Nadie pregunte quién robó la primavera, quién la escondió con todos sus pétalos tempranos a su espalda furtiva. En los confines de algún bosque encantado encontraremos aún leña seca, flores recién despertadas… Al final de algún hayedo aún agazapados, tiritando, pero siempre vivos, nuestros sueños de luz desbordada…
El blanco lo inunda todo fuera del tiempo. ¿En qué lejano cajón aquella gastada bufanda de enero? Calcetines y jerseys de gruesa lana, botas gordas… para un tiempo gordo, para un mercurio desmemoriado. Avanzan los pasos desconcertados entre una nieve aún más despistada… ¿Qué habremos hecho nosotros/as también tan fuera del tiempo, fuera del orden y los ciclos, de los prados siempre perfumados…, fuera del Plan Divino para esta Tierra bendita?
¿Qué habremos hecho para sepultar los colores de las laderas, para enterrar bajo ese ancho manto la primavera que quería y no podía, que pujaba y no explotaba…? ¡Feliz Navidad!…, perdón…, ¡Feliz Primavera, aunque tengamos que hallarla con todos nuestros olfatos sumados; desenterrarla con todas nuestras uñas y manos, con todas, todas nuestras fuerzas por fin unidas!
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