El cielo infinito puede esperar. Primero viajar hasta el corazón de nosotros/as mismos/as. Primero alunizar en medio de los cráteres abiertos de nuestra conciencia. Los cohetes más allá de la atmósfera no debieran apresurarse. Llegará el tiempo de los viajes interestelares, pero primero billete de «cercanías».

Nos cuentan los periódicos que la India vuela a Marte, pero centenares de millones de indios viven en la más absoluta pobreza. Llevo aún incrustada en mi retina la miseria de los slums de Calcuta y de Bombay, de cuando reunimos valor y caramelos para entrar con la nariz roja en aquellos infiernos. Encender la mecha de esas sondas supersónicas puede ser una broma de mal gusto, cuando tantos niños del país mantienen su mano extendida pidiendo una limosna.


La broma, digo el cohete en cuestión, sale a setenta y tres millones de dólares la pieza. No interpretaremos la cifra lujuriosa en clave de estómagos saciados. No la traduciremos a kilos de arroz, a litros de aceite y paquetes de azúcar y sal. No haremos el trasvase. El disparate no requiere ser adornado con tanto cero. Dicen que ha sido un éxito la primera misión de la India a Marte…, pero aún no acierto a captar qué se les ha perdido a los indios allí arriba, en aquel recóndito planeta rojo. No termino de comprender ese anclar tan lejos la mirada, mientras que tantos conciudadanos no tienen qué llevarse a la boca.

No medie la fácil literatura, pero ¿qué buscamos en los cielos, cuando en la tierra aún anida la necesidad, prolifera la miseria? Nos aguarda apasionante aventura a lo largo y ancho del universo. Dicen que cada planeta, cada sistema es diferente y por lo tanto más sugerente. Viajaremos a las estrellas, nuestro destino no puede estar lejos de ellas, pero prima arreglar la aldea planetaria, acabar con las lacras más sangrantes. Primero cuidar y sostener nuestro espacio, después los saltos inter-espaciales. Primero platos colmados, pizarras pintarrajeadas, dispensarios sembrados… en las geografía más necesitadas, después aterrizar en las más lejanas e inimaginables geografías.

Koldo Aldai, 8 noviembre 2013

* Pintura de Lucy Naldos