Todo el planeta está pendiente del rescate de los mineros chilenos. Un rescate esperanzador tras casi setenta días de angustiosa espera atrapados en esa cárcel a más de seiscientos metros de profundidad en las entrañas de la nuestra madre Tierra. Treinta y tres nuevos héroes para un planeta que necesita superhombres. Pero también treinta y tres motivos lo suficientemente importantes para replantearse las condiciones de vida de unos seres humanos que trabajan en un sector decadente y casi diría primitivo donde las condiciones de trabajo son totalmente infrahumanas. Hay trabajos y luego están los mineros, una de las profesiones más duras del mundo el cual está prohibido a las mujeres según el convenio número 45 de la Organización Internacional del Trabajo. Algún día, al igual que está pasando en la revolución fordista con esos robots que hacen el trabajo más duro en las fábricas, los mineros serán sustituidos por máquinas y el sector, laboral y empresarialmente hablando, deberá reconvertirse. La revolución energética y tecnológica no necesitará minas de carbón y la energía limpia hará de este otro planeta. Y entonces, algún día espero no muy lejano, los hijos de estos mineros verán la película que hicieron de su tragedia y aventura y reflexionarán sobre esos hombres-esclavos que daban su vida por un mísero salario con el que dar de comer a sus familias. Hoy me solidarizo con estos 33 héroes y con todos los héroes que anónimamente trabajan en la oscuridad y en las entrañas de este planeta doliente.

Javier León, en su blog «Creando Utopías»