Fundación Escuela de Solidaridad y XV Encuentro de la Red Ibérica de Luz
Son apuntes breves, acelerados. Siquiera el tiempo justo para compartir instantes reveladores en medio del trasiego de estos días de un lado a otro de la península. Particular gozo ese de dar cuenta del testimonio de los humanos que se entregan por entero. Prima a menudo aquella moda acuariana de “cuidarse y amarse a sí mismo”, sin embargo seguiremos recorriendo geografías, cruzando los océanos… a la búsqueda de quienes desoyen ese mantra a veces obsesionado, tras las huellas de quienes se olvidan de sí mismos/as, de quienes más allá de sus cálculos personales, piensan prioritariamente en clave colectiva.
Nuestro norte personal se ve normalmente marcado por el desafío de aquello que más nos cuesta. Olvido de uno mismo, no es descuido. Olvido de nosotros/as mismos/as no es abandono, ni desaliño. No es faltar a la cita con el plato diario, no es dejar de responder a nuestra elementales necesidades y de quienes nos rodean. Olvido de sí es pensar más lejos que el pequeño “yo”, es comenzar a conjugar los verbos en plural, es sufrir y reír con el otro, es devoción por la humanidad y por los que más padecen…
Por fin se presentó la oportunidad de visitar la Fundación Escuela de Solidaridad (http://escuelasolidaridad.org ) en Sierra Elvira a 15 kms. de Granada capital. Por fin pudimos atender la invitación de Ignacio Pereda y llamar a la puerta de tan singular comunidad. Allí acogen a más de 80 hombres, mujeres y niños de más de 25 nacionalidades diferentes. Este abogado en excedencia lleva 28 años proporcionando techo, plato y futuro a los últimos, a los ignorados. Había tenido la suerte de entrevistarle en Madrid (https://www.fundacionananta.org/web/index.php/entrevistas), pero no la ocasión de visitar el centro.
Pasé la noche del viernes en una habitación para huéspedes y a la mañana siguiente ya estábamos recorriendo la comunidad en compañía de su alma mater. Había otros amigos de la RIL (Red Ibérica de Luz) que estaban igualmente de visita. No abundaré en la descripción de las dependencias y diferentes talleres de trabajo. Sólo elogiar el esfuerzo inteligente, mancomunado y creativo que han realizado para levantar en una urbanización abandonada y convertida en basurero, ese confortable hogar para los sin techo. Al final del recorrido llegamos a la oficina. Nada de especial: mesas con ordenadores y estanterías con papeles. Si hubiera algo que destacar sería el exceso de ruido, pues las ventanas daban a la carretera que une Granada con Córdoba. Junto a las mesas se hallaba un sofá. Ignacio quitó los cojines y nos señaló su cama plegable.
Nuestro anfitrión pertenece a esa estirpe de seres excepcionales que ceden a otros la mejor parte, que se quedan con lo más sencillo y humilde. El resto de los integrantes de la comunidad está repartido en los diferentes apartamentos con sus habitaciones, su cocina, su sala de estar…, sin embargo para él se reserva el incómodo y poco privado sofá de la oficina. Antes disponía de una habitación en un apartamento, hasta que vino una madre con su hijo recién nacido y no habiendo donde alojarles, les cedió su propio espacio. Cuando supimos de ello, me dije a mí mismo que había que echar a caminar más y más letras en apoyo a este hombre generoso y su labor extraordinaria. En otros lugares del mundo he conocido gentes semejantes. Bien les podríamos denominar la “extirpe del catre”, los que y las que se olvidan por completo de sí mismos/as. Para descansar su cuerpo no piden nada, se tumban donde pueden. A la mañana son los primeros en levantarse, sin mediar además queja alguna. Perseguimos, perseguiremos siempre sus huellas. Su generosidad deja en evidencia nuestra perspectiva personalista, nuestro corazón carenciado… Ya escribí hace dos años sobre las hermanas de la Caridad de Calcuta. Allí encontré a una hermana de Talavera que también dormía en el banco del dispensario, para poder atender mejor a los bebés cuando se despertaban…
Sí, dicen hay que “cuidarse a uno mismo”, pero somos libres de escribir sobre los que practican el absoluto olvido de sí, sobre los faros de donación y entrega, sobre los que desdeñaron todo favoritismo y privilegio… Sí, dicen que hay que amarse primero a uno mismo para después amar al prójimo, pero nuestros letras han ido e irán siempre para los que viven por y para los demás, para quienes no reparan en que su cuerpo también necesita cuidado, por que se saben superiormente sostenidos… Se extiende la teoría de priorizarse a uno mismo, para después poder atender a los demás, pero nuestras reportajes seguirán narrando esa épica que nunca caduca, la azaña anónima de quienes nada piden para ellos/as y absolutamente todo, todo lo entregan…
Después vino el baño de luz, de fraternidad en el hotel de los Abades de la capital, la cita extraordinaria que habían preparado con creatividad, entrega y entusiasmo el equipo que conforman Fernando, Concha, Félix, Carmen, Patricia y Antonio. El XV Encuentro de la Red Ibérica de Luz arrancó con tuna, flamenco y un concierto sobrecogedor de Rocío Madreselva. El sábado a primera hora cogía un autobús y después otro en Madrid para cruzar la península de sur a norte. Rodaba el vehículo a gran velocidad por las interminables autopistas, pero yo seguía allí clavado en la silla del auditorio oyendo una y otra vez esa música arrancada a los cielos por la voz y la guitarra de esa cantautora de excepción.
Sólo pude estar en el comienzo de ese encuentro anual de los trabajadores de la Luz de Iberia. Al dejar un círculo de hermanos, nos asalta siempre la misma nostalgia de unidad. Un día curaremos esa añoranza de piña, de estrecho vínculo. Será seguramente cuando el planeta se desborde en genuino amor, cuando hayamos anclado en este mundo el Reino de Dios, cuando la tierra entera sea un espacio ganado por siempre para la fraternidad humana, para la fraternidad con el resto de los reinos. No viviremos ya ahogados en esa nostalgia, apegados a esos momentos de dicha pasajeros. Que el gozo de colaborar, compartir y celebrar, que ahora nos proporcionan de forma puntual esos encuentros señalados, pronto sea placer de cada día.
Mañana rumbo para Galicia (Encuentros en Vigo y La Coruña-Más info 986 431 331 y 627 310 471). Allí de nuevo corazones que vibrarán en dicha de reencuentro… Según escribimos estas letras aceleradas, llegan ya los primeros ecos del maravilloso encuentro de la RIL en el hotel los Abades. ¡Gracias de corazón Granada, gracias de corazón Andalucía! La Tarea continúa. Juntos/as podemos.
Koldo Aldai, 27 junio 2012