Los seres humanos tenemos una herencia divina.

Se nos dice que estamos “hechos a imagen y semejanza”.

Esta herencia, que es una semilla que puede crecer, está largo tiempo oculta por nuestro pensamiento, palabra y acción.

Nuestro entorno está lleno de basura y suciedad, y nuestros corazones con frecuencia están oscuros.

El ser humano tiene dos opciones: reclamar la herencia divina o sumirse más y más en el estercolero.

Un nuevo ascetismo hace falta, nos insisten una y otra vez todas las enseñanzas. Y este ascetismo empieza por recuperar la dignidad perdida.

Hay poco tiempo, la vida es muy breve, incluso las vidas largas.

Ir al encuentro de la herencia, eliminar la basura: una tarea pendiente, personal, intransferible.

Foto: Bianca, en la residencia de Anand Bhavan, 30 noviembre 2008, Howrah, India