Alguien dice: «Soy feliz, porque…» Pues bien, el solo hecho de dar una causa a su felicidad prueba que no posee la felicidad verdadera. Porque la verdadera felicidad es una felicidad sin causa. Sí, sois felices y no sabéis por qué. Encontráis que es maravilloso vivir, respirar, comer, hablar… No os ha sucedido nada, ni éxitos, ni regalos, ni herencias, ni un nuevo amor… Lo que os hace felices, es… porque sí que hay, de todos modos, una razón, esta sensación de que algo que ha venido de muy arriba se añade a todo lo que hacéis, un elemento espiritual que ni siquiera depende de vosotros. Como agua que desciende del cielo y que pasa a través de vosotros.

Para la mayoría de los humanos la felicidad está ligada a las posesiones: casas, dinero, condecoraciones, gloria… o bien un marido, una mujer, hijos. No, la verdadera felicidad no depende de ningún objeto, de ninguna posesión, de ningún ser; viene de arriba, y os asombráis al descubrir dentro de vosotros, sin cesar, este estado de consciencia superior. Os alegráis, y ni siquiera sabéis por qué. Ésta es la verdadera felicidad.

Omraam Mikhaël Aïvanhov