Allí donde fue, rasgó con fe y fuerza las cuerdas de su guitarra: “En la diversidad se encuentra la unidad. Todo somos uno…” Rocío nos lo contó y cantó en el Instituto y en el verde de los Llanos, al calor de la sala Saludarte y desde el altar de las Recoletas. A fuerza de dulzura, de garganta celeste, de susurro femenino…, ese vital contenido, esa bella melodía que la cantautora andaluza compuso para el Foro, acabó penetrando en nuestro más profundo ser, pasó a ser algo nuestra. Quizás al final nos lo acabamos de creer, sino de dónde esos cientos de miradas encendida y almas rebosantes.
Quizás tenía razón Rocío Madreselva y su mantram ya de larga vida, sino de qué tantas gentes, tantos dioses, tantos legados, tantos altares… conviviendo en tanta paz y armonía durante cuatro días. Irán llegando imágenes, audios y vídeos que certificarán la fraternidad una vez más encarnada en este encuentro entre los y las diferentes. Se pasará la voz, se susurrará la buena nueva del mantram que reza que “todos somos uno” y que tanto en Estella, como en tantos otros lugares aquí y ahora sobre la Tierra, se está manifestando.
No tenemos que esperar a nada, ni a nadie… Nos basta un prado, unas flores y una vela. Nos basta un círculo abierto y universal para traer a la tierra nuestros más elevados sueños, para bajar a la Tierra la canción de Rocío. Ya sobran las instancias, las venias, los permisos…, ya sólo depende de nuestra capacidad de recrear la nueva, la eterna hermandad, absolutamente convencidos de que no estamos solos, de que estamos siendo superiormente asistidos. Los prados son anchos, las profecías no se interpretan, (por lo menos con sus puntos y comas), se construyen, se ayuda a realizarlas.
Al césped de Los Llanos confluíamos tras intentar arreglar el mundo en las aulas y el salón del Instituto, tras casar, tras emparentar de por vida la Ecología y la Espiritualidad. Sobre ese vital matrimonio se centraron las conferencias y mesas redondas. Allí estuvieron Juan José Tamayo, Jorge Carvajal, Joan Melé, Joxe Arregi, Enrique Simó, Blanca Bacete, Joaquín Tamames, Dokuso Villaba, Adbul Karim, l@s ami@s de Audir, Aim Sophia, Brahma Kumaris, la comunidad Baha’i, l@s amig@s de las más diferentes confesiones…, subrayando la necesidad de cuidar nuestra amada Tierra, si queremos cuidar nuestra alma, si queremos responder a su vital necesidad de paz, belleza y armonía.
En el Instituto también se intentaron dar pasos para una mayor coordinación y cooperación entre las diferentes iniciativas interreligiosas de nuestro entorno. Saioa Bilbao del Centro Ellacuría de Bilbo, nos presentó igualmente el mapa religioso del País Vasco que recientemente han editado. Ya fuera de entre paredes, ya junto al río Ega, una vez más se consagró el Foro en su dimensión más viva y participativa. A falta de más imágenes y con la sola ayuda de las que os adjuntamos, imaginad círculos y círculos, siempre de colores, siempre de gente feliz, siempre de almas celebrando la unidad. Unas veces para orar, círculos matutinos; otras para celebrar la vida con la danza: danzas de paz universal, danzas del mundo, danza del corazón único, danzas meditativas…; otras para jugar e interiorizar: laberinto de colores; otras para cantar: cantos del mundo; otras para hacer mudras de paz, yoga, meditaciones andantes… Pero sin duda los círculos más anchos y participativos los constituyeron los de las ceremonias de apertura y de cierre, círculos que cada año van ganando en orden, elevación y belleza.
Mención aparte merece la ceremonia a favor de la Tierra en el convento de las Recoletas. En aquel altar cedido con tanta generosidad había que echar el resto. A nadie se nos escapó la valentía de esas monjas que dejaron tan sagrado espacio para un acto interreligioso, para la consagración de la unidad en la diversidad, para honrar a la madre, Amalurra. Es así que allí no cabía un alma, que la atmósfera se llenó del más puro recogimiento colectivo, es así que los labios destilaron las más sentidas oraciones, los más refinados cantos. ¡Gracias de corazón a las hermanas!
Por si aún faltaba oferta, si aún la variedad no era suficiente para sintonizar a todas las almas, hubo también una cueva acristalada que se abrió en el casco viejo. L@s amig@s del Centro Saludarte, cedieron su bello espacio para ensanchar el Foro, para dar cabida a las actividades de sala que no entraron arriba, en el Instituto. En sus paredes de roca y tabique resonaron las melodías de Taizé, los graves cantos budistas, los silencios meditativos, las conferencias y talleres varios…
No deseamos redactar crónica exhaustiva, si es caso mencionar las toneladas de fantasía que Marisa y su “troupe” de duendes descargaron en el Instituto, el salón que inundaron de coloridos globos y del más fino, oportuno y actualizado humor “espiritual”. Si es caso mencionar la magia del cántaro que cantaba, la voz tan sincera y auténtica de Beatriz Griffol; los loas a la naturaleza que derrochó con tanta finura y angelical voz Rocío, o el gozo compartido que surgió en el patio de butacas con los “bajans” que nos sirvió el grupo madrileño On Namo. Si es caso apuntar también la plaza de los “stands”, el “agora” donde el intercambio se vivió más cercano, el comedor donde la comunión ante los alimentos se apuró con sobremesas de cantos y más cantos, el “temascal” junto al río donde el Foro no fue palabra, ni academia, sino círculo reducido y ardiente, gordas gotas de sudor y autoexigencia de purificación…
Aquí sólo una mirada rápida, acelerada, pues nuevas iniciativas nos aguardan este verano. 400 miradas más, 400 participantes en el V Foro Espiritual de Estella testificarían que lo apuntado no es fábula, que en el arranque de Julio dimos un paso más hacia la convergencia de voluntades, hacia el “Somos uno” de la trovadora andaluza.
Los vídeos, las trascripciones de las conferencias, las imágenes irán aterrizando en la página oficial del foro: www.foroespiritual.org. Mientras tanto sentido agradecimiento a tod@s cuant@s con su ayuda (voluntarios), con sus aportaciones (facilitadores, ponentes), así como con su participación o colaboración, han contribuido a engrandecer esta cita de corazones a la vera una ciudad acogedora, de un río salvaje, de un tiempo trascendente. La tarea continúa. ¡Juntos seguimos, juntos podemos!
Koldo Aldai, 11 julio 2011