Querida Marta,

Entiendo que Madhuban quiere decir «el bosque de miel». Y la estancia allí ha sido dulce y armoniosa.

Han sido cuatro días muy bellos. Todas los amaneceres nos hemos levantado a las 3,30am para el amrit vela de las 4,00. Como siempre, todo estaba amorosamente preparado, por ejemplo las velas encendidas para tomar ese primer café a las 3,40, iluminando el pasillo de Harmony House hasta llegar al patio, donde velas y estrellas nos arropaban como puntitos de luz. Bien envueltos en la manta protectora. Otro ejemplo de trabajo amoroso es el mandala de la foto, que presidió los encuentros.

Madhuban es sinónimo de paz, de armonía, de encuentro con el Divino. De que otro mundo es realmente posible. La energía allí es poderosa, limpia, renovadora.

Se nos regaló un rishti de una hora, en el History Hall. Y también se nos regaló sabiduría, amor, humanidad, cariño. DJ combinó su mirada llena de compasión con mucho buen humor. Todo ello en dosis muy entrañables, casi personales. Ayer escuchaba una de las grabaciones: se dijeron y vivieron cosas muy profundas.

Así pues uno vuelve renovado, agradecido, con intención y propósito de vivir esa otra vida, llena de luz y también de alegría, en la que el contacto con el Padre es permanente.

Un fuerte abrazo con mi agradecimiento siempre.