Estimados amigos y amigas: El propósito que me anima para hablar con ustedes sobre este tema, pienso que debe ser igual al de otras personas que sienten el deseo de comunicarse con sus amigos para tener unos cambios de impresiones sobre asuntos que a ellos les puedan preocupar o interesar. Tengo la creencia que comunicarse es hacer partícipes a los demás de lo que uno piensa o cree, o aportarles determinados conceptos que puedan serles útiles o cautivar su atención sobre ellos. Yo no pretendo, ni me atrevo, a cautivar la atención de ustedes, me bastaría con que le dedicaran una poca a lo que les pueda decir ahora.

Conocemos lo que es el más acá porque es el mundo en el que vivimos aparentemente y nos desenvolvemos de manera cotidiana, en el que nos relacionamos y adquirimos experiencias. Pero el más allá….. casi siempre nos llena de dudas o de miedos.

Son muchos los que sienten un temor supersticioso por el más allá sin saber – la mayoría de nosotros – nada sobre este otro mundo tan lleno de quimera que, según algunos, es de tal magnitud que puede ser algo como un desierto de arena comparado con uno de sus granos – el más acá. Sin embargo estamos constantemente en contacto con él, es decir, el más allá, si hemos de hacer caso a los Conocedores, aquellos que han recorrido un trecho del camino evolutivo más largo que la gran mayoría de nosotros. Incluso existen seres corrientes que por determinadas circunstancias sí conocen algo de ese quimérico mundo que se muestra inasequible para los demás; en ellos se han despertado algunas de sus supuestas facultades que les permiten “ver” y “oír” en determinadas zonas del más allá donde nosotros permanecemos ciegos y sordos. Éste es el caso, por ejemplo, de determinadas personas que a través del despertar de estas supuestas facultades pueden tener un hipotético“contacto” con seres humanos ya fallecidos. A este grupo antiguamente se les conocía con el apelativo de “curanderas”; actualmente empieza a ser conocido ya con otro más en consonancia con su trabajo de ayuda, y al curanderismo lo está sustituyendo otro: sanación, o sanadoras. Estas personas, muchas de ellas poco formadas en la técnica espiritual, tienen, entre otras, esa supuesta facultad de “ver” a seres humanos que ya murieron y con las que entablan una relación por la cual, la entidad ya fallecida practica la curación de determinadas enfermedades comunicando a la llamada “sanadora” los remedios adecuados para conseguir curarlas en los que las sufren. Generalmente este tipo de personas, las “sanadoras”, realizan su trabajo de manera altruista. En otras ocasiones sirven, utilizando sus facultades, para hacer posible la comunicación con un ente, ya fallecido 2 -con el mundo de los vivos; entonces a estas personas que poseen facultades extrasensoriales, se las denomina “médium”, ello significa generalmente que el médium – o mediador – cede su cuerpo circunstancialmente a la entidad desencarnada la cual lo utiliza para esta comunicación. La técnica de la misma creó en el pasado siglo y finales del anterior, grupos que eran designados con el nombre de “espiritistas”; estos han ido perfeccionando las fórmulas de estas técnica, las cuales han servido para poder sondear algunos de los misterios del “más allá”. Sin embargo todas estas prácticas si no son llevadas a cabo por personas expertas y muy formadas espiritualmente, encierran un gran peligro, particularmente para los mediums que pueden sufrir trastornos en su salud e incluso en su mente. No son pues recomendables para los que sienten una curiosidad morbosa, porque son muchos los peligros que entrañan.

Algunos seres humanos que practican de manera desinteresada la sanación, son también clarividentes y clariaudientes y oyen internamente, es decir que perciben los sonidos de las palabras en otro nivel de conciencia, pronunciadas por las entidades desencarnadas. En este aspecto, cuando yo tenía diez u once años de edad, tuve una experiencia con una señora, curandera entonces, por la que sentía un gran afecto. Mi padre recibió la visita de un familiar que hacía muchos años que no sabía de su vida. Esto fue una novedad para la familia. Yo corrí a la casa de esta señora – vivía muy cerca – a la que tanto apreciaba y le pregunté de sopetón: ¿a que no sabe, señora Isabel – así se llamaba – quién ha venido a mi casa?. Esta señora, ya anciana, se quedó mirando al vacío y después de un tiempo contestó: “es un primo de tu padre”. ¿”Y cómo se llama? – volví a preguntarle. Se quedó mirándome, creo que comprendió mi curiosidad, y me dijo con afecto: “eres muy curioso”, pero me dijo el nombre del visitante. En aquél entonces yo vivía aún algo dormido dentro de mi inocencia, pero no obstante quedé maravillado porque sin saber quién había llegado a mi casa me dijo quién era y como se llamaba. Esta señora, nueve años después, fue la que comunicó a mis padres que acababan de herirme en la batalla de Espejo. Ellos, mis padres, se enteraron oficialmente tres días más tarde. De todo esto, naturalmente no existen testimonios porque solo quedo yo de todos los protagonistas de estas escenas y ya he cumplido los 91 años. Si narro esta anécdota solo es para resaltar el hecho de que si bien algunos pueden considerarlo “sobrenatural”, pienso que no lo es en absoluto porque son miles los indicios de sucesos parecidos a éste y que a muchos nos dejan perplejos porque aún desconocemos el porqué de ellos.

Aunque estamos inmersos en una civilización plenamente materialista y no se acepta nada que no haya sido demostrado o sea evidente a nuestra escasa percepción, la verdad es que todos estos indicios e incluso algunas
– evidencias sin explicación plausible, han impulsado a los investigadores y científicos a trabajar en la dirección de la parasicología tratando de encontrar respuestas a algunas de las hipótesis planteadas, por ejemplo, la de la reencarnación. Actualmente esta hipótesis está aceptada por una gran mayoría de los seres humanos en el mundo oriental, incluso existen escuelas que enseñan o explican entre otros muchos aspectos, las distintas fases del proceso de la muerte que abarca desde antes de morir, durante el acto del óbito y después de éste.

Todo ello, en el mundo occidental, despierta aún bastante escepticismo y no se aceptan tales hipótesis mientras no se demuestre su veracidad. Esta demostración quizás se consiga cuando los que están investigando en este campo, encuentren a través de sus trabajos de investigación, ese “eslabón perdido” que une el mundo de los vivos con el de los muertos, diría mejor “desencarnados”. Aunque estas cosas resultan ya triviales para muchos occidentales cuya cultura les induce a aceptar la hipótesis de la reencarnación por considerarla posible

También existen, según los Conocedores, otras oleadas de vida, paralelas a la humana y que evolucionan a la par de ella. A estas oleadas de vida se les denomina “vidas dévicas”. Son muchas de ellas seres tan evolucionados, que incluso superan a los humanos. Poseen cuerpos pero la materia o sustancia de estos cuerpos es mucho más sutil que la densidad del nuestro, y los sentidos físicos que poseemos son aún incapaces de percibirlos. No obstante estos Conocedores indican que algunos de los grupos de estas vidas dévicas están íntimamente relacionados con los seres humanos y les ayudan. Yo recuerdo cierta ocasión en la que otra señora, una sanadora muy competente y con cuya familia me unía una gran amistad, sufrió una caída y a consecuencia de ella se rompió un brazo. Fui a visitarla – uno de los días que tenía por costumbre – para saber como evolucionaba su brazo roto y me dijo, algo extrañada, que hacía días que observaba en el mismo un grupo de seres diminutos que estaban manipulando en él. Me preguntó si podía explicárselo. Yo conocía muy poco aún estos temas – me estoy refiriendo al año 1940 – pero había leído unos trabajos escritos por Pepita Maynadé, que trataban de estas cuestiones. Relacioné lo que había leído con lo que me estaba diciendo esta amiga sanadora y entonces inferí que eran devas, es decir, componentes de esas vidas dévicas, pertenecientes a los grupos constructores y que le estaban ayudando para acelerar el restablecimiento del brazo. Así intenté explicárselo aunque yo no veía nada en su brazo escayolado, y ella asintió. Estos seres diminutos y otros mayores, incluso otros mucho más pequeños – son millones de ellos los que forman sus diversos grupos según los Conocedores – realizan distintas actividades . Los Conocedores, desde tiempos inmemoriales, han establecido una serie de clasificaciones que los engloban según sus actividades. Desde los devas del fuego que son los que dominan el fuego en todas sus manifestaciones,(conocidos generalmente como los grupos de Agnishvatta, y también como los ángeles solares, cuyo Regente es Agni,),los devas del agua que igualmente dominan las aguas en sus distintas expresiones (conocidos como los Agnisuryas, cuyo Regente es Varuna), hasta los devas constructores que llevan a cabo la construcción de formas o cuerpos, desde la formación de un sistema solar, o un planeta, incluyendo nuestros propios cuerpos, hasta la construcción de una célula de un insecto (conocidos como los agnichaitas, cuyo Regente es Kashiti) y muchísimos otros más, pues la relación sería inacabable, son vidas que se manifiestan, que progresan y evolucionan como pueden hacerlo cualquier planta, cualquier animal o cualquier ser humano. Según los Conocedores la humanidad llegará a vivir un tiempo en el que, por ejemplo, un incendio, no será necesario apagarlo con los medios convencionales; el ser humano conocerá las fórmulas mántricas según las cuales manejarán a determinados grupos de devas ,movilizados por los sonidos y colores mántricos, éste es su lenguaje, los cuales actuarán y apagarán el incendio. Naturalmente esto suena a un desvarío de mi mente y es comprensible porque yo también lo he pensado así al principio, pero la reflexión y el estudio me han llevado a otras conclusiones. Estos son algunos de los enigmas que en el futuro tendrá que aclarar la ciencia, pues según los Conocedores estos devas, especialmente los de determinado grupos, están tan estrechamente vinculados con los seres humanos, que uno de los desarrollos más inmediatos consistirá en llegar a conocer su existencia y el consiguiente y gradual dominio de los mismos. Este dominio se producirá por varios motivos , pero solo será total cuando el ser humano haya alcanzado un nivel tal de desarrollo en su percepción espiritual que pueda sufrir los necesarios reajustes que, incluso, al principio, podrá producir efectos negativos o maléficos. El desarrollo del ojo físico se lleva a cabo de acuerdo con la Ley espiritual e inevitablemente toda la raza humana logrará ese doble enfoque que permitirá al hombre ver las formas densas propias y las más sutiles de estos seres invisibles para la mayoría de los humanos. En la etapa actual nuestra incapacidad para conseguirlo reside mayormente en nuestro bajo nivel espiritual, y en la falta de vitalidad pránica. Tal resultado se debe principalmente a las malas condiciones de vida y al abuso de determinados alimentos, bebidas alcohólicas y otras drogas que se oponen al logro de las condiciones precisas para vivir una vida correcta y pura. Retornar a las costumbres más simples y sanas y a un mayor contacto con el aire puro y el sol (cuando se haga en las horas que éste no perjudique), recobrar el deseo de una alimentación más racional con abundancia de vegetales y frutos oleaginosos, ayudarán mucho a una mejor asimilación de las energías pránicas, que a su vez repercutirá en la vitalización y mejora de nuestro cuerpo físico, condiciones necesarias para establecer este contacto.

Según los Conocedores, también en el hombre existen otros cuerpos – que forman parte de su personalidad – y que resultan totalmente invisibles para aquellos que no poseamos aún la visión “astral” que somos la mayoría. Solo conocemos el cuerpo físico en su parte más densa constituido por materias sólidas, líquidas y gaseosas, pero además está formado por otras materias tan sutiles que escapan a nuestra percepción física. Ellas reciben el nombre de sustancias etéreas y son las que forman el doble etéreo, otro cuerpo que se considera como la matriz del cuerpo físico denso el cual es un calco exacto del mismo. Este doble etéreo es el encargado, entre otras cosas, de transmitir la energía, a través de sus centros, al cuerpo físico sin la cual éste no podría vivir. El cuerpo que envuelve al cuerpo físico y a su doble etéreo, es conocido como el cuerpo astral formado por materia astral más sutil aún que la materia etérea. En este cuerpo radican los deseos y las emociones de toda clase y según los Conocedores desarrolla una actividad muy importante ya que la mayoría de seres humanos – aunque no seamos conscientes de ello – estamos polarizados en el plano astral. Finalmente existe un tercer cuerpo, el cual envuelve a su vez a los anteriores, se le designa como cuerpo mental y es donde se ubican las ideas y pensamientos de cualquier índole.

Naturalmente todo lo que he dicho anteriormente es muy superficial, solo es una somera idea de lo que pueden ser algunos de nuestros enigmas, como por ejemplo la existencia, en un pasado muy remoto, de razas que vivieron y se desenvolvieron en nuestro planeta y que actualmente permanecen tan olvidadas que nos resultan totalmente desconocidas. Me refiero a la Tercera y cuartas Raza Raíz, donde florecieron las distintas sub-razas entroncadas en la raza de los Lemures que formaron la Tercera Raza y en la de los Atlantes pertenecientes a la Cuarta. En esta 3ª Raza el hombre animal, fue dotado de la chispa de la Mente y alcanzó su individualización, es decir, que se convirtió en individuo independiente de su alma grupal – que es la que venía rigiéndolo – y alcanzó su propia alma que le convirtió en un ser humano. Esto tuvo lugar, según los Conocedores, hace más de 18 millones de años. Los seres humanos que se desenvolvieron en esas razas eran de un gran tamaño, pues sus individuos alcanzaron estaturas superiores a los cuatro metros. y también alcanzaron unos niveles de civilización muy notables; 6 – particularmente en la 4ª Raza florecieron las artes mágicas aunque su tremendo egoísmo les indujo a realizar prácticas de magia negra que convirtió a muchos de ellos en magos negros. Lo que conocemos por el Diluvio, según la Biblia, se produjo en las postrimerías de esta 4ª Raza que eliminó a la mayoría de los atlantes, pero no fue un diluvio según los ya citados Conocedores, sino un enorme movimiento sísmico que hundió un gran continente – lo que las leyendas señalan como “La Atlántida” – en las profundidades de las aguas y elevó otros que permanecían hundidos.

La Quinta Raza Raíz, la raza Aria, es la que se está manifestando en este nuevo ciclo; actualmente los humanos, estamos englobados en la quinta sub-raza de esta Quinta Raza en la que nos desenvolvemos y progresamos según los Conocedores como ya he repetido tantas veces).

La realidad es que todo lo que he intentado apuntar está dicho de forma bastante vaga, pues la índole de esta charla no permite mayor concreción. más adelante, si ustedes están interesados en estos temas, quizás intentara, en la medida de mis escasos conocimientos y medios, preparar otra charla ampliando lo que he dicho en ésta, siempre que se tenga en cuenta dos cosas: primera que lo dicho en esta charla no es producto de mi imaginación; segundo que los datos que hayan podido salir a relucir en la misma están extraídos de distintas obras de autores reconocidos por su seriedad y solvencia.

Si alguno de ustedes desea hacer alguna pregunta, trataré de contestarla si ello está a mi alcance.

Rafael Conca Botella
{jcomments on}