11 de marzo: entra Urano en Aries.

Aries: comienzos, primavera, salida del sol después del invierno.

Urano: planeta con órbita excéntrica, regente exotérico de Acuario, constelación con la que actualmente y por 2,500 años aproximadamente, están alineados el sol y la tierra. Se dice que es el planeta de la libertad y las transformaciones; su influencia trae cambios, relacionados con el movimiento de energías invisibles pero tangibles, como la electricidad, la radiación, los ciclos vitales.

Júpiter: regente esotérico de Acuario, ya desde hace unos días señalando el camino en Aries, el de su naturaleza: la fusión, la solidaridad, la abundancia.

Acuario: constelación relacionada con los procesos de agrupación, de hermandad, que trasciende los vínculos particulares, que nos permite llegar a reconocernos como UNA humanidad, fusionando dos grandes corrientes: la de la vida y la de la conciencia.

En Japón, al comienzo del final de la influencia de la alineación con la constelación de piscis, llamada era de piscis, el poder de la energía liberada al romper la integridad del átomo, fisión, principio de la bomba atómica, estaba marcando el comienzo del fin; no el fin de la humanidad, sino el de la noche más oscura de la humanidad: el separatismo, la crueldad de parte de minorías ostentadoras de poderhacia el resto de la humanidad, la esclavización del hombre a la apariencia, a la comodidad, a las baratijas, a las ilusiones de conquista de poder externo.

 

Ahora, allí mismo, en el imperio del sol naciente, la energía de la fusión empieza a esparcirse invisible pero tangible en nuestra atmósfera y no solo la generada por el uranio aprisionado en los reactores; también la de los seres humanos. Ellos, como ninguna otra nación aprendieron la lección; ellos los primeros, moviéndose como uno solo por el bien de todos, aún a costas de su propia vida. Tal vez ese «imperio del sol naciente’ con su entrega total a la causa por el bien mayor (no por casualidades la cultura los kamikasas) sea simbólicamente el lugar, el motivo y la población humana donde se inicie en toda su plenitud la nueva era, la de las correctas relaciones, la de acuario.

La adversidad asumida con estoicismo hasta el sacrificio han suscitado la solidaridad y la reflexión de toda la humanidad, como en ningún otro momento de nuestra historia reciente y el reconocimiento, más allá de todo poder o diferencia cultural, como lo que somos, ni poderosos, ni pobres: HUMANIDAD.

Tal vez es hora de darnos cuenta de que el poder desarrollad perniciosamente, quiere decir egoístamente, es más señalador de riesgo de pobreza, que seguro de riqueza.

Si las imágenes de los ancianos, los niños, hombres y mujeres, si la historia de estos 180 hombres que dijeron SI a la más peligrosa hazaña de su vida, a más de uno nos movió el corazón hasta las lágrimas, que sepamos que más vale tener un motivo para morir dignamente, un motivo para vivir íntegramente, que sobrevivir harto de cosas, que morir hastiado de haber vivido.

Tarde o temprano hemos de aprender a poner las prioridades en orden y antes que cualquier otra consideración o cálculo empezar a cuidarnos unos a otros, a amarnos unos a otros, a hacer de nuestro planeta, de cada rincón, nuestro hogar, nuestra tierra prometida. ¿Qué más vamos a esperar para empezar?

Si es cierto que la energía sigue al pensamiento, no concibamos más desastre, no consintamos más ambiciones egoístas y empecemos a hacer uso de esa energía invisible, la más poderosa conocida para transformar la realidad: la del hombre cuando piensa en su corazón, cuando movidopor el sentimiento concibe un pensamiento, una imagen, un destino. Y empecemos ¡¡¡YA!!! ¡¡¡TODOS!!!

Si no soy yo ¿quién?
Si no esa hora ¿Cuándo?
Si no es aquí ¿dónde?
Si no es amando ¿Cómo?
Si no es para ser libres de ser humanos ¿para qué?
No exijo otra libertad
No añoro otro poder,
No reclamo otro paraíso
No espero otro tiempo
No quiero máscaras, no quiero ser un convidado de piedra
Quiero ser ese que soy, un ser humano, un ser hermano.

Luz Angela Carvajal Posada