El énfasis que se ha dado en la actualidad al desarrollo del intelecto, tiene como consecuencia inducir a los humanos a que se muestren críticos, intolerantes, agresivos. Pues sí, ésta es la característica del intelecto: diseca, separa, empuja hacia el individualismo y al enfrentamiento. Por esto, a pesar de todos los progresos que han sido realizados gracias al desarrollo del intelecto, los humanos no son felices. Para ser felices deben tratar de desarrollar otro principio en sí mismos: su alma.
El alma sólo puede desarrollarse en contacto con la vida fraternal donde, al igual que las abejas se reúnen para fabricar miel, todos trabajan para cumplir la voluntad de Dios con el fin de hacer descender su Reino sobre la tierra. Cuando comprendan los estragos causados por el desarrollo del intelecto en detrimento de facultades superiores a ellos quizás los humanos se decidirán a hacer hincapié en los intercambios fraternales y entonces será cuando hallarán la felicidad.
Omraam Mikhäel Aïvanhov !1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta