La habilidad de la inteligencia es poner al conocimiento en su justo lugar. Sin conocimiento es imposible vivir en esta civilización tecnológica y casi mecánica, pero el conocimiento no transformará al ser humano ni a la sociedad. El conocimiento no es la excelencia de la inteligencia; la inteligencia puede y utiliza el conocimiento, por tanto, transforma al hombre y a la sociedad. La inteligencia no es el mero cultivo del intelecto y su integridad. La inteligencia surge de la comprensión de toda la consciencia del hombre, de uno mismo y no de un segmento separado de uno. El estudio y la comprensión del movimiento de nuestra propia mente y corazón dan vida a esa inteligencia. Uno es el contenido de su consciencia; conociéndose uno mismo se conoce el universo. Este conocimiento está más allá de la palabra porque la palabra no es la cosa. Liberarse de lo conocido a cada instante es la esencia de la inteligencia. Esa inteligencia opera en el universo, si permite que lo haga. Uno destruye lo sagrado por medio de su propia ignorancia. La ignorancia no se elimina por medio de los estudios que otros han hecho de usted o de ellos mismos. Usted mismo tiene que estudiar el contenido de su propia consciencia.
«La inteligencia en movimiento es el universo», Diario II, Jiddu Krishnamurti (1895-1986)