«El amor está hecho de intercambios. Ahora bien, los intercambios que hacen los seres no consisten únicamente en encontrarse en el plano físico, pueden hacerlos también a distancia, con la palabra, con la mirada, con el pensamiento, sin tocarse, sin ni siquiera verse. Por eso, aunque no hayáis encontrado aún al hombre o la mujer que os inspiren suficientemente para uniros a él o a ella, no es razón suficiente para sentiros solos y privados de amor.
El amor es una energía cósmica que circula por todas partes en el universo. Por eso podéis encontrarlo en las piedras, en las plantas, en los animales… y también en el agua, en el aire, en el sol, en las estrellas… Sí, ¿por qué debéis sufrir por no tener a un hombre o a una mujer en vuestros brazos? No es el cuerpo, no es la carne lo que os dará el amor, porque el amor no se encuentra ahí. El amor puede servirse del cuerpo físico como soporte, pero él mismo está en otra parte, está por todas partes: es una luz, un néctar, una ambrosía que llenan el espacio.»
Omraam Mikhäel Aïvanhov, Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta