Fechas navideñas. El cuerpo se nos encoge por el frío mientras el corazón se nos expande por el calor humano, cariño y ternura. Aunque solo sean unos pocos días al año (por algo se empieza) nuestra mente y nuestros sentimientos están predispuestos al amor, la alegría, la bondad, echar “pelillos a la mar”, la generosidad, el compartir y la solidaridad entre todos, familia, amigos, compañeros, vecinos, conocidos y desconocidos. Nos contagiamos unos a otros, el ambiente acompaña, nos llenamos de amistad y eso mismo damos; hacemos y recibimos regalos y guardamos, lo más hondo posible, los malos pensamientos, la angustia, la lucha, el mal humor, el egoísmo y el miedo. Queremos sentirnos felices y deseamos que el mundo también se sienta bien.

Desde niña relaciono época navideña con villancicos, belenes, luces de colores, árboles, panderetas, polvorones y comidas familiares. Y una película: ¡Que bello es vivir!

Creo que costaría trabajo encontrar algún adulto, aún joven, que no haya visto esta película… ¡y no le hayan caído los lagrimones! El mensaje, tan de esperanza y verdad que contiene, es mi regalo de navidad para los que leéis y  atendéis mis reflexiones. Mi especial homenaje a ti y a toda esa gente anónima que se esfuerza por el bienestar de su familia y de los que le rodean, siempre dispuestos a hacer lo correcto, cueste lo que cueste.

 

En muchas ocasiones, es cierto que  vivir nos supone un reto: dificultades de salud, de relaciones, problemas laborales y económicos, roces de convivencia, sueños rotos… una carrera de obstáculos que aún cogiéndola con ganas, optimismo, preparación y esfuerzo, van cansando y desgastando el valor, el entusiasmo, el espíritu de lucha, las ilusiones, las esperanzas… Vamos dejando cosas en el camino y sentimos que damos continuamente sin recibir; estamos cansados y desbordados. Entonces llega la pregunta, la escuchas en tu cabeza: ¿merece la pena vivir? ¿hubiera sido mejor no haber nacido?

 

Permíteme contestarte: SI merece la pena vivir y tu vida SI es importante.

 

Por el sólo hecho de haber nacido ya eres valioso, digno y merecedor de todo lo bueno de la vida, con independencia de tu cuna, raza, cultura  o región del planeta a la que llegaste. Tienes seres queridos, familiares, amigos, compañeros, colegas, vecinos… que te aprecian, consideran y respetan: somos 6.000 millones de personas, ¡no puedes estar solo!; cuentas con recuerdos especiales en un rincón de tu alma; educas a niños; apoyas a compañeros; halagas a tu mujer; haces sentir importante a tu marido; refuerzas tu equipo de trabajo; colaboras en tu barrio; sonríes; compartes unas monedas con un mendigo; aplaudes al artista; alientas a tu equipo; prestas tu inteligencia a un proyecto… Nadie ni nada sería igual sin ti, sin tu presencia, ejemplo y aportación. Estás ahí para otros y otros estarán ahí para ti. Es la Ley. Das y recibes.

 

La Vida es el maravilloso Regalo de Amor de nuestro Creador, lo que hagamos de ella y con ella nuestro regalo.

 

¡Que bello es vivir! Tomemos conciencia de ello, apreciemos, valoremos y agradezcamos nuestro regalo de vida. Aprovechemos estos días de fiesta y celebrémoslo juntos, incluyendo a todos los que no están físicamente a nuestro lado, pero nos acompañan con  el legado de sus vidas en nuestros corazones.

 

Gracias a ti que exististe y aún estás en mi vida.

 

Feliz Navidad.

 

Ana Novo

Autora de “Elige tu vida, ¡ahora!”

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