No todo era igual. No era lo mismo un color político que otro, no era lo mismo demócrata que republicano, Bush que Obama. Lo hemos dicho hasta la saciedad. Han sido muchos los artículos en defensa del primer presidente de color de los EEUU, muchas las réplicas, las contestaciones… Hemos dicho y diremos que el avance humano es evolutivo, que no se pueden dar saltos en el vacío, no se puede imprimir un ritmo de reformas que la mayor parte de la población aún no está en condiciones de asumir.
La noticia que abre hoy los periódicos nos anima a creer que quizás no estábamos del todo equivocados. Hoy hay cinco millones de emigrantes sin nudo en el estómago, ni amarga lágrima en sus mejillas, cinco millones de «sin papeles» que no están reuniendo sus enseres y haciendo las maletas, que no se están despidiendo de sus familiares y amigos; cinco millones de hermanos, la inmensa mayoría latinos, que seguramente no tendrán que volver a su geografía de precariedad y que podrán intentar un futuro más próspero y con mayores posibilidades, gracias al empeño de Obama y lo suyos.
Aún con las cámaras sin mayoría, el presidente ha dado un mazazo en la mesa y ha dicho que ellos se quedan. Hoy hay cinco millones de personas, cinco millones de razones para afirmar que la era Obama no fue baldía. Asumimos de buen grado las críticas que hemos recibido y seguiremos recibiendo por este apoyo. El mandatario por encima de todo ha de estar impregnado, no tanto de cálculo político y estrategia, sino de humanidad y de generosidad. Nosotros decimos: «Gracias presidente, gracias por la acogida, por no meter en miles de aviones a millones de personas de vuelta al sur. Gracias por su valentía y la de buena parte de su pueblo.» La historia sabrá colocar a cada quien en su lugar debido.
Koldo Aldai, 21 noviembre 2014
* En la imagen una mujer escucha el mensaje del presidente Obama sobre las medidas migratorias mientras toma la mano de sus dos hijos en Los Ángeles, California. Fuente «El País»