Nadie pone en duda la necesidad de comer para mantener la salud del cuerpo físico. Pero ¿quién trata de ir más lejos para ver lo que el alimento puede aportarnos en los planos sutiles?… Si durante las comidas consiguierais ser lo bastante receptivos, oiríais cómo este alimento os explica la forma en que todas las energías que contiene atravesaron el universo, qué entidades se ocuparon, día y noche, en hacer crecer la vegetación e infundirle tal o cual propiedad para ser útil a los hijos de Dios; incluso registró las huellas que le dejaron hombres y mujeres que trabajaron en los campos o que pasaron por su lado.

Leer libros no es la única manera de instruirnos. También podemos instruirnos gracias al alimento, y el saber que recibimos cuando comemos es un saber vivo porque impregna toda la sustancia de nuestro ser. Las revelaciones que nos aporta el alimento, quizás no sean sobre las que después podamos hablar, porque no se dirigen al intelecto, sino que son sensaciones que enriquecen todo nuestro ser, toda nuestra existencia.

Omraam Mikhäel Aïvanhov, 1900-86, Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta