Entrevista al asesor de empresa mexicano

27-Oct-2007 Ha hecho su carrera al otro lado de las aguas. Es asesor de empresas y consultor de sistemas en Monterrey. Orienta a corporaciones mexicanas en calidad y rendimiento humano, pero sobre todo alienta y fortalece almas. Director fundador del Instituto Conciencia Siglo XXI, se ha especializado en la capacitación y desarrollo de habilidades personales y profesionales a través de técnicas de Programación Neurolingüística e Inteligencia Emocional.

Alonso es también director internacional de la Escuela Espiritual OROMU con sede en la misma ciudad norteña. Esta moderna escuela de crecimiento personal cuenta con una docena de delegaciones en México y otras diez en otros países, entre ellos España.

Charlamos con él sobre la nueva empresa en su reciente visita a España, donde ha impartido diferentes cursos para el “desarrollo del potencial interno” dirigido al personal sanitario de la Comunidad de Madrid.

¿Es la empresa motor de cambio social en positivo?

No lo es actualmente, al menos no, en muchos países, pero puede llegar a serlo si se despierta una conciencia social entre los empresarios. La empresa vive en una sociedad formada por empresas, su competencia, sus aliados, sus proveedores y muchas veces sus clientes son otras empresas. Ellas se acostumbran a vivir en medio de una sociedad de entes virtuales y poco a poco se pierde el sentido social humano que la motivó a formarse.

¿En qué medida la empresa contribuye a esa evolución social?

Los trabajadores son tomados por los empresarios como “recursos” humanos y eso configura en gran medida lo que piensan de ellos y cómo los tratan. Pero los trabajadores son seres humanos, no recursos, deben ser tratados como entes que aportan más que sus manos, pies y cabeza a la empresa. Ellos aportan valores, sentimientos y visiones que le dan una personalidad a la empresa. Una empresa puede dar dirección a estos elementos y formar a una pequeña colectividad social, “los trabajadores” con una identidad propia, con sentido de pertenencia, creando sinergias y motivaciones adicionales a las propias del trabajado. Esto los convierte en personas realizadas, identificadas con la empresa y comprometidas con el desarrollo del ente moral (que es la empresa) que a su vez contribuye al avance de la sociedad.

¿Cuál es el paradigma de la nueva empresa?

Observo una nueva empresa que está despertando a la realidad de que sus trabajadores son más que recursos. Ellos también tienen una idea de cómo les gustaría que su empresa fuera. Ellos conforman una misión y una visión y actúan en esa dirección. La nueva empresa trabaja mucho más en la conformación de una misión, una visión y unos valores comunes que permiten extraer de las personas que ahí colaboran lo mejor de cada una de ellas. La fuerza de un grupo de personas unidas por una visión común hace que pasen de ser un simple conjunto de personas a un equipo de trabajo.

¿Cuáles con sus aspectos diferenciadores con respecto al pasado?

Pienso que en la nueva empresa se reconoce que su fuerza radica en la medida en que su personal esta comprometido con la misión y visión para la que trabajan. Un grupo es más poderoso en la medida que la misión, la visión y sus valores son más uniformes que los de su competencia. Un trabajador siempre dará más por su empresa si se siente parte de ella, esto trae una consecuencia económica apreciable y una ventaja competitiva que puede ser decisiva en el mercado de hoy.

¿En qué medida es importante el establecimiento de relaciones de confianza entre los diferentes agentes de la empresa?

El precio de la desconfianza se paga muy caro. Basta calcular cuánto cuestan las medidas de seguridad que una empresa debe mantener para evitar que sus empleados los defrauden o abusen de su confianza. Cada nuevo trámite, cada nueva firma de autorización que uno incluya en un determinado proceso, lo vuelve más caro y va agregando costes a la economía de la empresa. En los organigramas el personal de seguridad es otro elemento que tiene que ver con el control y la desconfianza que buscan muchas veces, no tanto hacer eficientes los procesos, sino controlar los abusos de los empleados. Por otra parte en el exceso de trámites que muchas entidades gubernamentales tienen se busca principalmente evitar los abusos y no tanto hacer eficientes los procesos. Esto encarece todo y lo vuelve más lento en un mundo donde la velocidad es un agente de competitividad importante.

Todo esto hace evidente que en la medida que una empresa cree un ambiente de confianza entre su personal, puede ir construyendo un sistema de trabajo donde lo único verdaderamente importante es cumplir con la misión y caminar hacia la visión manteniendo sus valores como ejes fundamentales de este recorrido.

¿Están los agentes laborales preparados para los nuevos cambios?

He conocido algunos casos donde esto se da pero son generalmente empresas medianas cuyos directores han sido formados con una fuerte orientación hacia los valores humanos. Ellos están produciendo cambios importantes y han obtenido impresionantes logros. Sin embargo hace falta que esta formación llegue a más personas. Hay múltiples evidencias que apuntan a que la presión que reciben los ejecutivos de las grandes corporaciones los llevan a sacrificar sus vidas personales. Es preciso entonces analizar si el verdadero sentido de trabajar en una de esas empresas se está cumpliendo.

Si una empresa no es capaz de ofrecer a sus empleados un campo donde pueda realizarse como profesional y enriquecer con esto su vida personal, entonces uno debe preguntarse si esa empresa estará cumpliendo su función como tal.

¿Dónde encontramos las mayores dificultades para la implantación de la nueva empresa?

En los paradigmas vigentes. Uno crece como empresario en medio de un mundo que nos enseña la competencia despiadada y hay muchos que piensan que ser duros con el personal y con los competidores, redundará en beneficios para la empresa. Cambiar un paradigma requiere un enorme esfuerzo además de una valentía y creatividad que sólo raras veces coinciden en una persona y si esta persona debe ser empresario, pues se hace más difícil todavía.

¿La transformación de la empresa es una transformación de la conciencia o algo más?

En mi opinión todas las obras que el hombre hace son un reflejo de su conciencia, una empresa siempre refleja la forma de pensar de la persona que la creó o del pequeño grupo que la dirige. Por supuesto que la transformación de la empresa deberá ser el fruto de una nueva conciencia que deberá aparecer entre las nuevas personas que la integran o bien entre las mismas personas que la formaron, una vez que adoptan una nueva visión e integran en su misión nuevos elementos.

¿Cuáles son sus consejos para un empresario español con mente abierta para el cambio?

La nueva empresa debe nacer del nuevo empresario, entonces lo que debemos reconocer es que será sólo a través de un cambio en la forma como el empresario se concibe a sí mismo y como concibe a su empresa. Me explico: hay dos cosas que determinan la forma como una persona actúa en el mundo: su visión de sí mismo y su visión del mundo en el que actúa. Una vez que el empresario se redefina a sí mismo como un agente de cambio social y entienda que su empresa tendrá un mejor futuro en medio de un mejor mundo, buscará no sólo redefinir su empresa sino reorientar su función para lograr junto con sus empleados (que es la parte del mundo donde puede actuar directamente) influir en el cambio social.

¿Cómo combatimos el stress generado a menudo por la actividad empresarial?

El stress nace de no poder aliviar las presiones que se sienten al tratar de cumplir las expectativas que se tienen del rol que a una persona le ha tocado desempeñar. Para combatir el stress se requieren dos elementos fundamentales: por supuesto una serie de técnicas que a nivel personal le ayuden al manejo de estas tensiones y un ambiente de trabajo que promueva la labor de equipo y cree un clima laboral relajado. Siempre será más fácil relajarse en la oficina o en el campo laboral, si contamos con un equipo de personas dispuestas a ayudarnos.

¿Alguna receta concreta…?

Sí, empecemos con la empresa:

1. Practicar una sana administración del tiempo. Una empresa debe tener una cultura que promueva un buen manejo de agendas y compromisos (hay varios cursos que enseñan como hacer esto).
2. Muy amplias vías de comunicación tanto verticales como laterales, que permitan hablar sin barreras, formular autocríticas, elaborar iniciativas en todos los niveles de la organización. Siempre dentro de un ámbito de respeto.
3. Mantener dentro de la agenda de la empresa una serie de eventos sociales que permitan la convivencia del personal en otros campos además del laboral.

A nivel personal:

1. Controlar la respiración. Debemos concentrarnos en la respiración y dejar que el aire llene los pulmones completamente, hacerlo cerrando los ojos e imaginando que el aire es una especie de gas relajante que poco a poco va eliminando todas nuestra tensiones.
2. Poco a poco ir tensionando nuestros pies (o moverlos con fuerza no con velocidad), mantenerlos unos segundos así y luego con una exhalación relajarlos. Seguir con las piernas, las tensionamos, las mantenemos por unos segundos tensas y luego con una exhalación las relajamos. Repetimos lo mismo con nuestra espalda, luego nuestros brazos, el cuello y terminamos con la cara. Siempre las relajamos con una exhalación.
3. Dejamos que nuestro cuerpo disfrute de la sensación de estar relajado y nos decimos a nosotros mismos: “ahora estoy en paz y repongo energías”, luego de unos momentos, nos decimos: “ahora estoy lleno de energía” respiramos fuertemente, varias veces al tiempo que nos repetimos estos pensamientos y abrimos los ojos sintiéndonos radiantes de energía.

Este ejercicio debe repetirse varias veces al día y sobre todo cada vez que nos sintamos tensos. En casos de estrés crónico, es conveniente que la persona repita el ejercicio cada 2 horas por espacio de al menos 10 minutos. Poco a poco el cuerpo irá aprendiendo a hacerlo de manera automática.

La Redacción
Fundación Ananta