… acabo de llegar del colegio y pienso en la grandísima suerte que tengo por tener este trabajo. Ayer se suspendieron las clases por la nieve, y aún quedaba alguna hoy en el patio. Al entrar en clase un pequeño de cuatro años saca de su bolsillo un montoncito de nieve y la pone en mi mesa, diciéndome “esto es para ti, guárdala”. Yo cogí unas cubetas para llenarlas de nieve y que la tocaran todos, y les dije que no saliera ninguno detrás de mi porque estaba todo muy encharcado, y allí vino este pequeño, sin hacer caso, se puso en medio del patio y con las palmas de las manos hacia el cielo dijo ”gracias nubes, por traernos esta nieve”. Yo….  llego junto a los niños y me transformo, y soy feliz y su verdad e inocencia me llenan de paz. Pasa el tiempo y cada vez me siento mejor entre ellos, la vida me ha dado el regalo de estar con lo más hermoso de este mundo.

14 marzo 2013