Por la Redacción
25-Enero-2009
Las crisis, el conflicto, son parte de la evolución. De las luchas, de las batallas, emergen nuevas formas, quizás más sabias. A veces son necesarias, como todos hemos vivido en primera persona en nuestras luchas internas
Hay crisis y conflictos de crecimiento, y hay también luchas gratuitas, innecesarias. La lucha evitable, la discusión estéril, la pelea permanente, son signos de nuestra civilización, y se exacerban en momentos de crisis. Peleamos por cosas pretendidamente importantes y por cosas triviales. La mayoría de las veces por las cosas triviales. Nuestra energía se pierde en estas luchas, nuestra esencia se desvitaliza en la pelea cainita y en el vociferío de los medios de comunicación, orientado a la lucha, que nosotros también avivamos.
Pero, cada vez más, tenemos opciones individuales de silencio y de paz, de acción sin agitación, de hacer desde el Ser. Descubrimos entonces que la lucha, el conflicto, tienen cada vez menos sentido, nos son cada vez más ajenos, y el “lo suave vence a lo fuerte” del TAO deja de ser una propuesta teórica y se convierte en algo práctico también al pedir el billete en la taquilla del metro.
Los humanos tenemos así esa capacidad maravillosa de elegir. Puedo elegir verdad o mentira, creación o destrucción, contemplación o agitación…, amar u odiar. Podemos elegir tantas cosas.
Subiendo a las cumbres uno siempre hace propósitos, como cuando el sol empieza a calentar en la primavera y el azul del cielo nos sorprende de nuevo con su belleza. Un propósito noble es intentar llevar paz y concordia allá donde haya lucha y zozobra. Unas veces lo conseguimos, otras no. Pero es un noble propósito.
A nivel práctico se abren hoy interesantísimas ventanas para la Humanidad. Espacios en los que sólo cabía concebir la lucha frontal, se abren ahora a un cierto diálogo, a una visión nueva. Quizás descubramos que no hay tantas diferencias, y que no hace fallta luchar sino construir juntos desde la diversidad.
Ya hemos conseguido que el Ministro de la Guerra sea el Ministro del Ejército. En la siguiente mutación esperemos que ya sea el Ministro de la Paz.
Que cada uno de nosotros contribuya a ello.