El pasado 21 de septiembre tuvimos la alegría de estar presentes en la presentación del Centro Español de Escritores Humanistas. Fue un encuentro de pocas personas, en una tarde de viernes todavía calurosa. Al final del encuentro Rafael Cáceres leyó –más que eso: interpretó—este precioso texto suyo. Puede decirse que el texto obró en nosotros, y nos fuimos en paz y en silencio. Hoy lo compartimos en esta página de Ananta, con nuestro agradecimiento a Rafael. La pintura «Amanecer», de Dora Gil, nos acompaña.

«Si mi muerte es la causa de tu dolor, no te aflijas mas, porque debes saber que ha muerto mi cuerpo pero no mi espíritu, que sigue por siempre contigo. Aunque no puedas verme, podrás percibir mi presencia en cada instante, en cada muestra de amor, comprensión y alegría que prodigas a los demás, cuando ves en ellos a nuestros hermanos.

Desde esta dimensión de la vida, te pido que nunca abandones la confianza, ocurra lo que ocurra, y aún comprendiendo tu tristeza, no te sientas solo/a, pues los brazos del amor infinito de DIOS y del universo siempre están extendidos. El amor –ahora lo comprendo-, impregna todo, porque todo es pura vibración amorosa en el mundo.

La soledad no existe, es una simple manifestación del miedo, de la falta de sintonía con el amor del universo, y con nosotros mismos. Debes saber que los ángeles son una presencia constante, aunque invisible, y te protegen y guían canalizando amor sin límites a tu corazón, para que nada ni nadie pueda causarte perturbación o desasosiego. Nada que está en el amor de nuestro corazón, puede estar ausente, la ausencia se produce al creer que aquello que no vemos ni tocamos no existe.


Quiero que sepas que es humano y comprensible que broten lágrimas de tus ojos, en esos momentos en los que la pena te embarga, y quisieras físicamente tenerme y abrazarme, pero no te instales en la tristeza permanente, porque también yo percibo esa tristeza.

Llénate de amor, de paz, y de coraje, la vida con sus aparentes contradicciones está llena de sentido y de propósito, nada es casual, todo ocurre por algo en este camino hermoso, si vivimos conscientes y despiertos. Tendríamos en todo momento que expresar gratitud eterna por la posibilidad maravillosa de disfrutar de un regalo incalculable.

Este es el mensaje simple, sencillo y amoroso que puedo darte: simplifica tu vida, haz aquello que te gusta y tu corazón te señala, aunque esto no suponga la ausencia de dificultades, porque éstas son parte del camino que hemos elegido, aunque no seamos conscientes de ello, jamás olvides en tu corazón a aquellos que puedan necesitar de tu comprensión, tu amor y tu apoyo; la única asignatura importante de la que se nos va a examinar al final de nuestra existencia, es del amor, lo demás es accesorio. Recuerda, estoy aquí a tu lado siempre, en un lugar, en donde solo existe paz, amor y felicidad, nos encontraremos de nuevo y nos fundiremos en un abrazo amoroso y eterno, ¡se feliz, te lo ruego!«

 
RAFAEL CACERES GOMEZ / OCTUBRE 2008
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