Cuando tenéis la revelación de una verdad espiritual, no vayáis enseguida a hacer partícipes de ello a los demás con el fin de persuadirlos que deben, ellos también, aceptarla. Empezad por experimentar detenidamente esta verdad, haced ejercicios con ella hasta que se convierta en carne y hueso en vosotros, que forme parte de vosotros. Si queréis convencer a los demás inmediatamente, la perderéis.

Sea cual fuese vuestro deseo de compartir vuestros descubrimientos, empezad guardando para vosotros ciertas verdades espirituales. Vivid con ellas, hacedlas vuestras con el fin de que os instruyan, os apoyen y os ayuden a triunfar de las pruebas que deberéis atravesar. En este momento, no sólo no os dejarán nunca, sino que el día en el que hablaréis a los demás de las mismas, lo haréis con una convicción tal, un tal acento de autenticidad, que conseguiréis que las acepten.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta