Entrevista a María del Mar Bonet

21-Noviembre-2008
En la ciudad de la santa, canta a su místico isleño, Ramón Llull. Canta poemas de su libro “Amic Amat” (“Amigo, Amado”) considerado uno de sus escritos espirituales más inspirados. Antes de su recital para los asistentes al “Congreso de mística”, hablamos de su místico preferido, de cómo el errante mujeriego tropezó con Dios, con el Amor verdadero… Acorralada entre murallas, esta isleña universal, esta artista de mares sin fronteras, nos habla también del Mediterráneo, de culturas, de espiritualidades por fin abiertas, por fin reconciliadas…

¿Invita el amor a la propia tierra a amar al conjunto de la creación?
Mallorca ha sido influenciada por otras culturas mediterráneas desde sus orígenes. Todas las culturas del Mediterráneo han pasado por la isla, han dejado su huella. Parto de la música popular mallorquí, para a partir de ahí pasearme un poco por todo el Mediterráneo. Busco a Mallorca en Italia, en Turquía… Buscar Mallorca significa conocer más la isla y por lo tanto a mí misma. Es un itinerario tanto exterior, como interior.

¿Cómo fue el itinerario de María del Mar Bonet hasta esa Fuente, hasta esa visión más mística de la vida?
Te bautizan y eres cristiana, pero en realidad venimos de una religión, de una rama que está estrechamente relacionada con otras dos, la judía y la musulmana. Las tres religiones constituyen las ramas de un tronco que se ha ido fortaleciendo.

¿Invita la creación a amar a su Fuente?
Soy un constante aprendizaje. Me gusta ir a la fuente espiritual, aunque yo no sea una persona muy religiosa. Deseo saber de todas las religiones, para así hallar mi propio camino. No me gustan las puertas cerradas. Disfruto conociendo todo nuestro mundo más cristiano en el que yo me he creado, pero al tiempo acercándome a las otras religiones mediterráneas que son hermanas e hijas de un mismo tronco . Hoy en día hay un vínculo más cotidiano entre estas culturas.

¿Su camino interior es paseo por el Mediterráneo?
Un Mediterráneo convulso nos debe animar a comprender, no tanto a separar. Comprender el Mediterráneo es comprender las religiones que forman parte de él desde los tiempos más antiguos: las Diosas antiguas de la Naturaleza que todavía duermen en Malta, el mundo griego tan humano, tan cotidiano, el mundo romano y el cristiano, la inmensa convulsión que vivieron sus culturas con la llegada de Jesús y su mensaje…

¿Las religiones siguen teniendo su sentido?
Las religiones me gustan y desagradan por igual. No comprendo que las religiones se cierren y respalden algún tipo de confrontación. Creo que hay que intentar comprender a las religiones desde su base. Hay que analizarlas en las enfermedades que han podido sufrir para llegar al punto de apoyar formas de incomprensión e incluso de violencia. El ser religioso conlleva ser comprensivo y amoroso, no cerrado.

“Amic, Amat” canta a Dios y al amor, ¿pero representa también una ofrenda al diálogo entre las religiones?
La poesía de Llull está influenciada por los sufíes. Por eso escogí Damasco para grabar. Siempre he visto a Ramón Llull sentado y hablando. El mundo lo que necesita es eso diálogo. No necesita nada más. El mundo está demasiado lleno de gestos violentos.

El diálogo es esencial. Tirar una bomba para convencer a otro me parece absurdo. Hay que sentarse y hablar. Si no se ponen de acuerdo entre las partes, habrá que buscar otros intermediarios. Es preciso intentar el diálogo eternamente. Necesitamos diálogo eterno, más que guerra eterna que no lleva a ninguna parte.

¿Qué le ha dado Llull y su poesía?
El camino que nos enseña Llull a través de sus poemas es el del amor absoluto por el otro. Llull es un ejemplo a la hora de aprender del prójimo. El iba a dialogar y su poesía refleja todo ese aprendizaje. El veía a los demás como seres divinos con capacidad de enriquecerle. “Abre la puerta a quien llega, pues a lo mejor es Dios”, decía la religión antigua de Grecia.

¿Hay un antes y un después de Ramón Llull en su búsqueda personal?
Así es. Conocer a Ramón Llull fue un antes y un después en mi itinerario de búsqueda. Es un personaje muy curioso, muy especial. Descubrí a Ramón Llull a través de Jacinto Verdaguer. Me sorprendió su conversión. Llull antes de su conversión era un hombre muy mujeriego.

Se cuenta la historia de que, montado en su caballo, persiguió a una mujer hasta la iglesia de Santa Eulalia de Palma. Entonces ella, allí dentro acorralada, se desnuda el pecho y le espeta: “¡Qué vienes a buscar aquí, si tengo un cáncer!” Desde ese momento Ramón Llull se afana en buscar algún remedio para la mujer enferma. Estudia medicina y emprende otro camino de vida. Abraza la meditación y el camino de la perfección. A mí esta leyenda me encanta, pues yo vivía al lado de Santa Eulalia. Me imaginaba a Ramón Llull entrando con su caballo por la gran puerta de esa céntrica iglesia…

¿Cómo llegó a Ramón Llull?
Me pidieron que cantara temas de Verdaguer, el “Cántico de los cánticos” y la adaptación de “Amic, amat” de Ramón Llull. Verdaguer adaptó estas perlas a un catalán más actual para darlo a la gente. Verdaguer en el prólogo de esa obra habla de la mística, de los místicos españoles y de la influencia de la filosofía árabe en Ramón Llull. Me impresionó ese ensayo. Ese prólogo es tan hermoso como lo que adapta después. Nunca había leído esos versos, tal como me los presentaban.

¿Tras el poeta, le llamaba el hombre y su testimonio?
Me interesé por Ramón Llull, por su vida. Intenté comprenderle de otra forma. Era un hombre que iba hasta el final. Fue incluso a hablar con el Papa. Viajó varias veces al Norte de África con todo lo que ello comportaba de peligro. Eran varios días de travesía.

Entre todo lo que escribió el libro de amor “Amic, amat” es para mí el “sumum”. Me asombró su empeño de aprender el árabe para poder dialogar con los musulmanes. Me encantó cantarlo.

También se ha acercado a otras religiones orientales… ¿Del budismo qué es lo que le ha seducido?
La cercanía al ser humano. Eso me parece extraordinario. Me parece un modo de vida cercano al ser humano. Cuida al ser humano. Es una filosofía para que nos sintamos bien viviendo, con nosotros mismos, para que no nos sintamos culpables, ni con obsesiones enfermizas.

¿Qué sintió en compañía del Dalai Lama en su última visita a Barcelona?
Me pareció un ser muy especial, extraordinario diría; un hombre que reflexiona con hondura sobre el ser humano. Trata constantemente de comprender y de dar. Es un hombre que da muchísimo. Su sola presencia es reconfortante. Le canté el “Canto de la Sibila” y me dijo que le había gustado mucho. Le dije que era un canto sobre el “Juicio final” y se puso a reír.

Me gusta la gente que desprende felicidad, que disfruta con lo que hace, que busca su perfección. Para mí es algo muy preciado, muy buscado.

¿Avanzamos hacia un mundo más espiritual?
Vivimos en un mundo convulso con diferencias sociales enormes. Los logros materiales no nos han proporcionado más felicidad. En general el mundo arrastra mucha pena, mucha tristeza. No es feliz. Los movimientos políticos no han traído esa felicidad. La espiritualidad, probablemente, sí nos puede ayudar a reencontrar esa felicidad.

¿Su canto anuncia ese mundo?
Mi canto pretende llevar un poco de paz a los que escuchan. ¡Ojalá lo logre! Deseo que la gente se pueda reconocer en Ramón Llull, en esa poesía exquisita y sublime de amor a los demás. Es una poesía a la vez muy cercana, muy humana que nos hace reflexionar. Eso es lo que hace extraordinaria esa poesía.

Koldo Aldai
Fundación Ananta
www.fundacionananta.org
4 de Noviembre de 2008