Jamás queda sin efecto un buen pensamiento o un buen sentimiento… Traemos esta tarde de domingo y tras un hermoso día de cielos azules como los del Tíbet, estas palabras de Aïvanhov, que tienen gran aplicación práctica. Cada uno de nosotros puede dirigir su energía con su pensamiento. Los pensamientos elevados generan energía elevada. Podemos hacer la prueba una y otra vez, y poco a poco todo nuestro pensar experimentará una revolución paulatina pero potentísima, cambiará de nivel, estara en otra esfera. Y desde esa esfera, la capacidad de servir con inteligencia aumentará. Y podremos colaborar con el Plan, poniendo lo mejor nuestro.

Cada vez que tengais ocasión de hacer algo util y bueno por los demás, hacedlo. Decios: «¡Quiero hacer el bien, ayudar a los demás, y me da lo mismo si esto no me aporta nada, ni me importa si no recibo una recompensa!» ¿Cuáles serán entonces las consecuencias? Desarrolláreis la bondad, la paciencia, la generosidad, la abnegación, y no solamente sentiréis que os expandís, sino que debido a vuestra irradiación, un día seréis apreciados y amados por todos.

Jamás queda sin efecto un buen pensamiento o un buen sentimiento, porque todo se registra y deja unas huellas. Ciertamente, no debéis esperar que todo el mundo a vuestro alrededor se de cuenta inmediatamente de lo que albergáis de bueno en vuestra cabeza y en vuestro corazón. Pero sabed que un día u otro, lo que hayáis hecho de útil y de constructivo eligiendo el buen camino, os traerá todas las bendiciones. Esta es una ley absoluta.