramiro: los enemigos convertido en aliados…

Upul: Samatha es como el pastel rodeado con una fina capa de dulce, pero si solo practicamos la meditación samatha corremos el riesgo de reprimir. Es una meditación buena como herramienta, pero que resulta peligrosa si el estado que produce se toma como el último estado, pues uno se vuelve adicto a ese estado de calma y de deleite. Como samatha es concentración, las perturbaciones, como los ruidos, incomodan, pero en vipassana todo ello se convierte en aliado. Todo se incorpora a la meditación vipassana, consistente en observar y observar, sin reaccionar: sonidos, dolores, estados mentales… Lo que en samatha perturba, se incorpora como ejercicio en la meditacion vipassana. No es necesario el silencio.

El problema real es lo que esperamos; las expectativas. Con la meditación vipassana puedes ver tus propias expectativas. Tenemos expectativas de que no tiene que haber dolor o sufrimiento, o dificultades, o molestias, etcétera. Y también eso hay que verlo y darnos cuenta de que esas expectativas crean conflicto y que lo que curre te molesta, te despierta reaccion de aversón. Hay que ver todo ello durante la práctica. Por un lado van nuestras expectativas, pero por otro van el cuerpo y la mente. Y surge la raiz principal del sufrimiento, tanto en meditación como en la vida. Es ilusión.

Ramiro: ¿Maya?

Upul: Maya. Pero tenemos que aprender a aceptar la realidad sin reaccionar. Puedes fluir con la realidad y no crear conflicto. Acepta lo que es y no reacciones mentalmente.