Por Joaquín Tamames de la Redacción

3-Febrero-2009
Hace unos años en una reunión de empresarios y periodistas a la que asistí se hablaba mucho de que estábamos en “un mundo feliz”, pues todas las economías estaban creciendo, los tipos de interés estaban bajos, los beneficios corporativos eran muy altos, y demás. A mi ese mundo feliz me contrastaba con la miseria del tercer mundo (también el tercer mundo de nuestras ciudades) y el sufrimiento de tanta gente, y una voz interna me decía que ese mundo no tenía nada de feliz.

Hay gente que ha nacido con el cinturón ya apretado y que por lo tanto no puede apretárselo más.

La crisis es real pero también hay un factor psicológico importantísimo detrás. Hay mucha gente a la que no le va tan mal y que manifiesta un pesimismo extremo, lo cual es normal cuando la concepcón de la vida está basada sólo en lo material, en lo externo, en la posición, en las luces de neón. Y es normal cuando el miedo es un factor tan poderoso y el miedo es generado por doquier, en todos los ámbitos. Hay hoy una potente industria de creación de miedo, está creciendo muy notablemente.

Tenemos que adaptarnos a unas formas de hacer nuevas (más auténticas) y a una nueva mentalidad en la que el dinero cumpla una función de riego y no de acumulación, en beneficio de todos. Es célebre la frase de Ghandi de que la tierra tiene para cubrir las necesidades de todos pero no la codicia de todos. Por eso el buen ensayo en esta web “Que Dios bendiga esta crisis”, de Jorge Carvajal. Y que también llama a no tener miedo.

Cito aquí unas frases de Ghandi que nos pueden inspirar en el cambio que cada uno de nosotros debemos también protagonizar.

“Todo lo que se come sin necesidad, se roba al estómago de los pobres.

El ayuno es para el alma lo que los ojos para el cuerpo.

El verdadero progreso social no consiste en aumentar las necesidades, sino en reducirlas voluntariamente; pero para eso hace falta ser humildes.

La pureza de los medios debe ser igual a la pureza del fin.

La verdad es totalmente interior. No hay que buscarla fuera de nosotros ni querer realizarla luchando con violencia con enemigos exteriores

Todo derecho que no lleve consigo un deber, no merece que se luche por defenderlo.

Está muy bien hablar de Dios cuando se ha desayunado bien y se espera hacer un almuerzo todavía mejor; pero es imposible calentarse al sol de la presencia divina cuando millones de hambrientos llaman a tu puerta.

Orar no es pedir; orar es la respiración del alma.

El amor y la verdad están tan unidos que es prácticamente imposible separarlos; son como las dos caras de la misma moneda.
El amor es el medio, la verdad es el fin; si utilizamos el medio, tarde o temprano llegaremos al fin, a la Verdad, a Dios.

La no-violencia es la más alta calidad del corazón. La riqueza no sirve para conseguirla, la cólera la desvía, el orgullo la devora, la gula y la lujuria la oscurecen, la justicia la vacía, toda prisa injustificada la compromete.

Soy incapaz de odiar. He aprendido esto a través de un largo aprendizaje, de por lo menos cuarenta años, basado en la oración”.

Cada vez tengo más claro que podemos vivir plenos y sin miedo a pesar de que las fábricas de miedo anden trabajando a tres turnos, a destajo. Hagamos consumo responsable y no compremos ese miedo.

Joaquín Tamames
La Redacción de Ananta