Para realizar la paz hay que tener un gran conocimiento del ser humano, de los diferentes cuerpos que lo constituyen, y de que cada uno de ellos tiene sus necesidades, sus aspiraciones a satisfacer. Cuando los instrumentos de una orquesta están perfectamente afinados y todos los músicos obedecen al director que les dirige, resulta de ellos una armonía perfecta. En el ser humano, la paz es, también, una armonía entre todos los elementos físicos, pisíquicos y espirituales que lo constituyeen, y esta armonía sólo es posible cuando estos elementos aceptan someterse a la autoridad de su naturaleza divina.

Para obtener la paz, es indispensable conocer la naturaleza y las propiedades de cada elemento: pensamientos, sentimientos, deseos, a fin de no introducir nada dentro de nosotros que pueda turbar la armonía interior; y al mismo tiempo, hay que trabajar para eliminar del organismo todo aquello que no vibre al unísono con el mundo de la luz .

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86),  “Sois dioses”, Ediciones Prosveta